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OPINIÓN - SÁBADO, 13 DE MARZO DE 2010

 
OPINIÓN / COLABORACION

Con tu Manto y tu Corona

Por Arturo Fuentes Cabrera


Entre la pena más profunda y la absoluta crispación, hoy, desgraciadamente, me veo obligado a sentarme a escribir estas líneas sobre una eterna polémica que yo creía que formaba parte de la historia, una historia un tanto gris de nuestra ciudad y sus Hermandades y Cofradías.

Ayer, cuarto viernes de cuaresma, todos los ceutíes nos levantamos con la gran sorpresa de que, por una decisión de la Junta de Gobierno de Santa María de África, la imagen de nuestra Excelsa Patrona permanecería sin vestir hasta pasada la Semana Santa, según aseguró dicha Junta a un medio local. Cuál fue mi sorpresa cuando, tras leer esta información, me acerqué al Santuario de nuestra Virgen y corroboré dicha noticia, quedando en ese momento sumido en la más profunda de las tristezas. Tristeza por una parte y crispación, como ya he comentado antes, por la otra.

Desgraciadamente, para mí y muchos ceutíes, ayer el tiempo voló hacia atrás unos veinte años. De nuevo, la imagen que trajeran los portugueses a Ceuta, volvía a vestir sin manto y sin corona. Yo, pequeño, aún recuerdo los llantos de muchos ceutíes cuando, allá por principio de los noventa, tras la restauración llevada a cabo en la imagen de la Virgen, ésta quedaba sin poder vestir ni salir a la calle. Fueron muchos años de agonía, de tristeza, de desolación y de un profundo vacío por las calles de la ciudad cada cinco de agosto cuando, mi Patrona, no podía salir a la calle. Y lo hacía por dos razones; una por la recomendación equivocada y desamparada de soluciones que condenó a la imagen a no procesionar y, en segundo lugar, por la posición de la Iglesia y Dirección Espiritual de la Hermandad por aquel entonces que se empeñaron en que la imagen no se vistiera y no pudiera sentir el calor de su gente en la calle cada cinco agosteño. Actitud que daba una de cal y otra de arena a nuestras Hermandades y sin terminar de comprender que en la verdadera Iglesia, todos tenemos nuestro sitio y camino. Caminos que, al fin y al cabo, terminan todos yendo a Dios y son necesarios para nuestras comunidades y parroquias.

Tras muchos años de desamparo continuado y de miradas al cielo, de rezos sin su imagen en la calle y de anhelos de volver a verla donde siempre y como siempre, un grupo de soñadores se lanzaron a la aventura de que, la Virgen de África volviera a su historia, a lo que siempre ha sido: la Virgen de mi pueblo, por las calles de su Ceuta, la del manto y la corona; es decir, la Virgen de nuestras vidas y la que simboliza nuestra fe, nuestras almas y que es morada eterna de nuestras súplicas. Fueron años de vacío, de mirarla y no terminar de verla y de una profunda tristeza. Recuerdo pegadas de carteles reclamando que nuestra Virgen vistiera con su manto y su corona y que, por supuesto, volviera a la calle un año más. Trabajo y más trabajo que, años después, se vio recompensado con la labor incansable de aquellos soñadores y de don Salvador Sánchez de la Campa. Por fin, aquel verano de 1.996, la Virgen volvía a vestir sus merecidos atributos y a salir en procesión por las calles de su bendita Ceuta, que no la dejaba ni siquiera avanzar entre la multitud.

Por todo esto, por tantos sueños frustrados y recompensados, por tantos anhelos y por tanto trabajo, ayer volvía una densa crispación a nuestras mentes que nos transportaba a aquellos años fatídicos de desconsuelo y tribulación. Un paso atrás de una Junta de Gobierno a la que, desde estas líneas, reclamo la responsabilidad de que la Virgen haya vuelto a no vestir sus atributos, esos que derramaron tantas lágrimas y que tanto trabajo costó volver a ponérselo. Es injusto que, ahora, por simple capricho y, seguramente, por malos consejos o recomendaciones, nuestra Patrona vuelva a lucir sin sus símbolos más característicos.

Indignación, esta mía, que ayer compartí con aquel grupo de soñadores, con muchas personas que se preguntaban el porqué de que la Virgen estuviera así y con el vestidor de la imagen que, al verse impedido, había delegado su trabajo en el antiguo vestidor de la misma.

Y lo peor de todo es que, la imagen de mi Virgen, va a estar así hasta después de la Semana Santa, como si de una ostentación manifiesta se tratara el que la Virgen vistiera con su Manto y su Corona. Como si ahora, por ser cuaresma, no deberíamos vestir nuestras mejores galas en estos importantes días, como si no pudiéramos portar nuestros mejores trajes o los sacerdotes no pudieran vestir sus casullas y alzacuellos más inmaculados. Espero que, tras la polémica suscitada y el malestar de muchos cofrades, la Junta de Gobierno haya sabido recapacitar y, hoy sábado, la imagen ya permanezca con su Manto y su Corona, inundando de belleza y alegría el Santuario que lleva su Bendito Nombre.

La historia, viene de lejos, y la de Ceuta y nuestras Hermandades es muy rica. Y la historia de Ceuta siempre se ha visto ligada a la Virgen de África, la Pastora de nuestras almas, la que gobierna nuestras vidas, la del MANTO Y LA CORONA.

*Caballero Costalero de Santa María de África
 

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