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OPINIÓN - SÁBADO, 16 DE OCTUBRE DE 2010

 

OPINIÓN / ESPAÑA CAÑÍ

Las esperpénticas alianzas ceutíes
 


Nuria Van Den Berghe
nuriavandenberghe
@elpueblodeceuta.com
 

Esta escribidora reconoce que no es lo mismo contemplar la realidad de la españolísima Ceuta desde el centro de la plaza, sorteando los cuernos y dando capotazos sobre el albero, que ejercer de espectadora desde la barrera.

No obstante, tal vez, los acontecimientos se puedan observar con más comodidad apalancada en el tendido de sombra, dándole un festival a un bocadillo de jamón de Guijuelo y eructando con fina discreción tras cada buche de Seven Up (nunca hay que perder las formas, porque el estilo es el hombre, lo decía Alain de Benoist de la Nouvelle Droite francesa).

En mi caso concretamente no oteo desde el tendido sino desde las noticias que escupe la pantalla de mi ordenador y alucino en colores cuando leo con incredulidad las estrambóticas y antinaturales coaliciones que aparecen en Ceuta, por mucho que se autodenominen “Caballas” para dar la nota autóctona, cuando ese nombre suena sencillamente a agrupación deportiva y al desconocedor de la temática puede parecerle que, los coaligados, se andan organizando para montar un maratón benéfico tipo San Silvestre y en cualquier momento se van a endosar el calzón corto y nos van a ofrecer el lastimoso espectáculo de sus peludas extremidades, corre que te pillo que el que llegue el primero es premiado con banda, foto junto a dos macizas y copa de vino español.

De algo así debe tratarse el trajín porque nunca, jamás, voy a asumir que un señor musulman como Mohamed Alí se alíe con un señor de Comisiones Obreras como el Aróstegui. En primer lugar porque Alí es un creyente que no un laico y su escaso electorado está conformado por creyentes. Y esos votantes de Mohamed Alí lo hacen porque comulgan con sus ideas, religión y valores, que son los de un islámico moderado en una sociedad democrática europea. Igualito como cuando los peperos votamos al pepé `porque comulgamos con los valores tradicionales que representa y compartimos los principios éticos que conlleva la ideología conservadora.

Por lógica, si el señor Aróstegui es de Comisiones Obreras ha de ser comunista y el comunista es ateo por principios. Según el comunismo “la religión es el opio del pueblo”. ¿Puedes los votantes de Mohamed Alí, en conciencia, aupar al poder a un comunista? ¿Permiten los principios morales y las normas del Islam depositar la confianza de la defensa de unos valores en un no creyente de cualquier signo? ¿No existe en Ceuta alguna autoridad religiosa musulmana que aclare la licitud moral de este tipo de “alianzas”?.

Lógicamente, Aróstegui, como toda la izquierda, apoyará la Ley del Aborto, abominada por los católicos y apoyará el que las niñas aborten sin el permiso de los padres y la libertad sexual y la píldora del día después. ¿Permiten las autoridades religiosas islámicas de Ceuta que sus fieles voten esa falta de principios? ¿Comparte el musulman Mohamed Alí los principios y postulados comunistas? Si es un creyente tiene que rechazarlos de plano. Sin fisuras. Y oponerse a ellos con todas sus fuerzas porque la moralidad de todas las religiones monoteístas es casi idéntica. A no ser que Aróstegui haya abandonado las ideas de izquierdas, reciclándose en conservador y defienda como defiende el Partido Popular nuestras, raíces que se entroncan en el Humanismo Cristiano. Eso significaría que Aróstegui ha abandonado Comisiones Obreras que es un sindicato de la izquierda comunista.

Pero ¿Qué pintan dos personas tan abiertamente opuestas coaligándose? ¿Es que piensan ocultar ese antagonismo moral a los electores o es que piensan que sus votantes son tontos o se han caído de un guindo y que, encima, los imanes ni se enteran de qué va la cosa?.

Lógico y humano es el que, las personas, aspiren al cargo político y al sueldo, porque resultan muy golosos en estos tiempos en los que tenemos a cuatro millones de parados, muchos de ellos con excelencia universitaria y con más másteres, idiomas y formación que pelos en la cabeza. Lógico humano y natural que, por medrar en política se hagan pactos, porque se están defendiendo el pan y el puchero. Pero aquí no es “todo vale”. Ideologías radicalmente opuestas y cuyos principios morales se rechazan mutuamente por una cuestión de valores éticos y humanos, no pueden tratar de rascar el sufragio de idéntico grupo de electores. ¿Dónde está el ejemplo de coherencia moral de Mohamed Alí y de Aróstegui? Incluso el populismo bananero de prometer a los electores “la ayuda” que no el trabajo, porque ninguno de estos Caballas pertenece al entramado empresarial capaz de crear empleo y riqueza, incluso el populismo de saldo y oferta del “todo a veinte duros” choca con las creencias firmemente arraigadas del electorado y de sus dirigentes religiosos y espirituales. Y me consta que el electorado musulman no va a poner en venta sus creencias por cuatro ofertas chapuceras e irrealizables.

La esperpéntica alianza Caballas es tan lógica como aliar a Fidel Castro con el sultán de Brunei. Y además el nombre incluso está fallado porque, como cada coaligado es de una leche distinta debería haberse llamado “Sepia gigante australiana” que es un bicho con los ojos en forma de W que tienen la rara facultad de que miran al tiempo para adelante y para atrás y si no me creen se meten en el internet. En esta Coalición Sepia entre musulmán e izquierdoso cada cual mira para su lado, pero en el fondo y en la forma y entre mirada y mirada estrábica, los ojos siempre van a depositarse en la misma sabrosa golosina: el sueldo, las prebendas y el sillón. ¡Que lastimoso esperpento!.
 

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