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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 3 DE NOVIEMBRE DE 2010

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

Aquellos países, ciudades o pueblos, que no mantienen sus tradiciones, están perdiendo parte de su identidad. Ceuta, nuestra tierra, sigue manteniendo su tradicional “mochila” aunque, cada vez, se vean a menos niños con sus talegas, dirigiéndose hacia San Antonio con parada obligatoria en el tubo de hierro, al final de San Amaro, para beber agua y continuar su camino, recogiendo moras e introduciéndolas en una lata.

Lógicamente la vida cambia y el tiempo pasa, teniendo que adaptar esas tradiciones a los tiempos actuales, pero sin olvidar nunca que hay que seguir manteniéndolas.

A mí, cada no puede pensar lo que quiera y hacer lo que mejor le venga en ganas, personalmente y en persona, la celebración del “día de los muertos vivientes”, par aclararnos Halloween, me importa un bledo. Eso es algo muy tradicional en los pueblos anglosajones, llevándose la palma en esa celebración los americanos de América.

Allá cada país con sus celebraciones, cosa perfecta porque mantienen viva sus tradiciones, pero en esta tierra, Halloween pinta menos que yo en la capilla Sixtina.

Haciendo memoria vieja, recuerdo aquella talega de nuestras “mochilas”, que nuestra madres preparaban lo mejor que podían, siempre dentro de su economía. A pesar de que, en ocasiones, tenían que hacer verdaderos malabarismo para que no nos faltase algo en la talega el día de la mochila.

En aquella talega, a la que algunas madres incluso les ponían el nombre de los portadores de la misma, se introducían castañas, nueces, pan de higo, la consabida chirimoya que siempre llegaba a casa destrozada manchando toda la talega y una graná, que esa era intocable hasta la vuelta de la pequeña excursión, para que nuestras madres la abriesen, separasen los granos y le echasen azúcar. Oiga, bocata di cardinali.

Cargar con la talega, recoger a los amigos y ponernos en marcha hasta San Antonio, cantando aquello:”De ¡ay! mí mochila, no se la come el gallo ni la gallina, que es para mi barriga”, era todo un tradición. Nadie se quedaba sin cantar esa cancioncilla que, era aprovechada para sacar la primera castaña e iniciar el asunto de empezar a “tajelar”.

Hoy, que duda cabe, con el avance de los tiempos, la cosa ha ido cambiando y las familias, se desplazan a San Antonio o la posición A, dependiendo de donde viva cada uno, para reunirse todos y celebrar junto esta tradición tan nuestra que no debemos perder, a pesar de que los tiempos cambien.

El Halloween que lo celebren los americanos de Américas, y demás países anglosajones, porque para eso es una de sus tradiciones. Nosotros no tenemos que copiar a nada ni a nadie, solamente celebrar nuestras tradiciones, para mantener siempre viva nuestra propia identidad.

Los que quieran copiar las tradiciones de la celebración del Halloween que lo hagan están en su derecho, pero que nunca olviden que mantener nuestra propia identidad consiste en celebrar, ese día, la mochila.
 

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