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OPINIÓN - DOMINGO, 18 DE ABRIL DE 2010

 
OPINIÓN / ventana abierta

Padres de libro

Por Miguel Ángel de la Huerga (Orientador Familiar)/


Estamos viendo que los jóvenes se casan cada vez con mayor edad. Los informes sociológicos nos dicen que tanto ellos como ellas andan cercanos a la treintena. Además se está retrasando paulatinamente la edad de concebir el primer hijo, lo que aproxima la paternidad a los treinta y cinco.

Es encomiable ver la seriedad con que afrontan ambos esta importante etapa de su vida, preparándose intelectual, física y psicológicamente para ello durante la gestación. Es también de admirar la participación del varón en esta actividad, reservada antes a las mujeres, con la asistencia a las clases prenatales, presencia física en el parto y colaboración en las tareas del bebé. Lógicamente quieren poner en práctica, y vivir intensamente estos aprendizajes.

Lo que ya no es tan fácilmente explicable, es el afán de prescindir de la experiencia de los mayores en lo que concierne al embarazo, parto y crianza de los primeros tiempos del niño, con el argumento de que los abuelos están anticuados y que por tanto hay que tomar distancias, marcar territorios, para evitar cualquier intromisión que por tradición se va a producir inexorablemente. Las abuelas no saben dar el pecho aunque hayan amamantado ocho hijos, no saben cambiar pañales aunque los de ahora sean mucho más fáciles, ni lo que hay que hacer cuando un niño llora.

A esta mentalidad contribuyen de manera decisiva los numerosos libros, páginas de Internet, y multitud de documentación que hoy se edita sobre el tema, reforzado más tarde por los monitores de los cursos de preparación al parto y matronas. Son los llamados “padres de libro”.

Sé de algún caso, que estas actitudes han estado a punto de causar un accidente grave para el niño, finalmente solventado por las abuelas; pero lo más sorprendente que he conocido, me lo contaban unos amigos: Su hija, al comprobar que había roto aguas, se levantó de la cama, se fue al ordenador y abrió Internet para consultar que debía hacer.
 

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