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OPINIÓN - MARTES, 2 DE NOVIEMBRE DE 2010

 

OPINIÓN / EL OASIS

Llamada de un señor de Úbeda
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Dado que yo he reflejado en esta columna, en alguna que otra ocasión, haber sido alumno de las Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia (Safa) y he mencionado también cómo Manuel Bermudo de la Rosa –jesuita y rector de la Obra- trataba de quitarme de la cabeza la locura del fútbol, para que dedicase todos mis esfuerzos a hacer una carrera universitaria, a veces he recibido llamadas de personas que tuvieron la suerte de conocerlo y de alumnos que fueron compañeros míos en los comienzos de los años cincuenta.

Llamadas telefónicas que nos sirvieron para dejarnos mecer durante unos minutos por la nostalgia y, cómo no, para volver a recordar que fuimos niños pertenecientes a una época muy dura, excesivamente dura, y que influyó, cual no podía ser menos, en nuestro carácter.

El sábado pasado recibí la última llamada. Me la hizo un señor que decía haber hecho magisterio en las Escuelas Profesionales de Ubeda -territorio asimismo regido por aquel Bermudo que era incapaz de tomarse el menor respiro cuando se trataba de sacar adelante a los niños de las familias menos favorecidas-. Y después de los saludos de rigor y de comunicarme que lleva mucho tiempo leyéndome, me dijo que se había tomado el atrevimiento de indagar sobre mi número de teléfono y que, una vez que lo había conseguido, no había dudado lo más mínimo en ponerse en contacto conmigo. En principio, para pedirme mis señas a fin de enviarme un libro escrito por Bermudo de la Rosa.

Tras conversar unos minutos, de cuestiones relacionadas con el jesuita MB y sobre las cosas que ocurrían en la Safa de aquellos cincuenta del siglo pasado, mi comunicante cambió de tercio en el momento adecuado. Y lo hizo para hablarme de problemas relacionados con la política de Ceuta, esgrimiendo grandes conocimientos al respecto.

Tal es así que, a medida que me iba contando cosas, a mí me daba la impresión de que podía ser algún ceutí que, tras haber leído vida y milagros de la Safa, a fin de confiarme, me estaba usando como depositario de asuntos que no dejan de ser preocupantes. El hombre, todo hay que decirlo, en cuanto se percató de mis dudas, decidió darme aún más datos de los que ya me había aportado en lo tocante a su identidad. Lo que contribuyó a que le prestara más atención en todos los sentidos.

-¿Ha leído usted, Manolo, el Boletín Oficial de Ceuta, referente a la concesión de ampliación de plazo de ayuda a Ebania Interiorismo y Decoración, S.L.?

-Algo he visto...

-Pues esa prórroga termina el próximo 5 de noviembre. Y pertenece a los 21.000 euros de subvención concedidos a una empresa que ya no existe. Puesto que el socio de Andújar no quiere saber nada de ese señor que vende seguros en Ceuta. Porque la empresa iliturgitana no ha visto ni un duro de dicha subvención.

A partir de ahí, es decir, a partir de dejarme yo querer, mi comunicante, formado en las Escuelas de la Sagrada Familia (Safa), me fue contando hechos lamentables. Pues dice que le agrada sobremanera la forma que yo tengo de contar las cosas.
 

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