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OPINIÓN - MARTES, 11 DE MAYO DE 2010

 

OPINIÓN / EL OASIS

José Fernández Chacón
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Fechas atrás, y motivado por una celebración, se me presentó la oportunidad de hablar a solas, durante equis minutos, con el Delegado del Gobierno. Después de haber estado bastante tiempo sin decirnos ni pío. Durante ese tiempo, en el cual yo no tuve la oportunidad de coincidir con José Fernández Chacón, caí en la cuenta, una vez más, de que uno no debe defender a nadie a ultranza. Por más que en mi defensa pudiera alegar que los delegados del Gobierno en esta ciudad han sido siempre vistos como virreyes a los que hay que maltratar por sistema. Actitud a la que siempre me seguiré oponiendo.

Mi distanciamiento con Fernández Chacón se fue haciendo cada vez mayor a medida que pasaban los días de un tiempo en el cual se sucedían situaciones que solían causarme cierto desagrado. Aunque me guardé muy bien de hacer patente mi disgusto con comentarios que hubieran propiciado una enemistad que no venía a cuento con una persona a la que aprecio, sólo y exclusivamente, por su forma de ser.

Mentiría, eso sí, si no dijera que estuve tentado de decirle cuatro cosas al Delegado del Gobierno. Pero supe contenerme. Una contención que llegó a través del reconocimiento a una labor extraordinaria realizada por un hombre que ha sabido entregarse de lleno a la tarea de favorecer a esta ciudad. Ese contar hasta diez, antes de mostrarle mi disgusto al Delegado del Gobierno, por nimiedades personales, fue una decisión acertada. Y que me permite ahora escribir sobre él, haciéndole el artículo merecido en tiempos difíciles.

Conviene recordar, y así se lo hice saber al delegado cuando tuvimos la ocasión de conversar en la nueva sede de la Seguridad Social, semanas atrás, que el GIL triunfó en esta ciudad porque el gobierno de José María Aznar se había olvidado de atender a las necesidades de Ceuta. Olvido grave en todos los sentidos. Porque ni siquiera el gobierno de España podía alegar una decadencia económica como la que viene imperando desde hace bastantes meses.

Es justo decir que José Fernández Chacón ha dado muestras evidentes de querer lo mejor para esta ciudad. Ha sabido moverse en Madrid para que las inversiones en Ceuta se fuera produciendo sin pensar en que todo ello terminaría repercutiendo favorablemente en el partido adversario. En él ha primado, sin ninguna duda, la necesidad de atender al bien general por encima del bien partidista. Lo cual no deja de ser un comportamiento merecedor de loas.

Un proceder que muchos socialistas no han entendido. Y, por tanto, en cuanto pueden muestran su disconformidad con el compañero de partido. Aunque, todo hay que decirlo, al final del debate se vean obligados a reconocer la enorme gestión que está haciendo José Fernández Chacón en Ceuta.

Pero, al margen de los socialistas, es Juan Vivas quien más agradecido debe estar al Delegado del Gobierno. Porque, aunque el PP ganara las elecciones generales, difícilmente iba Juan Vivas a gozar de la oportunidad de compartir tareas con una persona tan entregada a esta tierra. Y, desde luego, tan carente de envidia como para no mosquearse con la popularidad de un presidente de la Ciudad a quien le apuntan todos los éxitos y, sin embargo, no le cuentan los fracasos. Calcado a Casillas.
 

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