PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura
Melilla

Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

OPINIÓN - LUNES, 24 DE MAYO DE 2010

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

El accidente de San Isidro
 


Jesús Carretero
jesuscarretero@elpueblodeceuta.com

 

Y voy a hablar de accidente, no de cogida, porque el percance del pasado viernes en la Monumental de las Ventas, con Julio Aparicio como protagonista, fue un desgraciado accidente que pudo terminar en tragedia, pero que fue uno de esos lances casuales de una actividad, en este caso de una corrida de toros.

Cuando vi la foto, minutos después del percance, me quedé “acojonado”. He visto, en los muchos años de andanzas en el mundo de los toros, accidentes y cogidas de todo tipo, pero jamás algo tan espeluznante como eso.
Con todo, y volviendo a mi opinión, del principio, he de decir que el toro no quería coger en aquel lance. El toro era noble y yo diría que bueno, pero en uno de los pases, con la pata de atrás se lleva al torero, casi como con una zancadilla. El torero no llega a caerse del todo, apoya el brazo en el suelo y queda sentado, frente al toro.

Hasta aquí, uno de tantos percances que se dan, con mucha frecuencia, en la fiesta. Posteriormente y en esa situación en que quedó el torero, le hace hilo y Aparicio quiere quitarse el toro con la muleta. Aquí es donde llega el peligro, al no darle al brazo el suficiente recorrido. El toro derrota hacia la muleta y es cuando llega el pitón a donde llegó.

En ese momento es cuando pudo estar la tragedia, ahí es donde el torero quedó a merced del morlaco que le levantó y zarandeó con fuerza, hasta quedar como quedó.

Espeluznante. No me cabe otro adjetivo, para un hecho que se recordará en Madrid siempre, y que engrosará los percances espectaculares de la fiesta de los toros.

Habrá que recorrer muchas ferias, muchos años y muchas ganaderías para encontrar algo parecido, y en una faena en la que no se veía el peligro, por ninguna parte.

Esto lo que demuestra es que ahí está el peligro siempre, incluso en circunstancias como esta en la que nadie intuía que iba a terminar en lo que terminó.

Y vista la gravedad y analizando el percance, no quiero dejar de lado la labor periodística de un auténtico maestro de la información taurina, Manolo Molés.

Una vez más, Molés ha demostrado que sabe lo que lleva entre manos y que sabe suavizar los percances como éste.
Un novato, o un exaltado, hubiera hecho que cundiera la alarma, él, con su equipo, supo ir quitando hierro, supo apaciguar la situación, porque sabe que en casa de un torero hay una madre, una hermana, una novia o toda una familia, y los comentarios de Molés, tras el percance de Julio Aparicio, su saber ir templando la situación, cuando menos suavizaría ese sobresalto extremo que acarrea un hecho de este tipo.

¡¡Enhorabuena, maestro!!. Tus comentarios sientan cátedra, tú sí sabes lo que es la fiesta de los toros, puedes hacer mucho, lo estás haciendo, para la promoción de la fiesta, incluso, en los sitios donde se la está tratando de ultrajar.

Tras esto, la vida sigue. San Isidro no está siendo la gran feria, pero sí está dejando cosas para el recuerdo. Por desgracia, esta será una de ellas, en un torero que parece que volvía a estar en el sitio que nunca debió perder.
Ahora, lo que deseamos es que Julio Aparicio vuelva pronto, y si es en Madrid mejor que mejor. Madrid fue la plaza de su padre. Él también ha dejado su sello varias veces, y el pasado viernes dejó sobre el ruedo parte de su sangre. Es la fiesta de los toros.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto