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OPINIÓN - SÁBADO, 27 DE NOVIEMBRE DE 2010

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

Efectos del botellón
 


Jesús Carretero
jesuscarretero@elpueblodeceuta.com

 

Particularmente, pienso que ninguno positivo, y creo, demás, que si no se aborda esto, a nivel nacional, es que estamos dando pie a que un porcentaje muy elevado de nuestros jóvenes, con otros menos jóvenes, estén entrando en la ruta, sin retorno, del campo de los alcohólicos.

Y buen cuidado he tenido de decir “si no se aborda esto, a nivel nacional”, porque creo que en Ceuta lo que hay es un “mini botellón”, o ni siquiera eso, comparado con pueblos de la Península diez veces menores que Ceuta.

Aquí, en Ceuta, por eso de la moda, y por eso de que las copas en los bares, como ocurre en toda España, son tan caras que con “la paguilla” de un joven escasamente tendría para tres copas, se prefiere comprar “la mercancía” en un supermercado y con lo de tres copas ya tienen para una docena y para toda la noche.

Repito, sin embargo, que Ceuta no ha entrado, todavía, en las grandes rutas del botellón, a gran escala, aunque no por ello deja de ser muy pesado para las empresas de esa zona en la que “se asientan” los del “macuto”, cargado de fantas, coca colas, botellas de wisky, varias marcas de ron y todo lo que sirve para esos combinados que, ellos mejor que nadie, saben prepararse.

Y luego, como las noches, ahí, suelen ser largas, llegan las borracheras, en aquellos menos expertos, o para ser más de hoy, “los comas etílicos”.

Sin lugar a dudas, las autoridades podrían cortar esto o, por lo menos, si se tolera, que sea en lugares que no molesten a nadie.

Lo malo del caso es que buena parte de los jóvenes y menos jóvenes que van al”botellón” son personas que votan y si un alcalde se atreve a prohibirlo, ya veríamos si no aparecía alguna ley que le dijera que esa prohibición es anticonstitucional o algo parecido, con lo que tendría las manos atadas y no haciendo nada se evita estar frente a la ley y frente a los que iban a decir que ya no le votaban más, simplemente por eso.

Porque preocuparía especialmente a muchos de los alcaldes que si prohíben el botellón, una buena bolsa de votos se podría marchar hacia aquel, que no sólo lo permitiera, sino que, incluso, proporcionara todo aquello para que esas “reuniones” fueran, todavía, más atractivas para ciertos sectores de la juventud.

No puede extrañar a nadie que empresarios critiquen que el botellón se ha adueñado del Poblado Marinero, y menos debe extrañar que se pida a la Ciudad que “actúe”.

Aquí empieza lo que debe ser actitud responsable en estas prácticas que han invadido la noche, en ciertos lugares emblemáticos de las ciudades, lugares que, al final de esos jolgorios, quedan convertidos en auténticos basureros, y lugares que sirven para “la jarana” de unos, mientras que para los que viven allí o para quienes tienen allí sus negocios, son un auténtico suplicio.

Hemos escrito, en repetidas ocasiones, sobre las molestias de los manifestantes, a unas hora y por un recorrido determinado. Eso, aunque sea molesto, al menos en teoría, es ir reclamando algo para subsistir, mientras que las incomodidades y los peligros que acarrea el botellón son para estar, muchos de ellos, jugando con su salud y con la tranquilidad o, al menos, la normalidad de otras personas.

Se hace necesaria la separación del botellón de una zona céntrica, como es el Poblado Marinero. Se hace más necesario, aun, buscar un lugar donde se “practique” ese botellón, sin molestar a los demás.
 

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