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sociedad - SÁBADO, 26 DE JUNIO DE 2010


El coronel Alfonso Álvarez Gaumé. e.p.

entrevista / Coronel Alfonso Álvarez Gaumé
 

«La vocación es básica en la vida militar: el sacrificio es mayor que
en cualquier trabajo civil»

El coronel Alfonso Álvarez Gaumé realiza
un balance de su mando del TERLEG 2 y recomienda a los jóvenes militares que
sean conscientes de que “esta es una
vida en la cual se les va a exigir mucha
fuerza y disciplina”

CEUTA
Jos
é Manuel Gómez
ceuta
@elpueblodeceuta.com

El coronel Alfonso Álvarez Gaumé entró a servir en la ciudad como mando del Tercio ‘Duque de Alba’ Segundo de la Legión el 30 de junio del año 2008. Este experimentado militar comenzó su carrera el 28 de julio de 1975, cuando, al finalizar el curso de C.O.U. y las pruebas de Selectividad, pudo entrar en el curso selectivo para ingreso en la Academia General Militar de Zaragoza. A punto de cesar en el mando del TERLEG 2 y próximo a ser destinado a un nuevo trabajo -posiblemente en Granada-, el coronel Alfonso Álvarez Gaumé recuerda con cariño las que han sido las principales actividades durante su gestión y reconoce que va a echar mucho de menos a la ciudad de Ceuta y también a los ceutíes.

Pregunta.- ¿Viene de una familia con tradición militar?

Respuesta.- En parte sí y en parte no. El único antecedente en mi familia de pertenencia al mundo militar es el de mi hermano mayor, que actualmente es coronel de infantería en la reserva.

P.-¿Cuándo comenzó con su mando en el Tercio ‘Duque de Alba’ Segundo de la Legión?


R.-Fue el 30 de junio del año 2008 cuando tuve la oportunidad de acceder al mando de esta Unidad.

P.-¿Cuáles son las principales operaciones o actividades que ha llevado a cabo en el seno de esta Unidad? ¿Cuáles recuerda con un especial cariño?

R.-Bueno, pues han sido muchas y muy variadas. En el ámbito del adiestramiento de la Unidad yo destacaría los ejercicios que hemos llevado a cabo en el Centro Nacional de Adiestramiento de San Gregorio, en Zaragoza, y en el de Chinchilla, en Albacete. En estos ejercicios se combina el fuego real de todas las armas de la Comandancia con las maniobras de las unidades; se coordinan sus esfuerzos y se controla su actuación. Es en estos ejercicios donde se valida la dura instrucción diaria que a lo largo de todo el año realizamos en el campo exterior de Ceuta con el objetivo de alcanzar el mayor nivel posible y, de esta manera, estar preparados para el combate. Ya en el ámbito del día a día, he de destacar la mejora de las instalaciones del acuartelamiento como una tarea importante en la que participan tanto los legionarios como los destinados en la Unidad de Servicios.

P.-¿Y qué eventos, de carácter militar o no, recuerda especialmente de los llevados a cabo en la ciudad a lo largo de estos años?


R.- Yo destacaría, y con un especial cariño, todas las formaciones militares de los Sábados Legionarios; las destacaría por su valor moral al recordar a todos los que han muerto en el cumplimiento del deber, por cohesionar a la Unidad y por servir como vínculo de unión de todos los que se identifican con la Legión.

P.-¿Qué le han aportado estos años de vida personal y laboral en la ciudad de Ceuta?


R.-Un enriquecimiento tanto profesional, por haber tenido el privilegio de mandar el Tercio ‘Duque de Alba’ Segundo, como personal por haber podido convivir dos años con mi familia en esta bendita tierra.

P.-¿Qué valores le ha aportado la vida militar?


R.-Nada más ingresar en la Academia, los veteranos nos hacían aprender de memoria el verso de Calderón de la Barca, soldado de infantería. Pese a su antigüedad, de varios cientos de años, responde con creces a esta pregunta. Si mal no recuerdo, reza así: “Aquí la más principal hazaña es obedecer, y el modo como ha de ser es ni pedir ni rehusar, aquí en fin la cortesía, el buen trato, la verdad, la fineza, la lealtad, el valor, la bizarría, el crédito, la opinión, la constancia, la paciencia, la humildad y la obediencia, fama, honor y vida son, caudal de pobres soldados, que en buena o mala fortuna, la milicia no es más que una religión de hombres honrados”.

P.-¿Tiene algún consejo que darles a los jóvenes que están a punto de ingresar en la vida militar?


R.-Ante todo, han de ser conscientes del juramento a la Bandera; se tienen que comprometer a derramar hasta la última gota de sangre por la Patria, y este compromiso por supuesto tienen que adquirirlo libre y voluntariamente. Tienen que ser también conscientes de que la vida militar es dura; que se espera de ellos que sean fuertes y que estén sanos, que no se encuentren sometidos a la esclavitud de las drogas, que manejen armas y que estén sujetos a una disciplina a la que quizá no estén acostumbrados en la vida civil.

P.-En estos momentos, con la crisis económica, muchos jóvenes están volviendo su mirada al mundo militar como un trabajo seguro y bien remunerado. ¿Piensa que la vocación para ingresar en este mundo es básica y no únicamente la oportunidad de tener un buen trabajo?

R.-La vocación es muy importante. Como he indicado, a los jóvenes que vayan a ingresar en el mundo militar, se les van a exigir muchos sacrificios, ejercicios y penalidades que son mayores que las que tiene que enfrentar cualquier trabajador en la vida civil. Sí, la vocación es algo básico.

P.-¿Cuál va a ser su próximo destino una vez que abandone su actual puesto?


R.-Creo que iré en comisión de servicio al Mando de Adiestramiento y Doctrina. Está situado en la plaza de Granada.

P.-¿Va a echar de menos Ceuta?


R.-Por supuesto. Han sido muchas las vivencias que he experimentado en esta ciudad y voy a echarla mucho de menos: a ella y a los ceutíes.
 

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