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OPINIÓN - MARTES, 7 DE SEPTIEMBRE DE 2010

 

OPINIÓN / EL OASIS

Eché de menos el entusiasmo
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

El sentido de la vida está en vivir cada día tal como se presenta (Dijo alguien). Hoy, lunes, cuando escribo, me he echado abajo de la cama con un cabreo morrocotudo. Pero pronto he tenido que desistir de lo que dice la cita. Pues con el careto desencajado no se debe ir a ninguna parte. Ni siquiera permanecer en casa. Ya que acabaría riñendo con la que manda en el hogar y uno ya no tiene edad para vivir el silencio agotador que sigue a la discusión con la pareja.

Tentado he estado de no contarles a ustedes, los cuatro lectores que todavía me aguantan (como dice a cada paso ese pedazo de escritor que es Juan Manuel de Prada. De quien leyendo sus artículos deduzco que pudo llegar muy bien a cardenal de haber tenido vocación religiosa), la razón por la cual he amanecido con el humor avinagrado y con tan mal talante como para ser capaz de mandar a los chirlos mirlos a cualquiera que me lleve la contraria.

Y es que, aunque ustedes no lo crean, me fastidia tener que reconocer que me ha sentado muy mal la derrota de la Asociación Deportiva Ceuta. Sí, ya sé que alguien que se ha pasado media vida como profesional del balompié no debería darle cabida al enfado propicio a salirse de madre por un quítame allá esas pajas; simple y llanamente por un resultado adverso del equipo que ha visto jugar extraordinariamente en dos ocasiones.

La primera de esas ocasiones en que el equipo caballa jugó más que bien fue en Rota, contra el Xerez Deportivo. Cierto es que me curé en salud diciendo que el rendimiento de los conjuntos en pretemporada induce a engaño. Pero también disfruté de lo lindo durante casi media hora de juego en la primera eliminatoria de la Copa del Rey ante el Mancha Real.

Y, claro, aun con todos mis respetos para el Lucena, equipo repleto de jugadores veteranos con saber suficiente como para darle un disgusto al club más encopetado de la categoría, nunca pensé que pudiera tocarnos a nosotros sufrir semejante revés. El cual me ha puesto muy alto el nivel de mala leche y me ha cambiado el paso de un lunes donde yo esperaba celebrar la victoria tendido al sol en la piscina de ese Parador “Hotel La Muralla” que tanto vengo celebrando últimamente (a propósito: ¡menudo hotel vamos a disfrutar cuando el edificio sea reformado! ¿Verdad que reformar es vocablo más preciso que remodelar? Lo digo para quienes han dado en la manía de usar el segundo vocablo sin solución de continuidad).

A lo que iba, que voy a salir de mi casa con el freno de mano echado. Y habiéndome prometido, antes de poner los pies en la calle, no hablar de fútbol con nadie. Pues seguro que ante cualquier impertinencia me pongo en funcionamiento a media vuelta de manivela.

Ahora bien, dado que algo debo opinar sobre el equipo de la ADC, diré lo siguiente: La plantilla me parece excelente. Aunque no hay plantilla que no sea factible de alguna mejora. Eso sí, cuanto antes conviene ajustar las líneas y que los jugadores respondan perfectamente a las misiones concretas encomendadas. Y no olviden los profesionales actuar con entusiasmo. Pues el entusiasmo ayuda a saber, y contribuye a profundizar en lo que se sabe. Y el domingo, con todo mis respetos para los actuantes, me pareció a mí que el entusiasmo estuvo de vacaciones en el Murube.
 

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