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OPINIÓN - MARTES, 4 DE MAYO DE 2010

 

OPINIÓN / EL OASIS

La directiva de la ADC debe irse
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Prima el tema de conversación sobre el partido entre la Asociación Deportiva Ceuta y la Unión Deportiva Melilla. A mí se me pregunta por lo ocurrido el domingo pasado entre ambos equipos y respondo lo siguiente: llevo ya mucho tiempo sin ir al Murube. Así que ofrezco silencio. Y me reservo el derecho a decir las causas por las cuales decidí un día desertar de esa tribuna a la cual acudía con deseos de ver el espectáculo sin tener que dar explicaciones de lo que sucedía en el terreno de juego.

Mis conocimientos del equipo local, por tanto, se basan en los partidos vistos a través de la televisión local. Medio limitado y que me impide exponer argumentos suficientes acerca de por qué el equipo no ha conseguido actuar acorde con sus aspiraciones, por más que se haya conformado una plantilla que ha costado mucho dinero.

Sería absurdo, pues, que me pusiera a criticar los planteamientos del entrenador. A pesar de que las cámaras de los campos visitados me hayan proporcionado imágenes que bien podrían ser usadas como pruebas irrefutables de errores cometidos por los dos entrenadores de que ha dispuesto la ADC durante la temporada. Por ejemplo: aún conservo en la memoria los fallos garrafales de situación que se dieron en Écija.

Ahora bien, lo que nadie puede evitar es que yo opine que la directiva de la ADC carece de personalidad suficiente para dirigir los destinos de un club señero. Un club que, en tiempos tan difíciles, ofrece buenos contratos y además los cumple. La directiva de la ADC comete errores de bulto. Verbigracia: contrata a un secretario técnico que no está en su lugar de trabajo, después de haber dicho que se pasaría mucho tiempo viviendo en Ceuta. Y, por si fuera poco, ficha jugadores repetidos y otros que terminan haciendo de ojeadores. Y es así, sin duda, porque disparan con pólvora ajena.

Vivir en Ceuta, como futbolista o entrenador, es un placer. Algo que nunca entendió Carlos Orúe. De haberse dado cuenta de semejante privilegio, no me cabe la menor duda de que el técnico jerezano habría salido mejor parado y el equipo también. José Diego Pastelero parece que tampoco se ha percatado del asunto. Y, claro, se junta el hambre con las ganas de comer. Es decir, una directiva plana que es incapaz de transmitir ilusiones. Y entrenadores que llegan sin ser capaces tan siquiera de conocer la historia de Ceuta. Que es lo menos que se les puede pedir a quienes llegan a cualquier ciudad.

Menos mal que esta temporada la directiva ha tenido la suerte de que alguien perteneciente al Polideportivo Ejido, quizá por sentirse mal pagado o despreciado, decidiera pegar el chivatazo de una alineación indebida, haciendo posible que la ADC cuente con todas las posibilidades del mundo para jugar ese play off que tenía más que perdido. Lo lamentable sería que no lo consiguiera. Aun así, bien haría la directiva en ir pensando en la despedida. Es decir, en darse el bote. La afición lo pide a gritos.
 

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