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sociedad - DOMINGO, 21 DE MARZO DE 2010


Carmen Kimatrai Salvador. fidel raso.

SALUD/ DÍA MUNDIAL DEL SÍNDROME DE DOWN
 

Integrar las diferencias

Carmen Kimatrai, una joven Down de
dieciséis años, se ha convertido en
un ejemplo de superación y aguarda
con inquietud el momento de
comenzar sus estudios de informática
 

CEUTA
José García

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Un lugar junto a los demás. Es la principal reclamación de las personas con síndrome de Down y sus familiares, que celebran hoy el día mundial de esta discapacidad. La historia de este retraso cognitivo se escribe hoy con nombre propio en Ceuta. El de Carmen Kimatrai Salvador, un ejemplo de superación de la adversidad que conmueve a todo el que la escucha.

Esta joven de dieciséis años, hija de Carmen Salvador y Antonio Kimatrai, cursa cuarto de ESO en el Colegio de las Adoratrices, pues ha tenido la suerte de recibir una educación integrada desde los tres años. “Me siento bien en el cole. He tenido algunas peleillas con niños que a veces no me han tratado como debieran, pero me siento bien”, apunta Carmen Kimatrai.

“Como madre y como padre sólo podemos decir que nuestra hija es una maravilla. Estoy especialmente agradecida a Lola Catarecha, que fue directora de Primaria en Las Adoratrices, e hizo mucho por ella”, explica la también maestra.

Carmen Kimatrai está llena de proyectos para el futuro. “Cuando termine el colegio me gustaría hacer informática. Soy buena con el ordenador”, se jacta la joven Down.

Al teclado es todo un as. Se baja música, baila, habla por el Messenger con su hermana, bióloga afincada en Alemania, y se pierde en los nuevos autopistas de la información. “Cuando termine de hacer informática quiero trabajar en el Ayuntamiento, porque en el de Valencia he visto que se emplea a muchas personas como yo”, explica con desparpajo.

Su madre se expresa con más cautela. “Cuando termine cuarto de ESO no la voy a mandar al instituto, porque podría sufrir al notar la diferencia de nivel con sus compañeros. Prefiero que haga un PCI”, apunta.

La relación con su familia y, en especial con sus tres hermanos, que la adoran, también resulta clave. “Yo ayudo mucho en casa, aunque a veces mi hermano se enfada conmigo cuando tiro un juguete”, se excusa la joven.

La madre es consciente de que el entorno resulta fundamental. “Allí donde se eduque tiene que estar a gusto. En buen ambiente, sin que sufra. Tienen que ser felices a la fuerza porque no ven nada malo, todo el mundo es bueno. A veces, cuando la ofenden, le digo que se defienda, pero ella siempre replica que ha sido sin querer”, apunta Carmen Salvador.

La orgullosa madre no tiene reparos en proclamar la importancia que su hija ha alcanzado en su vida. “Mi familia no estaba completa hasta que llegó ella”, declara sin ningún tipo de reparo.

Naturalmente, no todo ha sido un camino de rosas. “El primer golpe es tremendo, pero hay que ponerse a trabajar. Los Down son muy cabezones, pero ella es un encanto”, prosigue la madre.

Su prima Carlota ha sido fundamental para Carmen Kimatrai. “Sólo se llevan cinco años y ha hecho magisterio en educación especial. Es la que la está integrando en la vida”, continúa explicando la madre de la joven.

Así las cosas, Carmen Kimatrai espera con ansiedad ingresar en el IES Puertas del Campo para hacer su PCI en informática. La coordinadora y pedagoga de la Asociación Síndrome de Down de Ceuta, Marina López, resalta la importancia de la integración para las personas con esta discapacidad psíquica. “Deben integrarse a nivel escolar y social”, apunta. Una integración que debe comenzar en el ámbito familiar. “Afortunadamente se ha avanzado bastante en este campo. Porque antes las familias escondían a sus hijos con síndrome de Down. Hoy esta es una situación que, afortunadamente, rara vez se da”, explica la pedagoga.

Para los familiares y profesionales que trabajan con estas personas, el gran caballo de batalla, sobre todo en Ceuta, es la integración laboral. “Las capacidades para desarrollar un trabajo depende de cada persona con Down. Pueden desarrollar trabajos mecánicos, aunque necesiten preparación. Es decir, que pueden ser repartidores, reponedores... aunque no conozco ningún caso en la ciudad, a no ser que trabajen en una empresa familiar”, prosigue exponiendo la coordinadora de la Asociación Síndrome de Down, que atiende en Ceuta a treinta y cinco familias.

López tiene muy claro los objetivos de celebrar el Día Mundial del Síndrome de Down. “Queremos que se recuerden las necesidades de estas personas, que sean visibles. Desde la asociación estamos luchando por su integración y su inclusión en la sociedad, porque es mucho lo que pueden aportar”, señala la pedagoga.

Sin embargo, la integración a veces colisiona con la falta de recursos para posibilitarla. Apenas poco más de la cuarta parte de los niños con Down de Ceuta recibe una educación integrada con otros que no padecen el síndrome. Las familias prefieren esta forma de educación que la que se presta en centros de educación especial, con otros niños que padecen algún otro tipo de discapacidad. La razón es bien sencilla: en los Down predominan las conductas imitativas, y la educación integrada facilita la reproducción de comportamientos normalizados.
 

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