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OPINIÓN - MARTES, 4 DE MAYO DE 2010

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

La primera comunión
 


Jesús Carretero
jesuscarretero@elpueblodeceuta.com

 

En esta ocasión el primero de mayo coincidió en sábado, que es cuando comienzan las primeras comuniones, en este mes, aquí en Ceuta. En el primer sábado de este mayo se acercaron por primera vez al altar docenas de niños para recibir su primera comunión, algo que, en la creencia cristiana, deja marcado para siempre y para bien, especialmente, a esos niños, y también deja un buen recuerdo para sus familiares.

En años pasados, por estar mismas fechas, hemos hecho una reflexión similar, de un día en el que, con crisis, como cuando no la hay, todas las familias de esos niños o de esas niñas, que reciben su primera comunión, aparecen unidos, como una piña, para dar mayor felicidad aun al chiquillo que se acercó al altar.

Hasta tres generaciones conjuntamente, se unen en un día de fiesta especial. El abuelo y la abuela se ponen sus mejores galas, los padres, incluso en casos en los que haya habido separaciones, por unas horas se olvidan de esas discrepancias y comparten mesa, alegría y felicidad. Los niños que se ven ya grandecitos, con una vestimenta que han visto anteriormente a sus hermanos mayores, a sus primos o a sus vecinos, y que ahora les toca lucirlo a ellos, se muestran totalmente distintos a lo que eran el día anterior.

El mes de las comuniones aporta, además, otras cosas que ayudan, un poco, a que la crisis se note un poquito menos en ciertos negocios.

Las primeras comuniones pueden cerrar el paso, luego en el verano, a unas vacaciones en la sierra, en la Costa Azul, o donde sea, pero esas comuniones del mes de mayo proporcionan a los restaurantes unos ingresos especiales que les hacen equilibrar la flojedad que tuvo la caja, en los meses anteriores.

A lo largo de estos cinco fines de semana, no lo olvidemos, en Ceuta hay establecimientos de restauración que dan por encima de las veinte comuniones, con lo que eso significa, aunque parece que este año los invitados son menos y los menús se hacen a la baja.

Pero no sólo vamos a fijarnos en los lugares de restauración, por cuanto establecimientos de confección, no digamos los especializados en comuniones, en un solo mes hacen más caja que en todo el resto del año.

Ya sé que, al llegar a este punto, habrá quien esté diciendo que esos gastos son superficiales, pero, con todos los respetos, me parecen más superficiales ciertos gastos que se hacen en ferias, en Reyes o en esa fiesta comercial que es el 14 de febrero, que estos que, debo repetirlo, llevan a la unión de las familias sin reparar en nada, en ese día, junto al niño o a la niña que va a recibir, por primera vez, la comunión.

Y no he querido entrar en el fondo del tema, en lo que representa esto dentro de la religión católica, para que no nos salga el “progre barato de turno” con una serie de argumentos que, difícilmente, íbamos a poder compartir.

Creencias de un tipo o del otro no pueden embarrar la alegría de unos niños pequeños, todavía, que cuando menos en ese día se sienten protagonistas y el centro de toda su familia, sin que nadie les discuta nada.

Veo en nuestro periódico, El Pueblo de Ceuta, una larga serie de fotos de niños y de niñas, en el día más feliz de su vida, vestidos de primera comunión, esa foto, ese periódico y muchas más cosas de ese día las guardarán esos niños para siempre. Algo debe decir esto.
 

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