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OPINIÓN - LUNES, 23 DE AGOSTO DE 2010

 

OPINIÓN / ESPAÑA CAÑÍ

¡Pelillos a la mar!
 


Nuria Van Den Berghe
nuriavandenberghe
@elpueblodeceuta.com
 

¿Quieren creer que nadie ha podido explicarme el origen de esta expresión? Me como las tripas de intriga, porque se me hace muy cuesta arriba imaginarme a un barbero con un saco tirando en el puerto los residuos de su negocio. Se me hace cuesta arriba y me parece imprudente, porque los de las patrullas medioambientales de nuestra maravillosa Benemérita son más ecologistas que los verdes alemanes y te meten un paquete por polucionar si pestañeas habiéndote echado en la pestaña más rimel que el considerado políticamente correcto.

Vale, de acuerdo pues ¡Pelillos a la mar! Porque los españoles ya hemos soltado los millones de euros a Marruecos y los agravios por las terribles torturas a las que someten a quienes traspasan la frontera de Melilla se van disipando. Lo que no se disipa es el guantazo que le metió un usuario de la frontera a una policía española, que le rompió el tímpano. ¿Le meterían al tipo el lógico “atentado contra la autoridad”? En Ceuta le hubieran empapelado por partida triple en blanco sobre negro y letra redondilla. Pero lo cierto es que está visto y comprobado que, con buena voluntad y buenos dineros no hay mal que cien años dure, ni adefesio que no acuda a Madrid al doctor De la Fuente que fue quien recauchutó a Leticia y salga hecha un pimpollo.

Les digo y les comento, que para eso estoy muy puesta. Porque pinchadores con bata blanca los hay en todas las latitudes, pero hay que ir sobre seguro en el momento de chutarte el ácido hilaurónico, las vitaminas y el botox. No es “rellenar” sino “realzar” el tercio superior del rostro a modo de mini-lifting, metiendo un poco al pómulo para que todo suba. En señoras y en señores, porque ahora es “lo más” llevar el rostro, cuello y escote bien vitaminados y estiraditos mismamente como si le hubieran pasado una plancha con vapor.

¡No se meten en la Costa del Sol chutes estéticos los varones! Para eliminar con láser las cicatrices del acné, para ponerse buena cara, para suavizar el rictus nasogeniano y dejar en la sala de curas el gesto de preocupación. Salen de la clínica más bonitos que un San Luis y luego acuden a médicos naturalistas o a los que hacen medicina convencional remezclada con la medicina milenaria, que son más “in” para que les prescriban los remedios para mantenerse a tope estético.

¿A que no sabían ustedes que yo he estudiado medicina natural durante cinco años? Pues yo se lo digo. Y la he estudiado en provecho propio y para enterarme de lo que tengo que ingerir para mantenerme joven y saludable, con mi talla 38 y sin una mísera arruga. Aunque mi escasez es endémica y nunca ahorro para darme el lujo de pasarme por Madrid, calle Concha Espina, enfrente de la gasolinera y a la vera del Bernabéu, a requerir los servicios de las preciosas y encantadoras Mar Mira y Sofía Ruiz del Cueto que es la niña de Carmen Posadas y la que trata a mi hijo chiquitillo para que olvide el acné adolescente y recupere un cutis de melocotón. En mi casa hay prioridades y si va uno de la familia los otros tenemos que renunciar. A esa clínica van “las famosas” y sales hecha un bellezón, vengan inyecciones, vengan laseres, vengan infiltraciones, vengan gloria bendita y la bendición de Dios. ¡Me da una envidia!. Pero les digo que, bebiendo y tragando se logran grandes cosas.

¿Qué no hay pastora para ponernos guapos y “estos de ahora” pasan de aquello de que “el cuerpo es el templo del espíritu” y nos subvencionan la belleza? Pues ¡Pelillos a la mar! Yo me agarro unas capsulas con betacaroteno, polifenoles de uva y licopeno puro de tomate, antioxidantes fetén. Luego mi coenzima Q 10 , mi vitamina E, mi ácido hilaurónico y mi colágeno encapsulado y a tragar. ¡Glup,glup! Y lo trago con agua tintada por un líquido Detox de esos que llevan alcachofa, reina de los prados, papaya, fucus, pensamiento, diente de león, te verde, hinojo, piña y todo lo que quepa que no sea ni guaraná, ni mate, ni ginseng, esos tres productos me ponen nerviosa y me agitan. Pero el carísimo ginseng rojo coreano fetén no agita y es muy adaptógeno. Yo hablo de lo que experimento en primera persona y de lo que consulto y estudio para lograr la longevidad y un cuerpo sin edad y una mente sin tiempo. Tengan en cuenta que, con la llegada de la Nueva Transición y la vorágine gozosa de cambios que se avecinan, tenemos que estar preparados en cuerpo, mente y espíritu. Hará falta fuerza para remontar España, una mezcla de energía, inteligencia y transformación de todos nosotros y que nos pille el cambio guapos, energizados y con la muda de ropa interior bien limpia.

¿Qué dicen con esas caras de liendres convalecientes de una mamoplastia? ¿Qué si en la Nueva Era se insultará a las mujeres policías de la frontera? Me pondré castiza madrileña ¡Amos, anda! Que es como decir “anda p´alante que te voy a meter un puro que te vas a cagar”. Y no pasará nada con el “Amos anda!, si acaso ¡Pelillos a la mar!.

Y al barbero que le den la mundial por delito ecológico. Lo que no es, no es.
 

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