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OPINIÓN - VIERNES, 4 DE JUNIO DE 2010

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

Si hay algo que me cuesta un trabajo enorme soportar, son los demagogos baratos,, los ególatras, los que levitan cuando hablan, mientras se escuchan a si mismo en los que ellos consideran sus clases magistrales, de las que deberían aprender el populacho pues, todos estos personajillos de medio pelo, tienen el convencimiento de que en este país todos somos unos analfabetos a los que hay que educar, porque somos incapaces de pensar por nosotros mismos.

Qué sería de este país, si todos estos mamarrachos no nos dieran sus clases magistrales, abriéndonos los ojos y haciendo que nuestras escasas células cerebrales se pongan, aunque sea un poquito, en marcha para desarrollar y entender todo lo que nos cuentan y nos dicen.

Estos personajillos, aunque cueste creerlo, existen en la vida real tratando de darnos clase de algo que ellos desconocen pero que al hablar con su personal e intransferible demagogia, seducen a cierta cantidad de borregos que se quedan embelesados ante las frases que dicen poniendo, en ellas, toda la carne en el asador.

Presumen de ser de izquierdas, sin tener ni la más mínima idea de que es y significa ser de izquierdas. En sus intervenciones muestran todo el odio que tienen acumulado a la derecha, la que para ellos no debe de existir.

La derecha, según sus palabras, es la causa de todos los males que nos aquejan, y son tan malos malísimos, que no hay en la derecha nadie bueno, que todos los que tengan esa opinión, contraria la suya, van a ir de cabeza al infierno porque, desgraciadamente, para ellos, no tienen el poder de eliminarla del mapa. Además, por si fuese poco, se consideran más demócratas que todos los demócratas juntos.

Cuando sus argumentos fallan, porque carecen de argumentos para rebatir a los contrarios, a los que no opinan como ellos, recurren a lo único que saben hacer, el insulto.

Porque todos estos demócratas de pacotillas, ineptos, incultos a pesar de tener alguna que otra titulación y carentes de razonamientos lógicos con los que rebatir a los contrarios, en su defensa de la izquierda, además de hacer el ridículo más espantoso, están dejando en muy mal lugar a lo que es, en verdad, la izquierda de cualquier país.

Cuando veo a algunos de estos esperpénticos personajillos en los debates, que se hacen en ciertas cadenas de televisión, me dan nauseas y unas ganas enorme vomitar, al comprobar el flaco favor que le están haciendo a todos aquellos hombres que lucharon por esos ideales de la izquierda e incluso, algunos de ellos, dieron sus vidas en defensa de los mismos.

Estos patéticos personajillos, que dicen ser de izquierdas sin saber nada de lo que es la auténtica izquierda y sus ideales, me traen a la memoria, a aquella época en que, en nuestra ciudad, ganó la izquierda y la calle Daoíz, se llenó de miles de personas levantando el puño y entonado la Internacional, a la vez que preguntaban: “de lo mío qué”. Dónde están, hoy día, todos esos.

Voy apadrinar un burro, al que le he opuesto de nombre “Pena”. Y disfruto al pararlo gritando ¡¡¡Sooo Pena!!!
 

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