PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura
Melilla

Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

OPINIÓN - VIERNES,26 DE NOVIEMBRE DE 2010

 

OPINIÓN / EL OASIS

Juan ‘malillo’
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

El fútbol, en cualquier circunstancia política, constituye la pasión dominante para infinidad de españoles. Así que marchando una de fútbol cuando se avecina el que siguen llamando muchos periodistas, con extremada cursilería, el partido del siglo: o sea, Barcelona-Madrid.

Pero no es de lo concerniente a este encuentro que veremos el lunes en el estadio azulgrana de lo que yo les voy a hablar. Les hablaré de otro partido que ya es historia y que se jugó el domingo pasado en el estadio de los Juegos Mediterráneos entre la Unión Deportiva Almería y el FC Barcelona. En ese partido los locales encajaron ocho goles y pudieron recibir varios más. El entrenador del equipo local era Juan Manuel Lillo. Conocido también por una carrera tan dilatada como repleta de fracasos, por el sobrenombre de ‘Juan malillo’.

El domingo anterior al partido frente al Barça, el Almería jugó en San Mamés frente a un Athletic que se quedó con nueve jugadores. Y Juan Manuel Lillo, que hizo de malillo, no consiguió ni el empate durante los muchos minutos que su equipo estuvo jugando con once futbolistas contra nueve de los locales. Jugar diez contra once es tarea difícil, pero se puede sobrellevar. En cambio, hacerlo con nueve es tarea casi imposible. Un entrenador que no consiga ganarle con once a un equipo con nueve jugadores, durante veinte o treinta minutos, debería retirarse una temporada al Monasterio de Yuste a expiar sus culpas.

Juan Manuel Lillo, más conocido ya por ‘Juan malillo’, cuando no ejerce de entrenador busca inmediatamente colocarse como glosador en cualquier televisión o programa de radio. Le hemos soportado largas temporadas en diferentes medios y, sobre todo, en Canal Plus. Y resultaba bochornoso, al menos para mí, oír cómo les enmendaba la plana a los compañeros. Con malas críticas que, sin duda, situaban a los técnicos al borde del precipicio del despido fulminante.

Decía al respecto, días atrás, Joaquín Caparrós, algo que yo he venido aireando desde hace muchos años: que los entrenadores que decidan dejar la profesión hacen muy bien en convertirse en comentaristas de un deporte que deben conocer muy bien porque no en vano se han sentado en el banquillo de los tormentos. Más nunca deberían dar ese paso mientras sigan deseando estar en activo. Pues, amén de ser contraproducente, es de mal gusto y asimismo caen en la tentación de hacerse el artículo para que sus representantes tengan la mejor publicidad para ofrecerlos.

En lo tocante a Juan Manuel Lillo, más conocido ya por el apelativo de ‘Juan malillo’, no me extrañaría que, tras el lamentable espectáculo ofrecido por el Almería en Bilbao y, desde luego, frente al Barcelona, en vez de refugiarse en el ya reseñado Monasterio de Yuste, a flagelarse sin piedad la mente, lo tuviésemos el lunes en televisión diciéndonos cuáles son las claves para derrotar al equipo de Guardiola. Un Guardiola que parece tener una vena de humorismo borde, de lo contrario no se entiende que haya dicho que ‘Juan malillo’ es maestro entre maestros del fútbol. Como JML hay otros entrenadores que, estando en activos y pegando más petardos que éxitos cosechan, no desdeñan la oportunidad de ganar dinero a la par que se hacen la publicidad en los medios. Víctor Fernández y Víctor Muñoz son ejemplos destacados.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto