PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura
Melilla

Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

OPINIÓN - JUEVES, 18 DE NOVIEMBRE DE 2010

 

OPINIÓN / EL OASIS

El alcalde más valorado de España
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Juan Vivas está en la cresta de la ola. Locución adverbial muy socorrida para quien desea expresar el momento de popularidad que vive el alcalde más valorado de toda España, según nos dice la última encuesta realizada por Merco Ciudad. Y que los medios locales se han encargado de anunciar a bombo y platillo. Como debe ser. Puesto que es distinción procedente de la voluntad de los ciudadanos. No obstante, cresta de la ola es expresión poco atinada en este caso.

“Cresta de la ola. Pocas expresiones tan exactas para definir la altura y precariedad simultáneas de quien sube como la espuma, impulsado por una fuerza ajena. Brilla un instante, y después se desploma. Y digo por una fuerza ajena, porque, aunque haya hecho méritos suficientes para reclamar la atención, esa forma momentánea de exhibición es siempre provocada desde el exterior y por un interés ajeno, lo cual transforma en dependiente, sea con su consentimiento o a su pesar”.

Es la mejor definición que hallo para rebatir a quienes dicen que Vivas está viviendo su momento de más popularidad. Quiero decir, en la cresta de la ola. Y la he encontrado en ‘El don de la palabra’: libro del que es autor Antonio Gala.

Es verdad que la carrera política de Juan Vivas subió como la espuma, tras dos años gobernando, gracias a un voto de censura, porque los ciudadanos creyeron que, durante tan corto espacio de tiempo, había hecho méritos más que suficientes para mostrarle la mayor confianza en las urnas. A las que los ciudadanos acudieron con prisas para que pudiera obtener una mayoría absoluta.

Aquella primera muestra de enorme confianza en Vivas, impulsada por la fuerza de innumerables votantes, se ha venido manteniendo desde hace ya casi diez años. Por lo tanto, nos permite decir que su éxito no ha sido flor de un día. Que su buena estrella política no ha sido fugaz. Y que hasta el momento su figura como gobernante no está amenazada de desplome. Ni siquiera está necesitada de apuntalamiento alguno. En suma: Vivas no está expuesto todavía al capricho de los votantes, cual la cresta de la ola sí lo está del capricho inexplicable de la mar. Ya que sigue gozando de un crédito inconmensurable entre los ceutíes.

Ahora bien, tanto en el disfrute de la cresta de la ola, como en el éxito continuado y sin precedente en esta ciudad, hay soledad y vértigo. Soledad y vértigo forman una sociedad capaz de ir horadando la fortaleza del gobernante. Hasta el punto de que en un momento determinado, como ya escribí días atrás, todos los pesares se van acumulando en la cara. Y ésta, ajada de arriba abajo y de derecha a izquierda, evidencia que no todo el monte es orégano en la vida de los triunfadores. Ni siquiera en un triunfador revestido de poder y autoridad, cual es Juan Vivas.

Poder obtenido en las urnas, gracias a que consigue mayorías absolutas; autoridad, la que le otorga saber que cuenta además con el afecto de innumerables ciudadanos. Una situación privilegiada que, sin duda alguna, causa sensación fuera de Ceuta. El año pasado, por estas fechas, también una encuesta de Merco Ciudad nos decía que el alcalde más valorado de España era Juan Vivas Lara. Y él, al igual que ahora, sacaba a sus subalternos a saludar a los medios. Ahí discrepo: pues entre ellos los hay que debían ya haberse dado el piro.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto