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OPINIÓN - DOMINGO, 2 DE MAYO DE 2010

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

He conocido, a lo largo de mí vida, a innumerables “cuenta chistes” con una gracia maravillosa para contarlos. Cómo serán de buenos estos cuenta chistes, que de un chiste malo con avaricia son capaces de hacerlo bueno y que el personal se parta de risa.

Si tuviese que hacer una selección de los mejores de ellos, sin duda alguna, me quedaría con mis amigos, Paco Gandia y Eugenio ya fallecidos.

Paco Gandia más que un cuenta chistes, era un contador de historias verídicas, según sus propias manifestaciones. Y es que el bueno de Paco, con una Vic cómica impresionante, te hacía de cada chiste una historia que él con su inimitable gracia la convertía en un final insospechado. Ese era el enorme arte de Paco Gandia.

Eugenio era todo lo contrario era el auténtico cuenta chiste. Unos chistes donde el genio del humor alcanzaba cota insospechadas por ese humor inteligente que mostraba en todo momento. Había que entender a este genio del humor en cada una de sus intervenciones, donde aparecía en el escenario con la música de la “Pantera Rosa”, su inseparable cigarrillo y su naranjada. Pues aunque algunos puedan creer otra cosa el vaso sólo contenía zumo de naranja natural.

El cigarrillo tiene otra historia. No sólo lo usaba para fumar, si no que era el perfecto medidor del tiempo de actuación. Encender el tercer cigarrillo, jamás encendió mas de tres en cada una de sus actuaciones, le marcaba que el tiempo de actuación finalizaba al acabar de fumárselo. Fue al único artista al que no le tuve que marcar el tiempo.

Existe otra clase de humoristas, muy diferentes a los que hemos mencionados, son aquellos escritores que utilizan el humor y la ironía en cada uno de sus artículos, que da un placer enorme el leerlos.

Álvaro de la Iglesia, Tono, Chumiz Chumnez, Mingote y otros tantos que, en estos momentos, no tengo en mente, hicieron con su indiscutible ingenio del humor y la ironía una forma de escribir, que deleitaba a todos cuanto tuvimos la suerte de leerlos.

Pero ninguno de ellos, con los que tuve la oportunidad de mantener alguna que otra conversación, jamás utilizaron ese humor de cara a los demás, contando chistes o historias para hacer reír al personal, fuera de su trabajo en “La Codorniz” o en los medios a los que prestaban su genial colaboración.

De hecho, todos estos genios del humor escrito, son personas serias que no van contando chistes por las calles a los primeros que se encuentran, para demostrar su “gracia”.

“El humor es cosa seria”, fue una de las mejores frases dicha por uno de estos genios aclarando, de está forma, que todos ellos eran personas normales y serias que, en la calle o en reuniones, no se convertían en los chistosos de turno, capaces de entretener al personal asistente.

Hay quien tiene la creencia de que soy un hombre muy serio y no se explica cómo puedo escribir con humor, basando el mismo en la ironía. Sin llegarle a la suela de los zapatos a esas grandes genios anteriormente citados, sólo utilizo el humor y la ironía en mis escritos o cuando estoy actuando en la tele o ante el público. Soy, en verdad, serio.
 

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