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OPINIÓN - LUNES, 09 DE AGOSTO DE 2010

 

OPINIÓN / EL MAESTRO

Abandono escolar ¿fracaso o liberación?
 


Andrés Gómez Fernández
andresgomez@elpueblodeceuta.com

 

Me suele ocurrir con mucha frecuencia. En los últimos días me he encontrado con algunos antiguos alumnos; en ocasiones fueron ellos los que me identificaron, ya que con el transcurso de los años, los cambios físicos operados en ellos hicieron difícil su reconocimiento por mi parte. Sólo el hecho de mencionar mi nombre, hacía que me pusiese en guardia y, al solicitarles su identificación, con el mayor número de datos, a veces acompañados de algunos hechos significativos o anécdotas, llegué a situarme en el tiempo.

El más reciente de los casos me ocurrió el pasado miércoles, día 4 de los corrientes, en una consulta médica. Como viene siendo norma, después de muchos años que dejó la escuela –se ruborizó al decirme que casi ya tenía medio siglo- me costó mucho trabajo reconocerlo para lo cual tuve que recurrir a mi “protocolo” establecido.

Me refirió mi ex-alumno que no llegó a finalizar sus estudios –se refería a la EGB- teniendo que abandonar, obteniendo sólo el Certificado de Escolaridad, con el cual tenía vía libre para incorporarse al mundo laboral. No pudo hacer la Formación Profesional, encontrándose, en aquellos momentos, con el grupo que se dirigía a determinados tiempos de trabajos, de provenir bastante incierto.

En aquellos momentos, existiendo clamorosamente el fracaso y consiguiente abandono escolar, apenas se le daba la publicidad que se le da ahora, al menos, gozaban de cierta indiferencia.

Ahora, un reciente estudio, describe la historia de chicos y chicas cuya trayectoria ha ido avisando desde muy temprano de esa preocupante estadística de fracaso y abandono escolar. Aunque existe una matización: ellos abandonan mucho antes que ellas.

De nuevo, conviene recordar las causas del fracaso y abandono escolar. Como siempre se recurre a nuestro sistema escolar, al ser considerado muy rígido, incapaz de ofrecer soluciones y captar su interés, sino que ha ayudado a ese desenlace con medidas ineficaces y perversas, como la repetición. Sirva como ejemplo éste: nueve de cada diez alumnos que abandonan la ESO, son repetidores.

Otro problema añadido es el siguiente: el absentismo escolar: de los que abandonaron en la ESO, la mayoría de ellos también eran “absentistas“ (225 horas en ausencias, sin justificar, de media en el primer ciclo de la ESO y no es que se suspendieran los exámenes, es que no se presentaban a la mitad en 1º y 2º de la ESO). Y es que “el que repite, no gana nada y se le empuja al abandono”, manifiestan los responsables del Estudio.

Pero, buena parte de los que abandonan, a pesar de lo que señalan los tópicos, no lo hacen en la educación obligatoria. Se revisan los expedientes de los jóvenes que han dejado sus estudios sin un título post-obligatorio (al conocido abandono escolar temprano, que en España es del 31%, el doble que la media europea) casi la mitad (el 44, 3%) se fueron de las aulas cuando ya había empezado el Bachillerato. Otro 42,8%, lo hizo cuando aún estaban o acababan de terminar la ESO o en un curso de Garantía Social, y el resto una vez empezado un curso de FP. Si se separan por nacionalidad, los españoles abandonan más en la etapa postobligatoria (61,2% en el Bachillerato o la FP) y los extranjeros en la obligatoria (76%).

También el Estudio hace una disección del fracaso escolar en España al reafirmar la importancia de factores externos a la escuela: el origen socioeconómico y sobre todo, el cultural (hijos de trabajadores no cualificados tienen triple riesgo de fracaso que los universitarios o la abundancia de empleos de baja cualificación en algunas comunidades). El abandono es mucho mayor en regiones como Valencia, Baleares o Canarias.

Pero se insiste en que los factores escolares también buena parte de culpa, en concreto esa rigidez de un sistema que expulsa a muchos jóvenes. Además, en un contexto en el que la escuela compite por la atención de los alumnos, de información accesible y abundante, el sistema educativo no logra que los estudiantes consideren útil y atractiva su selección de contendidos y la forma de transmitirlos. De esa forma, habría que tener en cuenta que los alumnos que abandonan no perciben como un fracaso, sino como una liberación a pesar de la presión de los padres para que continúen.

Conviene recordar que anteriores estudios sobre el abandono temprano de los estudios, representa un lastre para nuestro país, perjudicando obviamente nuestra economía, como ya lo advirtió, en su momento la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo). Como señalábamos anteriormente, en esta misma página, ese abandono en nuestro país se encuentra, en estos momentos en un 31%, el doble de la media europea (15,3%) solo superado por Portugal (39,2%) y Malta (41,7%).

Por otro lado tenemos como referencia los “Objetivos de Lisboa-2000”, que aconsejaban que todos los países miembros de U.E. se comprometieran a reducir esa tasa hasta el 10% en 2010 –ya estamos en ese año, y el abandono permanece inamovible-. Ahora, renunciando a conseguir ese porcentaje, se propone llegar al 15% en 2012, que como se supone no se conseguirá, con lo cual estaremos igual que ahora. Esperemos.

Por último, lo que si me parece algo inconcebible que para aquellos alumnos “etiquetados” como practicante del abandono escolar, éste signifique una liberación. Yo pienso que llegado un momento, será para ellos una reflexión profunda y posterior rectificación, incorporándose -nuca es tarde-, en aquellos programas, que en su momento, renunciaron.
 

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