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OPINIÓN - DOMINGO, 14 DE MARZO DE 2010

 
OPINIÓN / COLABORACIÓN

La Globalización

Por Ramón Cutillas García


Para unos representa volver a los orígenes con los que se desenvolvió el mundo hasta la caída de Roma: El Estado único. Para otros, la conversión Universal del Estado. Que todos quedemos cubiertos por un único paraguas, que todos recibamos los mismos beneficios. Para otros entre los que me encuentro la manera de hacer desaparecer el comunismo, convirtiendo a su clase dirigente en arrogantes capitalistas esclavistas o en destacados mafiosos. Estas tres opiniones sobre la globalización aunque en apariencia, solo en apariencia, se pudiera interpretar que contienen los mismos ingredientes, por sus consecuencias y la filosofía o normativas con los que se rijan, no tan sólo la van hacer diferentes, sino que bien pudieran representar la opuesta de lo que nos dicen pretenden y llevarse a la economía universal en manos de una muy selecta minoría, con lo que acabaríamos recuperando la “ARICTOCRACIA”.

La economía universal se nos vende como la panacea para la consecución del equilibrio y la armonía convivencial, cuando en realidad lo único que nos trae es desajustes y con ello desequilibrios, desesperanza y mucho miedo a lo que ha de venir.

Los primeros pasos de la Globalización en nuestro entorno, ha sido dejar una gran masa de nuestro tejido social en manos del capitalismo más salvaje al refugiarse éste, para sacar el máximo beneficio, producto o rentabilidad, en el oriente más extremo. Donde la mano de obra por tradición milenaria, siempre estuvo sobreexplotada. Este refugio de nuestro capital productivo, lo ha sido en detrimento de la perdida de EMPLEO productivo en la economía occidental. Observen, aquí y ahora, la situación actual de centros productivos como los de Elche, Ibis, Baracaldo y muchos otros, que han hecho casi extinguirse producciones como el calzado, la confección, la camisería, la piel, el curtido, ferretería, y que en menos de seis años harán desaparecer más de la mitad de industrias existentes y con las nuevas que se creen no llegaran a ser el 50% de las actuales.

Globalización que comenzó con nuestra incorporación al MCE, me llevó a protagonizar la anécdota de tener que defender en TVC la incorporación de España en el mismo, cuando era el único, de los escasos que formábamos el Movimiento de Acción Social por Ceuta, que estaba en contra de la incorporación de nuestra nación en CEE, por las perdidas de Empleo que conllevaba nuestra insustancial negociación .

Situación, la que me crearon, y que no supe bandear, por el compromiso que había asumido con la TV de Manolo Bolorino, de que el M.A.S. estaría representado en dicho debate, y que ante la incapacidad de mentir, no me quedo más remedio que “balbucear” y quedar como un “insustancial” en la materia objeto de debate, nuestra inclusión en el MCE. Personalmente estimaba que la única aportación de éste en materia monetaria, iba a ser para la creación de infraestructuras, cuyos beneficios lo iban a obtener los poderes fácticos, en detrimento de nuestro bienestar. Opinión que no mantenían la mayoría, de los escasos que militábamos en aquel momento en el M.A.S., y que habían votado por la incorporación al MCE, con el único voto en contra que fue el mio, por lo que mi incorporación al debate era un total contrasentido, ya que tenia que asumir la defensa sobre algo que estaba totalmente en contra. Posicionamiento que desgraciadamente la realidad, en cuanto a la perdida de empleo de la industria de consumo en nuestro país, me ha dado la razón.

En función de lo expuesto, me siento identificado con aquellos que les asusta hacia donde nos lleva el Imperio Comercial Único, por estar convencido que los únicos que se pueden beneficiar de esta Globalización de mercados, es el capitalismo más acérrimo en detrimento del bienestar social, ya que la propia masa social que se refugia en los nuevos centros de producción no se beneficia del trabajo que genera, al no percibir ni el 9 % del valor venta a intermediarios del producto por el o ella producido.

A su vez , el traslado de los centros de producción, obligan a nuestras fuerzas del trabajo a refugiarse en la economía sumergida, quedando al arbitrio de los empresarios desaprensivos, que haberlos “hailos”, máxime, si no se les controla y doblega, y con ello se les impiden que se aprovechen de una situación donde se le va a pagar a la fuerza del trabajo la mitad de lo que debieran, ya que en los nuevos centros de producción Tailandia, China, Pakistán, la India, etc. habiéndole incrementado el 100% de lo que cobraban la masa laboral o fuerza del trabajo nacional. Este pecúnio no representa ni el 30 % del salario mínimo español, por lo que la recuperación de los centros productivos es prácticamente inviable , ya que la mercadería importada de los centros productivos orientales tienen un 70% menos del valor, que igual mercadería realizada en España.

Por lo expuesto, no podemos criticar que los empresarios hayan cerrado sus centros de producción en España y lo hayan trasladados a estos nuevos centros productivos, ya que en origen con tan solo mantener una muy pequeña logística comercial les basta y sobra para la distribución del producto. Producto que el empresario puede perfectamente perfeccionar en origen con el traslado de no más de tres expertos en la materia a producir, con amplios conocimientos sobre los materiales del producto, los sistemas de producción y los patrones o diseño para su desarrollo va a conseguir un producto muy por encima del que pudiera conseguir en España.

La infraestructura expuesta, no le va a costar a una pequeña franquicia con cuarenta puntos de venta más del 2 % sobre el costo de la mercadería a producir . A la vez que puede representar para los “Laborales” que lo ejerzan un aumento salarial neto del 427 % . Lo que le permitirá que sus familias que habiten en Madrid, Crevillente, Elda, Tarrasa o Zaragoza se queden con el 76,58% del salario que percibe, mientras que él, sigue percibiendo el 100% neto de lo percibido en España, que es el país que ejemplarizo como productor, cuyo empresario le envía a organizar el nuevo centro de producción.

En este país, que lo ejemplarizo en Tailandia, el laboral , quedándose con el sueldo que recibía en España, tiene un poder adquisitivo del 1.538% del salario mínimo del país en el que se instala su nuevo centro de producción, lo que le hace ser un laboral, con un poder adquisitivo altísimo, en relación al salario mínimo de Tailandia, ya que la diferencia entre ambos, es equiparable a la existente en España, con relación a un salario de 600€ mensuales al salario mensual de 9.828 €, o sea, que nos encontraríamos ante un laboral que puede permitirse el lujo adquirir la propiedad de una vivienda unifamiliar de cuatro dormitorios a pagar en 10 años con el desembolso del 28% de sus ingresos mensuales quedándole para sus gastos diarios 232, 64 €, es decir, que acabamos de construir un cochino capitalista esclavista en detrimento de sus compañeros españoles abocados al paro por carecer del empleo, al verse el empresario obligado por la política seguida por nuestros “descerebrados” dirigentes a cerrar sus empresas en España para aperturarlas, el que puede y sabe, en ultramar.

Esta es la realidad que nos puede traer la globalización, que los laborales del mundo converjamos en un salario intermedio de lo que ahora disfrutamos subiendo un 200% el salario medio de los países subdesarrollados mientras descendemos el nuestro al 50% y retrocedemos en el bienestar alcanzado y nos hundimos en la penuria pudiendo ser esta la obtusa realidad para que se pueda canalizar la convergencia en el planeta tierra.

Nos encontramos ante un proceso planetario, político, social, económico y cultural con una interrelación y convergencia que todavía no podemos definir, es algo que se puede apreciar o estimar, pero que hasta la presente nadie nos lo ha definido, ni mucho menos concretado, y ni muchísimo menos esbozado hacia donde nos va ha conducir .

Lo que sí podemos vislumbrar, que en el apaño de las interdependencias que se observan, existe una clase adicta al poder, que se está beneficiando, mientras otra clase, la de siempre, se está perjudicando con los arreglos, no muy ordenados, que se están haciendo. Siendo esta una de las causas fundamentales que inciden de manera muy directa en la crisis que estamos padeciendo:

Los empleos en Occidente se están perdiendo en beneficio de la fuerza de trabajo Oriental. Fuerza de Trabajo que a la vez están haciendo aún más ricos a los que se avienen a sustituir sus centros de producción occidentales por los orientales o a los que en realidad financian las manufacturas y crean las franquicias sin mancharse para nada en la elaboración del producto.
 

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