PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura
Melilla

Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

OPINIÓN - JUEVES, 22 DE JULIO DE 2010

 
OPINIÓN / ANÁLISIS

Los estúpidos

Por El Pueblo


Todos los seres humanos, según el escritor y librepensador Carlo Cipolla, están incluidos en una de estas cuatro categorías fundamentales: los incautos, los inteligentes, los malvados y los estúpidos.

Dice del incauto que es el que es capaz de realizar una acción cuyo resultado es de pérdida para él y ganancia para otros.

Del inteligente comenta que puede alguna vez comportarse como una persona incauta, como puede también alguna vez adoptar una actitud malvada. Pero, puesto que la persona en cuestión es fundamentalmente inteligente, la mayor parte de sus acciones tendrán la característica de la inteligencia.

El malvado es el que con sus acciones causa a otro pérdidas equivalentes a sus ganancias.

Explica sobre el estúpido, que la mayoría de las personas estúpidas son fundamental y firmemente estúpidas. En otras palabras, insisten con perseverancia en causar daños o pérdidas a otras personas sin obtener ganancia para sí. Pero aún hay más. Existen personas que con sus inverosímiles acciones no sólo causan daños a otras personas, sino también a sí mismos. Estas personas pertenecen al género de los superestúpidos.

Los estúpidos y el poder

Como ocurre con todas las criaturas humanas, también los estúpidos influyen sobre otras personas con intensidad muy diferente. Algunos estúpidos causan normalmente perjuicios limitados, pero hay otros que llegan a ocasionar daños terribles, no ya a uno o dos individuos, sino a comunidades o sociedades enteras. La capacidad de hacer daño que tiene una persona estúpida depende de dos factores principales: del factor genético y del grado de poder o autoridad que ocupa en la sociedad.

Nos queda aún por explicar y entender qué es lo que básicamente vuelve peligrosa a una persona estúpida; es decir en qué consiste el poder de la estupidez.

El escritor Carlo M. Cipolla se ha convertido en un estudioso del ser estúpido.Tras años de observación, dice tener la firme convicción de que los hombres no son iguales. “Algunos son estúpidos y otros no lo son”.

Es cierto. Esencialmente, los estúpidos son peligrosos y funestos porque a las personas razonables les resulta difícil imaginar y entender un comportamiento estúpido. Por ejemplo, una persona inteligente puede entender la lógica del malvado. Las acciones de un malvado siguen un modelo de racionalidad: racionalidad perversa, si se quiere, pero al fin y al cabo racionalidad. El malvado quiere añadir un “más” a su cuenta. Puesto que no es suficientemente inteligente como para imaginar métodos con que obtener un “más” para sí, procurando también al mismo tiempo un “más” para los demás.

Desde luego, esto no es justo, pero es racional, y si es racional uno puede preverlo. 

Con una persona estúpida todo esto es absolutamente imposible. Una criatura estúpida os perseguirá sin razón, sin un plan preciso, en los momentos y lugares más improbables y más impensables. No existe modo alguno racional de prever cuándo, cómo, y por qué, una criatura estúpida llevará a cabo su ataque.

El hecho de que la actividad y los movimientos de una criatura estúpida sean absolutamente erráticos e irracionales no sólo hace problemática la defensa, sino que hace extremadamente difícil cualquier contraataque. Hay que tener en cuenta también otra circunstancia. La persona inteligente sabe que es inteligente. El malvado es consciente de que es malvado. El incauto está penosamente imbuido del sentido de su propia candidez. Al contrario de todos estos personajes, el estúpido no sabe que es estúpido.

Con la sonrisa en los labios, como si hiciese la cosa más natural del mundo, el estúpido aparecerá de improviso para echar a perder tus planes, destruir tu paz, complicarte la vida y el trabajo, hacerte perder dinero, tiempo, buen humor, apetito, productividad, y todo esto sin malicia, sin remordimientos y sin razón. Estúpidamente.

Sería un grave error creer que el número de estúpidos es más elevado en una sociedad en decadencia que en una sociedad en ascenso. Ambas se ven aquejadas por el mismo porcentaje de estúpidos. La diferencia entre ambas sociedades reside en el hecho de que en la sociedad en declive los miembros estúpidos de la sociedad se vuelven más activos por la actuación permisiva de los otros miembros.

Una sociedad en ascenso tiene también un porcentaje insólitamente alto de individuos inteligentes que procuran tener controlada a la fracción de los estúpidos para que el progreso sea un hecho.

En una sociedad en decadencia, el porcentaje de individuos estúpidos sigue siendo igual; sin embargo, en el resto de la población se observa, sobre todo entre los individuos que están en el poder, una alarmante proliferación de malvados con un elevado porcentaje de estupidez y, entre los que no están en el poder, un igualmente alarmante crecimiento del número de los incautos.

En el elaborado repaso de la estupidez humana, perfectamente estudiada y de la que nos ha dado buena cuenta el librepensador Carlo M. Cipolla en su libro ‘Allegro ma non Troppo’ (alegre pero no demasiado) resume las leyes fundamentales de la estupidez humana:

La Primera Ley Fundamental: “Siempre e inevitablemente cada uno de nosotros subestima el número de individuos estúpidos que circulan por el mundo”.

La Segunda Ley Fundamental: “La probabilidad de que una persona determinada sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de la misma persona”.

La Tercera Ley Fundamental: “Una persona estúpida es una persona que causa daño a otra o grupo de personas sin obtener, al mismo tiempo, un provecho para sí, o incluso obteniendo un perjuicio”.

La Cuarta Ley Fundamental: “Las personas no estúpidas subestiman siempre el potencial nocivo de las personas estúpidas. Los no estúpidos, en especial, olvidan constantemente que en cualquier momento y lugar, y en cualquier circunstancia tratar y/o asociarse con individuos estúpidos se manifiesta infaliblemente como un costosísimo error”.

La Quinta Ley Fundamental: “La persona estúpida es el tipo de persona más peligroso que existe. El estúpido es más peligroso que el malvado”.

Estúpidos en Ceuta.

El ejercicio es simple si se tiene memoria histórica. Busque que encontrará rápidamente ejemplos asimilados al estúpido.

Nuestra propuesta de hoy tiene nombres y apellidos: Rafa Montero y Juan Luis Aróstegui. Los necios de relevancia pública que ejercitan su poder estúpido asociado desde hace más de veinticinco años. Acuérdense de ‘Continente’ (hoy Carrefour) y de cómo estos dos personajes arruinaron la posibilidad de que la gran superficie comercial por excelencia se estableciera en Ceuta. Sin embargo en la actualidad se sueña con Mercadona, se agradece el desembarco de Inditex...

Rasquen un poco en su memoria y recuerden las sartenes y los tarritos de tierra... de Almería, o los posicionamientos contra el hecho de ser Autonomía, o el ‘Cristina C’, o la chatarra, o ‘Ciudad Límpia’ o los acuerdos ‘murcianos’, o las losetas, o el desastre en la gestión económica del que fue concejal de Economía. Acciones estúpidas conjuntas de Montero y Aróstegui que siguen porfiando en esta sociedad contra todo lo que signifique evolución, avance. Estúpidos consentidos que, como diría el escritor Carlo Cipolla, permanecen entre ese porcentaje siempre existente en la sociedad.

Contra EL PUEBLO

Los depositarios de la estupidez en Ceuta se han unido, llevan años, tratando de socavar, hundir, influir en definitiva para deshacerse de un medio que no les ríe las gracias. Nunca se las rió. Publicar un embargo de 286 euros decretado absurdamente deja en evidencia a quienes no tienen ya cómo hacer, ni qué lograr para intentar mancillar el nombre y el prestigio que cada día se gana EL PUEBLO con su trabajo, con sus inversiones en Ceuta, con su labor de creación de puestos de trabajo y de contribución al dinamismo económico de la ciudad creando su propia industria en su tierra. Les supera, no pueden, no lo asimilan... Lo dicho, estúpidos.

De lo que no se percatan los estúpidos es de que la respuesta a sus ‘cuitas’ les llegará desde la Inteligencia.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto