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OPINIÓN - VIERNES, 10 DE SEPTIEMBRE DE 2010

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

La guerra al tabaco
 


Jesús Carretero
jesuscarretero@elpueblodeceuta.com

 

Es algo que parece haberse desatado en una gran parte de ámbitos, especialmente de ámbitos políticos que, en definitiva, son los que marcarán la pauta definitiva.

Y lo malo es que la casta política sea la que llegue a regular ciertas normas de conducta que pretenden cambiar, en gran medida, ámbitos y costumbres.

Particularmente, soy un no fumador y lo soy desde casi siempre, pues únicamente fumaba cuando, por cuestión de edad y para llevar la contraria a lo que no me estaba permitido, encendía algún cigarrillo y, a escondidas, me lo fumaba.

Ahora bien, el hecho de que me encuentre, por decisión propia, entre los “no fumadores” no quiere decir que tenga que admitir todo lo que vaya en contra del tabaco y de quienes fuman.

Es más, todo aquello que implica prohibiciones, y prohibiciones gratuitas, me repele, especialmente cuando esas prohibiciones no vienen avaladas por unas razones científicas o sociales que hagan mejorar al grupo humano.

En definitiva, que no admito la prohibición por la prohibición, y mucho menos la admito cuando parte de unas personas que lo único que están haciendo con ello es tratar de apuntarse tantos que no les pertenecen, en ciertos grupos de la sociedad.

A mí que, repito, no fumo, me desagrada que cualquiera de mis colegas de instituto, por ejemplo, profesores con muchos años de docencia, ahora, en sus horas libres, tengan que salirse del centro a fumar un cigarro y que ni siquiera en el patio, abierto al aire libre, como la calle a la que salen, no lo puedan fumar.

¿Por qué en el patio, totalmente, abierto NO y dos metros al lado, al haber traspasado una simple verja, pero en la calle, SI?. Eso ni se puede justificar, ni habría razones para ello.

Ahora bien, el tabaco que tan buenos dividendos aporta a las arcas del Estado es combatido, sin piedad, con lo que esos ingresos ya veremos si no nos llegan a base de otros impuestos más, en cualquier momento. Esto es la demencia.

Y como aquí, además, con eso de haber trasmitido competencias hasta a “periquito el de los palotes”, tenemos el país troceado en cualquiera de las facetas que podamos pensar, nos encontramos ya con que, en el País Vasco se prohíbe fumar en el coche si allí viajan menores.

Los partidos políticos hacen su agosto, o tratan de hacerlo incluso cuando estamos en septiembre y como aquí, entre las diversas facciones políticas parece que están jugando al “y tú más”, pues el PP propondrá salas especiales en los restaurantes.

Éstos, los políticos, por algo lo son, no piden “café para todos”, aunque lo que pidan sea unas veces café y otras achicoria, dependiendo de sus intereses para adquirir votos.

Sobre una misma circunstancia se presentan alternativas, según quien decida y el PP tiene in mente proponer intercambios con un margen de tolerancia, frente a las rigurosidades de las prohibiciones.

La pregunta, una vez más está en ¿Quiénes buscan los votos mejor?.

Y para que, mientras vivan, puedan seguir votando, el PP se plantea una medida de gracia en los geriátricos, con la creación de salas especiales para que aquellos ancianos que no lograron dejar de fumar antes, no sufran el choque drástico de la prohibición.

Lo que he dicho, guerra al tabaco, pero unos la hacen con fusiles y otros con “tira chinas”.
 

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