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OPINIÓN - MARTES, 15 DE JUNIO DE 2010

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

Tajo sí
 


Jesús Carretero
jesuscarretero@elpueblodeceuta.com

 

Es lo primero que vi el pasado viernes al llegar al centro de uno de esos pueblos toledanos que tiene un sabor especial, Oropesa.

En su plaza principal y haciendo uso de sus derechos a reclamar lo que les pertenece, aparecían varios carteles con esta reivindicación, para que se enteren los políticos de turno, cuando les apremien otras gentes, que no deben regalar algo que, por su discurrir, se desliza hacia el Atlántico, por mucho que intenten desviarlo, en su totalidad, o en parte, hacia el Mediterráneo, nos referimos al Tajo.

Pregunté a unos jovencitos que qué era lo que ahí se reivindicaba y dos chiquillas, de no más de 16 años me decían:” Es que está bien ceder parte del agua si la necesitan para beber, pero no para regar campos de golf”.

Más claro agua, y la del Tajo es abundante, pero se necesita en su curso natural, no en el marcado por los políticos.

Esto, especialmente la respuesta de las dos jovencitas estas, me produjo una buena impresión, al comprobar que las gentes saben defender lo suyo y valorarlo al máximo, siendo generosos cuando hay necesidades, pero no siendo tan desprendidos como para tirar lo de ellos y dárselo a vividores para que se enriquezcan a costa suya.

Y si con el Tajo saben valorar lo que tienen, en torno a su Parador de Turismo, mucho más. Y no es para menos, por cuanto es todo un lujo que en un pueblo de no más de 3500 habitantes, a escasos 150 kilómetros de Madrid, pegando con la carretera Nacional V y mirando hacia la Sierra de Gredos, haya un lugar tan acogedor y tan lujoso como es el Parador de Oropesa.

La pasada semana, para mí, había sido muy movida y el viernes, por aquello de que hay que estar con la familia en los momentos agradables, me fui a tierras madrileñas, con lo que la primera de las paradas fue en Oropesa.

Nada más salir de la carretera, a la misma entrada del pueblo aparece la señal identificativa de Paradores. Ahí, está claro que, no hay pegas para anunciar lo que hay y es que, aunque en algunas partes ignoren esto, un Parador le da nombre a un lugar y el lugar debe y tiene que darle lo necesario para que su clientela esté bien.

Por razones que no vienen a cuento, ahora, conozco la mayor parte de los Paradores de Turismo de España y raro es en el que no haya algo distintivo y especial de ese Parador.

Éste que estamos citando hoy, fue Palacio de los Álvarez de Toledo y en todos los rincones, cada uno a cual más típico, queda una huella de sus antiguos dueños, y desde los que, viviendo las comodidades del Siglo XXI, no cuesta trabajo regresar al XV, al XVI e incluso más lejos.

Uno que está acostumbrado a vivir, llevo más de 30 años aquí, en estos 18 kilómetros cuadrados, sí que se atrevería a recomendar, especialmente para las salidas de vacaciones, lugares especiales, cercanos a todo el bullicio, pero con la tranquilidad que te da el entrar a una verdadera fortaleza, entre unos muros de un lugar que tiene historia y desde el que se puede admirar una gran parte de la llanura manchega frente a las crestas, fragosas y ásperas de Gredos, como es este caso.

El largo fin de semana se me ha hecho corto, las reuniones agradables con toda la familia, por un lado, el recorrido de más de 1700 kilómetros, desde que salí de aquí el viernes, y el haber conocido otro lugar nuevo y muy atractivo, le dejan a uno un gusto agradable que incita a volver hacer el mismo o similar recorrido.
 

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