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OPINIÓN - DOMINGO, 20 DE JUNIO DE 2010

 
OPINIÓN / COLABORACIóN

Francisco Franco, caudillo de España

Por Ramón Cutillas García


Según el decir de unos, por la Gracia de Dios. Y de otros: porque Dios fue un gracioso.

La bipolaridad existente en los criterios expuestos, es una constante que se manifiesta cuando se habla o se discute sobre la figura de Franco o sobre su carisma, su personalidad, sus decisiones, sus acciones y sobre el todo de su conjunción. Bipolaridad no tan sólo en el interior de nuestra Piel de Toro, sino también en el exterior de ésta.

Bipolaridad mantenida, tanto por intelectuales como por analfabetos. Por sindicalistas orgánicos, como por inorgánicos. Por tendencias de extrema derecha como las opuestas de izquierda. Franco, supuso en su tiempo, como nos supone en la actualidad una contradicción en sí mismo, y no en función de su carisma, de su carrera militar, de su negativa a adherirse a una asonada, de su brutalidad o ejemplaridad en apaciguar la revolución asturiana, de negarse a formar parte de la masonería española, del secundar el golpe de Estado de 1936, para al final entrar de lleno en él. De ganar una guerra emprendida en apariencia en contra de su propia voluntad como en contra de la voluntad de las democracias, y en total desacuerdo con los súbditos de éstas, y desde el convencimiento que tenía Franco del fracaso de la misma . Y todo, porque ni los suyos ni los opuestos han querido conocer al personaje, ahondar en su simplicidad y en el corto recorrido de sus ambiciones, que en realidad es lo que ha llevado a estimarlo como un personaje complejo, al no haberse el manifestado sobre lo que pretendía o deseaba. Y lo dicho, lo pueden comprobar con un elemental análisis de lo que nos manifiesta Paul Preston en la biografía que escribió sobre Franco y en cuya introducción nos recoge:

El enigma del general Franco


“…Francisco Franco es el menos conocido de los grandes dictadores del siglo veinte. Esto se debe en parte a la cortina de humo creada por sus hagiógrafos y propagandistas. En vida se le comparó con el arcángel Gabriel, Alejandro Magno, Julio César, Carlomagno, el Cid, Carlos I, Felipe II, Napoleón y una hueste de héroes reales e imaginarios….” “…El mayor obstáculo para conocer a Franco reside que reescribió su propia biografía con regularidad…”

Es absurdo negar la existencia de los criterios bipolares sobre la figura de Franco. Y que esta bipolaridad bien pudieran estar orquestadas por diversos intereses. Lo que rechazo por principios, es la manipulación que nos quiere hacer Preston, de que el enigma de Franco nos viene impuesto por la voluntad del propio Dictador. Y este criterio me lo corrobora los propios argumentos, ejemplos y citas que nos trae el biógrafo sobre la personalidad del biografiado cuando él nos dice sobre el guión escrito por Franco y que se concreto en la película Raza:

“… fue simplemente la manifestación más radical y autocompla¬ciente de los incansables esfuerzos de Franco por crear un pasado per¬fecto…. la novela es muy valiosa para penetrar en su psicología…aportando el material necesario para que cualquier biografía se transformase en hagiografía…. La necesidad de amañar la realidad, tal y como revelan las reflexio¬nes de Franco sobre su propio pasado, es síntoma de una considerable inseguridad. No sólo la combatió en sus escritos sino también en la vida real, creando para él sucesivos personajes públicos. La seguridad que le brindaban estos escudos permitió a Franco, casi siempre, dar una apariencia de comedido e imperturbable….”

Si hay algo eminentemente genuino en la personalidad de Franco y reconocido por todas las partes, detractores y aduladores, es la intachable y casi inigualable carrera militar que el biografiado realizó antes, mucho antes de escribir Raza, ya que sus propias hazañas de guerra, superaban con creces cualquier relato fantasioso, como el propio Preston reconoce cuando nos dice: “… fue un soldado valiente y de capacidad extraordinaria…fue el general más joven de Europa desde Napoleón”

Siendo en realidad la exposición manipuladora de Preston, junto con las otras muchas inciertas , las que crean y potencian las grandes contradicciones que se dicen se manifiestan en el personaje o en la personalidad Franco, pero no en función de lo dicho por él, que en realidad nunca dijo nada, como nos recoge el propio Preston, con citas de varios personajes sobre Franco, que nos dicen:

“…Fran¬co es hombre que se dice y se desdice, se acerca y se aleja, se esfuma y se escurre; siempre vago, y nunca claro y categórico»” “…Era efusivamente halaga¬dor, pero no respondió con franqueza a ninguna de las preguntas que le formulé. Es el hombre menos sincero que he conocido»…” “…«glacial, femenino y esquivo (sfuggen¬te)»…” “…Ten¬go la sospecha de haber conocido al hombre que mejor se calla en España…”

Pero sobre todo los mas allegados a él, nos dice Preston que manifiestan:

“…«Nunca he manteni¬do un diálogo con el general. He escuchado monólogos suyos muy largos, pero no hablaba conmigo, sino consigo mismo».13

A la vez que nos sigue afirmando “… Todo aquel que entraba en contacto con él comentaba sus modales afables, corteses, aunque distante…”

Pero el personaje que en realidad mejor define la personalidad de Franco fue su capellán, el Padre Don José María Bulart que lo describió según nos dice el biografo:

“…quizá era frio como han dicho algunos, pero nunca lo aparentó. En realidad nunca aparentó nada…” Y esta descripción dada sobre Franco, por una personalidad tan cercana a él y que tan interiormente le conocía, nos la refrenda Preston cuando nos afirma : “…Franco fue muy reservado. Estaba muy imbuido del pragmatismo insondable o «re¬tranca» del campesino gallego….”

Siendo esta y ninguna otra, la impenetrabilidad de Franco para dar a conocer su personalidad, nunca ambicionó nada, como no fuese el desarrollo y la perfección de su vida militar y de su vida familiar. Y por ello, y por ejercer de gallego, no lo cogieron en contradicciones, porque nunca en sociedad y en intimidad fue categórico en sus diálogos o sus monólogos, sino escurridizo e impreciso hasta la impermeabilidad, de forma y manera que nunca nadie pudo manifestar, que Franco le mintió y que hizo lo contrario de lo que se comprometió, pese a los tiempos que vivió.

No obstante, he de estimar que la psicología de Franco estuvo preñada de los acontecimientos producido en el año 98 del siglo XIX. Fundamentalmente como consecuencia del ámbito donde se desarrolló su infancia, El Ferrol, por la profesión de su padre y el grado que alcanzo en la misma. Por la quiebra familiar que produjo su progenitor y el desprecio manifestado hacia el concepto de familia. Por su propia formación en la academia militar y los acontecimientos sociales y políticos que se desarrollaron en esa época de formación.

Por lo tanto para definir a Francisco Franco Bahamonde, no lo podemos hacer en función de sus compromisos, que parece ser no los tuvo, ni de lo que dijo, que nunca se comprometió a nada sino de sus acciones, que son los que en realidad lo estigmatizan, lo señalan y lo definen . Y es en función de este criterio y por su comportamiento primero en la guerra de África. En la segunda Republica. En nuestra confrontación civil. Y como Jefe del Estado español, con poderes plenos y totales sobre España y todos los españoles como se podría definir la personalidad de Franco.
 

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