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Carlos Echeverría Jesús es profesor de la Facultad de
Ciencias Políticas y Sociología de la UNED de Ceuta, en la
que imparte las asignaturas de Relaciones Internacionales,
Historia de las Relaciones Internacionales y Organización
Política y Administrativa Internacional. El pasado jueves
fue uno de los ponentes que cerraron las ‘VIII Jornadas de
Geopolítica y Geoestrategia’ que UNED y COMGE organizan con
su seminario ‘La seguridad y la defensa en las relaciones
euro-magrebíes hoy’. Echeverría ha diseccionado las
especiales relaciones que se establecen entre los países del
Mediterráneo occidental y especialmente entre España y
Marruecos sin olvidar la franja oriental, “con conflictos
más duros”.
Pregunta.- ¿Qué tipos de relaciones se pueden establecer
entre naciones para buscar soluciones comunes a los
problemas?
Respuesta.- Estas relaciones las podemos encuadrar en dos
marcos: el bilateral, que se da entre dos países, y el
multilateral, entre varios de ellos.
P.- ¿Cual es el modo que más se sigue dando entre países?
R.- A pesar de que el multilateralismo ha ganado mucho
terreno en los últimos años, el bilateralismo es el que
impera: ahí están las relaciones de España con Marruecos o
las que existen entre Italia y Libia.
P.- ¿Siguen resultando difíciles hoy las relaciones
bilaterales entre España y Marruecos?
R.- Siguen siendo difíciles y, además, existen asuntos
especialmente complicados que a ambas les atañen por igual
como son la inmigración, las drogas o el terrorismo. Sin
embargo, hay que ser optimista en este sentido y se han
hecho muchísimos avances.
P.- ¿Cuándo comienza a tomar poder el marco multilateral?
R.- Lo hace a finales de la década de los ochenta cuando se
producen las aproximaciones entre los estados del
Mediterráneo occidental que dan lugar al llamado ‘5 + 5’,
una iniciativa por la que comenzan a colaborar de una manera
activa y en un marco común Marruecos, Argelia, Túnez, Libia
y Mauritania, todos pertenecientes al Magreb, con España,
Portugal, Francia, Italia y Malta. El llamado ‘Proceso de
Barcelona’ en 1995 sentó posteriormente la asociación entre
la Unión Europea y los países del ámbito del Mediterráneo.
P.- Marruecos es el país del Magreb más cercano a España
y por lo tanto a Ceuta en todos los aspectos. ¿Qué papel
está jugando en estas asociaciones entre culturas distintas
del Mediterráneo?
R.- Marruecos, al igual que países como Turquía, se
encuentra en estos momentos luchando por encontrar una nueva
identidad especial en lo que es Europa debido a esa cercanía
que nos une en tantos aspectos.
P.- ¿Y va camino de conseguirla?
R.- Previsiblemente, no. Marruecos, a pesar de que
geográfica e históricamente ha tenido y tiene relaciones
notables con Europa, no pertenece a ella. Sin embargo, sí
que, debido a estas relaciones, este país busca un trato
especial en su continente vecino, y ya ha hecho muchos
avances en este campo.
P.- ¿Cuál es el último o el más significativo de estos
avances?
R.- La Cumbre que la Unión Europea ha celebrado con
Marruecos recientemente en Granada ha sido la primera de la
UE con un país tercero tras la aprobación del Tratado de
Lisboa y la primera realizada con un Estado árabe. Marruecos
tiene una clara situación de preferencia en Europa.
P.- ¿Es esto positivo para el conjunto del Magreb?
R.- El acercamiento es positivo tanto para Europa como para
Marruecos, pero, sin embargo, es un elemento desintegrador
del Magreb, que debe estar más unido, especialmente cuando
no han sido buenas las relaciones entre nuestro país vecino
y Argelia.
P.- ¿Qué balance realizaría de las últimas colaboraciones
multilaterales dentro del marco del Mediterráneo occidental?
R.- Son muy positivas en todos los aspectos y proporcionan a
los países colaboradores muchas herramientas para el trabajo
común. Sin embargo, nunca hay que olvidar la franja oriental
del Mediterráneo: Siria, Líbano, Irán, Turquía, Israel,
Palestina... Los conflictos entre los países de esta zona
son muy duros y mucho más complicados, y habitualmente
pueden terminar envenenando las relaciones entre los países
de la zona occidental.
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entrevista /
carlos echeverría
