Los más de medio centenar de subsaharianos que, hartos de su
larga estancia en la ciudad, debatían este miércoles en el
monte la posibilidad de manifestarse lo hicieron finalmente
ayer. Pasadas las diez de la mañana y tras recorrer la
ciudad desde el CETI, los inmigrantes llegaban a la plaza de
los Reyes, donde clamaron durante horas por su “libertad”.
La protesta transcurrió por cauces pacíficos, los
concentrados aseguraron que pernoctarían frente a la
Delegación del Gobierno y aunque durante el día trasladaron
cánticos y consignas a otras calles, al cierre de esta
edición buena parte de ellos seguían aún apostados allí.
Los inmigrantes que este miércoles se reunieron en el monte,
en una asamblea de la que fue testigo EL PUEBLO, se lanzaron
ayer finalmente a las calles de la ciudad en una
manifestación que duró todo el día. A primera hora de la
mañana, más de medio centenar de subsaharianos comenzaron un
recorrido que les llevaría hasta la plaza de los Reyes,
frente a la Delegación del Gobierno. Al grito de “libertad”
y con la palabra ‘África’ en todo momento entre sus
consignas, gritadas con ritmos musicales, los extranjeros,
todos ellos acogidos en el Centro de Estancia Temporal de
Inmigrantes (CETI), trataron de llamar la atención de las
autoridades gubernamentales.
Pacíficos
La manifestación transcurrió en todo momento por cauces
pacíficos, pues tal como habían asegurado horas antes a este
diario, en caso de decidirse por llevar a cabo la
concentración, sería así, “sólo para protestar”, sin “líos
ni incidentes”. Aunque el Cuerpo Nacional de Policía hubo de
enviar alguna dotación de refuerzo para controlar la
situación, tan sólo fue necesario retirar a los
manifestantes de la calzada para que el tránsito por la
calle Beatriz de Silva no se viera afectado, tras lo cual,
pasadas ya las once de la mañana, estos continuaron con sus
bailes y canciones sin decaer a pesar de que el calor era
ayer sofocante.
Cuando la Policía se les acercaba para retirarles hacia la
plaza, los inmigrantes, entre los cuales sólo había un par
de mujeres, se limitaban a levantar los brazos al aire,
cruzando sus manos en un gesto con el que representaban una
atadura.
Algunos de los concentrados ayer llevaban, como el día de la
asamblea en el monte, crucifijos de colores colgados del
cuello. Parte de los manifestantes son cristianos, mientras
que otros aseguraban profesar la religión islámica. Unos
decían estar cumpliendo con el ayuno del Ramadán y otros,
como un joven que se decía originario de Benín, afirmaban no
poder realizarlo dadas sus circunstancias.
Las diferencias no se limitaban al aspecto religioso y a
pesar de que al ser preguntados por su nacionalidad muchos
de los integrantes de la manifestación se declaraban
solamente “africanos”, unos se prestaban a hablar, a relatar
sus casos y su situación en Ceuta, mientras que otros les
instaban a guardar silencio ante las preguntas de los
periodistas, al igual que ocurrió el día en que se reunieron
en García Aldave.
Camerún, Congo, Benín, Costa de Marfil y Nigeria eran
algunos de los lugares de procedencia que declaraban los
inmigrantes, algunos de los cuales asegura llevar en Ceuta
cuatro y cinco años, un dato cuya veracidad niegan
tajantemente desde la Delegación del Gobierno, que rebaja
hasta un máximo de dos años el tiempo de permanencia en el
Centro de Estancia Temporal.
Postura institucional
En ausencia del delegado del Gobierno, José Fernández Chacón
-que se encuentra disfrutando de su descanso estival- su
jefe de Gabinete, Sergio Moreno, fue quien se mantuvo atento
a lo que sucedía frente a la sede de la institución. En
ningún momento se planteó, a pesar de las peticiones de los
inmigrantes, la posibilidad de recibir a uno o varios de sus
portavoces.
Tal como señalaba Moreno, el interlocutor de los residentes
en el CETI es el director del centro, al cual los
subsaharianos no quisieron, afirmaba Moreno, transmitir las
inquietudes que les llevaron a reunirse para decidir echarse
a la calle.
“Da pena, mucha pena, pero no podemos hacer nada por ellos,
ojalá pudiéramos darles trabajo a todos, pero mira cómo
estamos en España”, se lamentaba una comerciante de la zona.
Los concentrados aseguraron que se quedarían a dormir frente
a la Delegación y aunque durante el día recorrieron otras
calles, al cierre de esta edición al menos treinta de ellos
permanecían en la plaza de los Reyes.
|