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OPINIÓN - JUEVES, 11 DE MARZO DE 2010

 
OPINIÓN / COLABORACION

Invisibles

Por José Sogorb


Invisibles’ es un programa de la tercera cadena televisiva nacional que a algunas personas les parecerá un morboso ‘reality show’ y quizá tenga algo de ello, pero solo un poco. En porcentaje, posee menos carga sensacionalista -la mínima diría yo- que la de otros muchos programas televisivos. Resulta muy acertada la idea o ‘leit motiv’ de este programa. Era algo que no se había realizado nunca en televisión, al menos de esa manera tan completa, profunda, íntima, íntegra, real y cruda. Es valiente y humanitario a la vez ofrecer al público cual es y cómo es la pobreza más extrema y llevar a los hogares de la mayoría de españoles la cruda situación de los ‘sin techo’ a través de la novedosa y dura experiencia desde dentro y en sus propias carnes de un grupo de personajes famosos que cambian su habitual ‘modus vivendi’ transformándose en otros ‘sin techo’ y conviviendo en la calle con estas ‘víctimas de la sociedad’.

Sí, valiente apuesta de la cadena televisiva en cuestión. Contemplar a la laureada olímpica Blanca Fernández Ochoa llorando de rabia, impotencia, dolor, incomprensión, injusticia o solidaridad con la conmovedora historia de su compañera en la calle o descubrir que el aristocrático empresario y deportista Álvaro de Marichalar no pudo resistir tanto dolor, tanta penuria y miseria, abandonando el reto de seguir y acabar su ‘actuación’ como personaje ‘sin techo’; no es nada agradable sabiendo cómo son y viven cotidianamente estos famosos: lujos, comodidades, confort, dinero...etcétera. Es duro vivir lo que ellos. Vivir por unos días todo lo contrario de lo habitual y más cuando ésto es precisamente negativo: pobreza, mendicidad, falta de higiene o hambre.

Comprobar como la bellísima ex miss, modelo, actriz y presentadora televisiva Sofía Mazagatos lloraba mientras era echada por otros desconfiados y hostiles ‘sin techo’ de los acostumbrados lugares de mendicidad y descanso nocturno como bancos de parques y cajeros de bancos, nos removió las entrañas. Descubrir que el afamado cocinero Yeyo y el popular periodista del ‘corazón’ Miguel trapicheaban malvendiendo pañuelos para poder llevarse algo a la boca y que todos ellos como grupo entero dormían con cartones o a la intemperie en bancos de parques en los lugares más increíbles y que por 15 céntimos adquiridos mendigando se duchaban o que no siempre se nutrían en los comedores sociales; nos resulta muy fuerte de digerir y asimilar. Nos hace preguntarnos cómo estos famosos millonarios, adinerados o cuanto menos confortables y acomodados han sido capaces de realizar y vivir esta cruda experiencia: experimentar pobreza, hambre, necesidad, indigencia, mal trato e insolidaridad sociales y al tiempo ‘familiarizarse’ tanto con los verdaderos ‘sin techo’ que aparecen en el programa hasta el punto de hacerse amigos o casi ‘hermanos’. No sé si para soportar todo ello les han ofrecido algo a cambio, les han pagado o prometido regalos. No me consta, aunque si es así, se comprendería -no lo criticaría, sería lógico- aguantar la experiencia a pesar del sincero abandono de Marichalar. Sin embargo, ellos dicen que se presentaron voluntarios y altruistamente.

Hay asuntos que desconocemos y en los que no puedo entrar a valorar, criticar o debatir. Habrá quienes todo esto le parezca un montaje, no lo sé. Pero la expresión de Blanca Fernández Ochoa llorosa, comprensiva, compasiva hacia su compañera como una Virgen de Murillo me hace creer hay verdad en el asunto, que ella es sincera y no falsea ni miente. Como el abandono de Marichalar, serio y circunspecto o el rictus sobrio del periodista Miguel cuando su compañero le cuenta su cruda historia. Creo que hay mucha verdad y realidad en el programa a pesar de las mínimas pinceladas sensacionalistas propias de saberse grabados por un cámara. Lo verdaderamente importante son las problemáticas situaciones e historiales de los auténticos protagonistas ‘sin techo’ que aparecen en el programa como compañeros de esos famosos cuyas vidas nos ablandan el corazón y encogen el alma, porque no todos son culpables de verse en la calle sin nada. No todos son viciosos drogadictos o alcohólicos. Muchos fueron gentes normales, con trabajo, economía, casa y familia...y lo perdieron todo por crisis económicas o por depredación y opulencia destructiva bancario-financiera, por hipocresía social. Son pues, víctimas de la sociedad del bienestar, del sistema neoliberal capitalista que los engullió o de los fallos que este produce.

Pero la experiencia se me asemeja insuficiente o ‘coja’. Peca de equilibrada o parcial porque sólo ofrece una realidad: el paso de la riqueza a la pobreza, vivir o sufrir lo contrario, en este caso el lado pobre. Para que sea completa e integradora, instructiva y didáctica, la experiencia debería mostrar la oportunidad a la inversa: ser y vivir por unos días ‘Visibles’. Pasar de la pobreza a la riqueza, bienvivir y disfrutar los ‘sin techo’ el lado bueno: lujo, fama, confort, comodidad, bienestar, dinero, opulencia, etcétera. Dénles, señores del programa en cuestión, esa oprtunidad al revés, a los pobres, sin compasiones y sin manipulaciones o sin aprovecharse de sus penas. Se lo merecen. ¿Para cuando el programa ‘Visibles’? Sería muy interesante y atractivo. Lo espero impaciente. ¿Usted no?

No, no me gustaría ahora ser un ‘sin techo’ ni verme en la calle en plena crisis mendigando y durmiendo entre cartones, ni siquiera en una ficción como estos famosos televisivos. Aunque a este paso, no lo sé. La crisis nos hace rozar el límite de la pobreza extrema. Algunos días no hay para comer y la nevera está vacía o nos tiene alguien que dejar un euro para pan, sea vecino o familiar. Esto nunca habia ocurrido. Ahora sucede a menudo. A este paso, como los políticos no actuén, acabaremos en la cola de Cáritas y alimentándonos en comedores sociales como los personajes del programa televisivo ‘Invisibles’. ¿A usted le gustaría? ¿Le agradaría ser y convertirse como ellos en un ‘invisible’ para la sociedad? Supongo que jamás. A mi no.
 

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