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OPINIÓN - DOMINGO, 2 DE MAYO DE 2010

 
OPINIÓN / COLABORACIÓN

Otra de memoria ... e historia

Por Ramón Cutillas García


La reconstrucción de la MEMORIA HISTÓRICA, de conformidad con los mensajes que conllevan los dos términos que componen el concepto, no significan nada más que lo que se desprende de los mismos, que no son otros que:

Memoria: es igual a relación o evocación o recordación de hechos.

Historia: descripción, semblanza, ficción, mentira, invención o patrañas.

El concepto que tienen los historicistas de los propios historicistas, desde la antigüedad más antigua, es que escriben para elogiar al que les paga, por lo que debe de tener muy en cuenta el que los lee, de qué partido o tendencia es el historiador, o qué grupo es el que le da la soldada.

Para mi el concepto de Memoria Histórica de la Guerra Civil Española a 71 años de su terminación, representaría la rememoración, evocación o recopilación de los hechos que se pudieran extraer contemplados desde las perspectivas de los que la vivieron, para que una vez expuesto cada uno o en conjunto se pudieran extraer desde la perspectiva más objetiva que se consiguiera, y de una vez por todas sepamos lo que realmente ocurrió y los hechos que la desencadenaron.

Lo que bajo ningún concepto puedo aceptar como MEMORIA HISTÓRICA, son las actitudes que se están dando en la materialización del anterior mensaje. Actitudes que nada tienen que ver con lo antedicho, ya que lo que parece pretender buscar, conforme a lo manifestado por SANTIAGO CARILLO, “…es un juicio al franquismo…”. Mensaje transmitido por uno de los pocos dirigentes que sobreviven a nuestra Guerra Civil, y que nos llega a través del Diario El Mundo: “… no tiene sentido abrir un juicio al franquismo…porque sus tribunales están muertos y enterrados…”

Lo anteriormente dicho, sin ser Carrillo personaje de mi devoción, sino todo lo contrario, he de reconocer que acierta cuando argumenta que Garzón “…quizás se equivocó en el enfoque…”. Siendo éste el único acierto que en estos momentos le puedo reconocer, ya que toda su trayectoria está marcada en busca de la consecución de un sistema convivencial, “el comunismo”, que en su dinámica ha demostrado ser un fracaso, y como democracia del pueblo, un cachondeo total, aunque en su evolución implantadora en el siglo XX haya producido tal vez más de 80.000.000 de muertos, por el espejismo que supieron crear personajes como Carrillo, y algunos más.

Fracaso, no tan sólo imputable a la forma de objetivar la política por su clase dirigente, sino también por el propio pragmatismo de la ideología que hace perder la idiosincrasia del individuo, que no es otra que su capacidad para el desarrollo, evolución al perfeccionamiento y aspiración a más, sin necesidad de tener que conculcar su ser mas intimo, que no es otra que su propia conciencia, en el supuesto de tenerla.

Desde la perspectiva expuesta, es mi rechazo al personaje de Carrillo, que conocedor por las vivencias tenida en la Unión Soviética del horror que conllevaba el comunismo práctico para todos aquellos que no eran miembros del partido, y siéndolo, no comulgaban con las directrices de la cúpula, y por ello, no tan sólo eran maltratados, encarcelados, apaleados sino también eliminados, extraviados o desaparecidos. Y pese a ello y a todo el conocimiento que acumulo en su estancia en la Unión Soviética , siguió manteniendo su proselitismo sobre una “democracia del pueblo” o “ dictadura del proletariado” regida por un autócrata que mando exterminar a más de 40.000.000 de compatriotas, con las mismas prodigalidades con la que exterminó a la élite del ejercito polaco en los bosques de Katyn .

Y desde el conocimiento de esas falacias, coadyuvó que en muchas familias guiadas por unos ideales sociales inexistentes se sembrase el horror, el desconcierto, la desesperanza, el hambre y la frustración de muchas vidas, siendo el coautor de ello el propio Carrillo, que al igual que al flautista de Hamelin le siguieron los niños/as cautivados por su sonido, a él le siguieron gran contingente de crédulos en la certeza de que le iban a traer la democracia, la igualdad para todos, y el exterminio de los caciques, de los aristócratas y de todos aquellos que pisaban al pueblo.

A tenor de lo expuesto comprenderán que Carrillo no sea persona a la que le tenga en estima, y no por ello no dejo de reconocer lo por él manifestado “…superar el pasadlo es hoy una misión esencial…”. Y esto lo digo desde el convencimiento de que esto lo manifiesta Carrillo desde la certeza de que después de 71 años terminada la Guerra Civil y a 35 años de la muerte de Franco lo realmente absurdo es la reactivación del franquismo, como tapadera de todos los males que nos aquejan. Y no como al decir de algunos, lo pudiera hacer, para que a él no le afecte las decisiones que tomó cuando era comisario político en nuestra Guerra Civil.

La crueldad de una confrontación entre hermanos, tan sólo la conocen los que la han padecido desde el bando que se lo han hecho padecer, y desde el conocimiento de que los padecimientos han sido producto de individuos carentes de conciencia colectiva y por lo tanto carentes de conciencia social e individual. Y esto lo hubo en las dos Españas y lo más cierto es, que aquellos que se pudieran haber significado en un bando, lo más seguro que iniciada la contienda, rápidamente se significase del bando predominante en el lado en que estaba, y adherido a él, destacase por su mayor crueldad, pretendiéndose encarnar con ello, como el representante genuino de la ideología predominante.

Ahora bien si la Memoria Histórica se debe contemplar de la perspectiva de los familiares de las personas desaparecidas, asesinadas, masacradas y enterradas en fosas comunes, hay que darle la razón también a Carrillo, el Estado deberá hacer todo lo posible para indagar donde se encuentran, y sabedor de las fosas existentes buscar en ellas e identificar todos los restos que hallen.

Es un deber que tenemos con todos los que padecieron la tragedia de perder un ser querido, y al desconocer donde está enterrado, se le une el triple padecimiento que produce la ignorancia, del cómo, donde y del qué se hizo con sus restos. Tres respuestas necesarias para que muchos familiares puedan encontrar la paz de espíritu que le aportaría el saber donde reposan, o el poder tener sus cenizas con ellos, es un gasto insignificante para el Estado, en comparación con el consuelo y la tranquilidad de espíritu que sus deudos conseguirían.

Los caídos por España, fueron todos aquellos que lucharon para que no volviese a repetirse en nuestro País, Nación o Patria los hechos que nos la trajeron y que no fueron otros que las desigualdades como la que produjo:

…la carencia de dinero para evitar ir a la guerra….del enchufismo… no poder acceder a la enseñanza o a la universidad o a la sanidad… la sobre explotación en el empleo…l desempleo… el chabolismo…. la miseria…la indigencia… los sintechos,... y el largo etcétera que podríamos describir para motivar el fracasado Golpe de Estado del 18 de Julio de 1936 que dio inicio a una guerra fraticida que tuvo un primer final el 1 de Abril de 1939 y la larga, pero que muy larga prolongación encubierta durante la siguiente década de los cuarenta.

Esta guerra produjo al decir de sus publicistas UN MILLÓN DE MUERTOS, que se sacrificaron para que nos llegase una sociedad más justa que la que ellos vivieron. Seamos agradecidos y apoyemos a sus familiares en la recuperación de sus restos. Pero sobre todo unámonos, para que individuos que están esgrimiendo las mismas actitudes que provocaron el horror vivido en España en la década de 1930, lo desestibemos y evitemos que vuelva a producirse. Es una obligación de todos nosotros con nuestros descendientes.
 

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