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OPINIÓN - MARTES, 13 DE ABRIL DE 2010

 
OPINIÓN / EL ANALISIS

Las deudas del Ayuntamiento

Por David Rodero


Unos 195 millones tienen la culpa de que algunos, como Caifás, se rasguen las vestiduras ante lo que consideran “anatema”, en este caso de gestión económico-financiera, no doctrinal. Pero que al fin y al cabo viene a ser lo mismo: el fariseísmo, en este caso político, haciendo aspavientos frente a lo que le molesta e irrita y que no es otra cosa que el favor del pueblo hacia otro y no hacia ellos.

Es gracioso oír hablar de deuda, en los términos que hablan, a los que fueron campeones en acumular deuda, que otros gobiernos posteriores tuvieron que pagar. Pero no deuda producto de inversiones, sino de caprichos acerca de determinados gastos corrientes (véase contrato de la basura en época del infalible concejal de hacienda Juan Luis Aróstegui), que, como hemos dicho, tuvieron que pagar gobiernos posteriores, por servicios que nunca se prestaron. Y a lo mejor no exageramos si decimos que por ahí se perdieron más de 6 millones de euros de nada.

Desde luego no estamos defendiendo la acumulación de deuda, porque eso en sí no es bueno (que me perdone el Sr. Presidente, que formuló al revés el algoritmo), pero no creo que en la situación actual, Vivas pueda hacer mucho más, para mantener la inversión y el empleo, que lo que hace el Presidente Zapatero y su Ministro de Fomento, Pepiño Blanco para los amigos, por poner un ejemplo. Estos han anunciado hace unos días una inversión de más de 17.000 millones de euros en ferrocarriles, carreteras y cosas parecidas, de los que el Estado no va a poner ni un duro. Se entiende que ahora, claro, pues dentro de unos años, el Estado comenzará a devolver a bancos y empresas constructoras (que están encantadas con la noticia, por cierto), la mayor parte del dinero que ahora ellos y ellas (como diría Toñi Palomo desde la Santa Catalina política) anticipan. Y mientras, el Estado deberá o no (no lo sabemos a ciencia cierta, porque eso es cosa de los “Camineros estatales”) contabilizar esos miles de millones como deuda, tal vez durante veinte o treinta años, pero ni a unos ni a otros les hemos visto rasgarse las vestiduras por el anuncio zapateril.

Total: nada. O más bien, más de lo mismo. Cosas de que ya llegan las elecciones.

Una cosa tiene a su favor el Sr. Presidente: La inversión está ahí y se ve y la que se financia mediante el llamado método Alemán, el del pago aplazado, como el Plan Aparca o el Campus, se está perfilando y haciéndose cada vez más visible, si bien es cierto que debería tomar nota de algunos comentarios de nuestros conciudadanos, no exentos de razón, que arguyen lo poco que se tarda en sustituir algunos equipamientos, dudando entre si la causa es la mala planificación o alguna otra cosa.

Y otra cosa tiene en contra: La falta de claridad, aunque sea bienintencionada, para no transmitir un mensaje de pesimismo y seguir generando una siempre necesaria confianza, acaba volviéndose contra uno mismo. Siempre es mejor contar toda la verdad, aunque duela.
 

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