Yo no sé si la luna tiene amores
con un “calé” ni si, en las estepas extremeña o andaluza,
hay un toro enamorado que por ella abandona en la noche la
“maná”… Pero puede asegurarles que contemplar un cielo
centelleante da calma y vértigo a la vez, invitándonos a
soñar y a trascender mientras observamos, pacientemente,
descubriendo sus secretos. Pero además, la luna y las
estrellas pueden ser un excelente mapa para orientarnos en
la noche, facilitándonos el camino la luz residual y, no
digamos ya, si gozamos de luna llena. Hablando obviamente
del Hemisferio Norte (en el Sur el mapa estelar es
diferente), ¿quién no sabe identificar la Vía Láctea, el
mítico Camino de Santiago…?. La Polar tampoco es difícil:
debe buscarse antes el Carro u Osa Mayor, tomar de
referencia las dos estrellas de cabecera (Dubhe y Melack) y,
prolongando ese espacio cinco veces a la derecha nos
encontramos con la Osa Menor (en posición invertida a la
mayor): la última estrella de su cola, petita pero la más
brillante del conjunto, esa es la Polar, que en la oscura
noche ¡es lo que importa!, vaya. En cuanto a la luna en sí
dos observaciones, partiendo de la base de que es una
“mentirosa”, es decir que cuando parece decirnos que está
aumentando de tamaño es al revés y viceversa: en el Cuarto
Creciente (luna creciente), los cuernos apuntan al Este,
mientras que en el Cuarto Menguante (luna menguante), nos
indican el Oeste. Otro método eficaz pero más complicado es
el de las fases y el horario (siempre solar, es decir una o
dos horas menos en otoño-invierno o resto del año,
respectivamente). A ver: Luna Nueva, a las 6 el Este, a las
12 el Sur, a las 18 el Oeste y a las 24 el Norte; Luna
Llena: a las 6 el Oeste, a las 12 el Norte, a las 18 el Este
y a las 24 el Sur; Cuarto Creciente: a las 6 el Norte, a las
12 el Este, a las 18 el Sur y a las 24 el Oeste; Cuarto
Menguante: a las 6 el Sur, a las 12 el Oeste, a las 18 el
Norte y a las 24 el Este.
Y en cuanto al sol, ¿sabrían orientarse de día con un
reloj…? No es imprescindible uno de agujas, aunque facilita
la tarea. Bien, lo primero es poner el reloj en horario
solar, en España (salvo Canarias) dos horas menos en
primavera y verano y una sola el resto del año. Hecho esto,
orientamos la aguja horaria (la pequeña) al sol; se formará
un ángulo entre la manecilla y las 12 de la esfera del reloj
(salvo que coincida la hora oficial con las doce solares),
en el que tenemos que trazar una bisectriz imaginaria, es
decir una línea que divide el ángulo en dos partes iguales.
Su prolongación, entre la aguja horaria y las 12 de la
esfera, nos indica el Sur.
Nada hay mejor para la salud que el trabajo vocacional o,
como está escrito en ese dicho de Voltaire que cuelga en la
rústica y pinturera cantina del albergue de montaña Vega del
Carro (mi casa y la suya, si un día se animan), “Hago lo que
me gusta porque es bueno para la salud”. La actividad
creativa estimula, libera y afina el instinto. Van estas
líneas dedicadas a ese estupendo grupo de Viajes AñosLuz del
9 de agosto, con los que en una semana compartí, entre
riscos y brañas, entre brañas y riscos, paisajes, sudores,
alegría y sano compañerismo, gozando alguna noche también de
la mágica luz de las estrellas. Desde Tetuán y su medina,
Patrimonio de la Humanidad, sobreviviendo a la ola de calor
(¡c´est terrible!), al Ramadán (curiosa práctica islámica a
caballo entre la espiritualidad y el fanatismo) y al
reciente y nefasto viaje del ínclito ministro Rubalcaba
(¿habrá llevado consigo una caja de preservativos la
criatura?) a este bello país que es Marruecos…, ¡va por
vosotros!: Ángela, Fransés, Manuel, Carmen, Sara, Javier,
Rosa, Ana, Francisco, Pedro, Nerea, Rafael, Dolores, Pilar,
Donato, Ana, Francisco, Jorge, Mari Cruz, José Antonio,
Nieves, Nerea. ¡Qué bien lo vamos a pasar!.
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