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ACTUALIDAD - JUEVES, 26 DE AGOSTO DE 2010


inmigrantes. fidel raso.

inmigracion
 

Llegan 9 inmigrantes mientras
fuera del CETI otros se
concentran para salir

En dos horas, de ocho a diez de la mañana, la ‘Gadir’ llegaba con 9 subsaharianos, otros dormían frente a la Policía y un tercer grupo clamaba por abandonar Ceuta
 

CEUTA
Tamara Crespo

ceuta
@elpueblodeceuta.com

La ciudad fue escenario ayer de hechos que ocurrieron en apenas dos horas pero que reflejan la odisea a la que los centenares de inmigrantes que recalan en Ceuta se enfrentan a veces durante años. Mientras la Salvamar ‘Gadir’ recataba y traía a puerto a nueve subsaharianos, otro grupo de personas procedentes de los mismos países dormía frente a la Jefatura Superior de Policía en protesta por su situación de indefinición en territorio ceutí, sin poder regresar a sus países ni salir a la Península. Al mismo tiempo, medio centenar de residentes en el CETI se reunían en el monte en asamblea para compartir la misma inquietud.

Ceuta fue escenario ayer de una insólita sucesión de hechos que reflejan el penoso ciclo de la inmigración clandestina: mientras nueve subsaharianos rescatados en el mar llegaba al puesto de la Guardia Civil en el puerto, otro grupo bastante más numeroso celebraba en el monte una asamblea para debatir su difícil situación en la ciudad.

La sucesión de estos hechos, de los que ha sido testigo EL PUEBLO, comenzó a las ocho de la mañana, cuando la embarcación de Salvamento Marítimo con destino en Ceuta, la ‘Gadir’, traía a la ciudad a nueve hombres rescatados a cinco millas de la costa ceutí. Los inmigrantes, de origen subsahariano como todos los que, a cuenta gotas, están llegando a las costas españolas en especial durante los meses de verano, trataban de alcanzar las costas peninsulares en dos pequeñas balsas hinchables. Una de las barquitas, de colores, era similar a las que se han visto en las últimas semanas, de las que se venden a los bañistas para dar paseos por la playa.

Los ocupantes de estas dos pateras se encontraban en aparente buen estado de salud, por lo que no requirieron atención por parte de los sanitarios de Cruz Roja, que acuden al muelle en estos casos.

Lo que sí se proporciona siempre a los inmigrantes, en tierra es ropa seca y limpia. Los de ayer llegaban pertrechados de chalecos salvavidas, iban abrigados e incluso alguno de ellos había tenido la precaución de llevar dos prendas superpuestas. La ropa desechada llenó un contenedor de basura y los inmigrantes esperaron un rato sentados en la gasolinera del puerto hasta que el vehículo de la Policía Nacional, que en esos momentos llevaba a cabo un servicio en Los Rosales, pudo acudir a recogerlos. El protocolo en estos casos es la apertura de una ficha de identificación y su posterior traslado al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI).

En el paseo de Colón

De este centro provienen los extranjeros, también subsaharianos, que desde el pasado mes de abril protestan frente a la Jefatura Superior de Policía, en el céntrico paseo de Colón, por su larga espera en el CETI, que en algunos casos es, según afirman, de dos y tres años, hasta que se resuelven sus casos y se decreta su expulsión a sus países de origen o su traslado a la Península.

Lo que en un principio, era una manifestación, en la que un grupo de inmigrantes que se declaraban originarios de países como Congo, Ruanda, Camerún o Costa de Marfil, permanecían unas horas apostados con pancartas frente a la comisaría, se ha convertido en otro pequeño campamento. Durante el día, a las horas en las que el sol es más implacable, el grupo se protege bajo rudimentarias tiendas de campaña confeccionadas con sábanas y otros elementos similares y ubicadas en un callejón. Ahora, han comenzado también a pernoctar en el lugar. A las 09.29 horas de ayer, mientras los recién llegados eran trasladados al CETI, los protagonistas de la protesta dormían en camastros que ocupaban media acera, con colchones y cartones colocados sobre cajas de fruta y provistos de sábanas, mantas y almohadas.

Este ‘limbo’ en el que personas jóvenes que arriesgan sus vidas para llegar a Europa en busca de mejores condiciones de vida, se quedan atrapados durante meses y años llevó ayer por su parte a otro numerosos grupo de residentes en el CETI a organizar una asamblea en el monte.

Eran las 09.37 horas cuando EL PUEBLO se convertía en testigo de la concentración de algo más de medio centenar de inmigrantes subsaharianos, todos hombres, en el bosque de García Aldave, a unos 300 metros del CETI. Este punto es utilizado también como campamento por quienes prefieren dormir fuera del centro que, según los datos de la Delegación del Gobierno son unos 60.

Los concentrados desarrollaron un debate ordenado, en el que se pedían turnos de palabra. Tras una decena de intervenciones, seguidas con gestos de aprobación o desaprobación de los presentes, cuyos rostros reflejaban en todos los casos preocupación, la asamblea se disolvió sin que aparentemente se llegara a un consenso sobre posibles acciones a emprender, entre las que algunos mencionaban una manifestación. “Si se decide hacer una manifestación sería pacífica, sólo para protestar, no queremos líos ni incidentes”, explicaba a EL PUEBLO uno de los que mejor hablaba castellano. Otros afirmaban llevar en el CETI hasta tres años, “sin dinero, sin poder llamar a la familia y con la misma ropa que nos dieron al llegar”, lamentaban. “La gente quiere salir, tener sus papeles, sólo queremos libertad, estamos en Europa pero en una cárcel”, resumía otro.

La asamblea terminaba pasadas las diez de la mañana con un rezo en el que los inmigrantes, reunidos en círculo, unieron sus manos.
 

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