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OPINIÓN - MARTES, 14 DE SEPTIEMBRE DE 2010

 

OPINIÓN / EL OASIS

La cabeza de Benigno Sánchez
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Benigno Sánchez es entrenador de fútbol. Y lo fue de la Asociación Deportiva Ceuta, no ha mucho, gozando incluso de las mieles del triunfo en su primera comparecencia en el cargo. Todo le iba sobre ruedas en Ceuta. Hasta el punto de recibir la Medalla de Oro de la Ciudad. Pero un día, quizá por causa de los malos efectos que suelen producir los agasajos desmedidos, a Benigno Sánchez se le fue la olla. Y se presentó ante los periodistas, tras varias derrotas del equipo, para que éstos les contaran a los aficionados que había decidido cortarse el pelo al cero, porque reconocía que no estaba trabajando tan duramente como le correspondía.

Lo de Sánchez me produjo un ataque de risa. Y, desde luego, me hizo pensar que esa forma de querer éste dorarle la píldora a los aficionados estaba fuera de lugar. Al día siguiente de semejante declaración, me crucé con Benigno por la calle. Y allá que iba como un sonámbulo, vistiendo un chándal que más bien parecía un pijama comprado en una rebaja de mala muerte. Y, claro, se me vino a la memoria algo que es de cajón: el entrenador, como el torero o el artista, además de serlo debe parecerlo.

Ahora Sánchez está de entrenador en el Lorca Atlético. Y el domingo, cuando lo enfocaron las cámaras de televisión en el partido de su equipo frente a la Asociación Deportiva Ceuta, pude comprobar que Benigno era nuevamente un trasunto de Yul Brinner. Y dije para mis adentros: otra vez ha vuelto este tío a usar la cabeza como medio para tratar de hacerle la pelota a los pocos aficionados que acuden a presenciar los partidos en el Artés Carrasco.

Si el entrenador murciano usara la cabeza para menesteres más necesarios, seguramente que dada su juventud y las oportunidades que está teniendo, acabaría haciendo carrera en un deporte tan difícil como es el fútbol. Pero, una vez más, pude comprobar que la testa de Benigno Sánchez está vacía de contenido futbolístico.

Y no lo digo porque el conjunto lorquino juegue un fútbol directo, sin más pretensión que llegar cuanto antes a la portería contraria y que sus jugadores tengan en mente sólo dos ideas: presionar a los rivales y anular cada cual a su par. Ya que tales armas son tan buenas como cualesquiera otras y, si me apuran, muy necesarias para competir en segunda división B. Una categoría donde la cabriola, el regate en corto, el pasecito horizontal, la triangulación en el centro del terreno, no conducen a nada práctico. Lo digo, sin duda, porque Benigno Sánchez fue incapaz de aprovecharse de la superioridad numérica de su equipo durante casi sesenta minutos de juego. Lo cual es un error tan monumental como para decirle a Benigno que deberá recurrir a partir de ahora, y durante una buena temporada, a cilicios más dolorosos, como prueba de torpeza, que esa pantomima de lucir cráneo faraónico.

El técnico ceutí, Joao Deus, sin embargo, parece sentirse muy a gusto con su melena. Y no creo que sea capaz de sacrificarla por ningún brindis al sol. El domingo pasó la prueba con nota alta. Él sabe, pues parece no tener un pelo de tonto, que hay cosas que aún no funcionan en su equipo. Pues el centro del campo, lugar donde se cuecen los éxitos y los fracasos, no está aún logrado. No obstante, merece un sobresaliente por la ayuda prestada a sus jugadores con sus decisiones en momentos delicados. Decisiones merecedoras de explicaciones en las páginas deportivas.
 

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