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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 1 DE DICIEMBRE DE 2010

 
OPINIÓN / CARTAS AL DIRECTOR

UDCE denuncia el esperpento en la organización de un curso en el centro asesor de la mujer

Por Fatima Hamed Hossain


Esta mañana y tras la celebración del pleno ordinario del mes de noviembre, teniendo en cuenta la intervención de la Consejera del área de Mujer en la que expuso que actualmente y desde ayer, se viene realizando un curso en el Centro Asesor de la Mujer, he intentado obtener mayor información acerca del mismo, llevándome una desagradable sorpresa, en cuanto a lo relatado por parte del alumnado asistente al curso señalado.

Tal vez, la Consejera de Educación, Cultura y Mujer no tenga constancia de los hechos, motivo por el cual relato lo sucedido a la espera de que tome cartas en el asunto y depure las responsabilidades pertinentes.

Al parecer, en la tarde de ayer, lunes 29 de noviembre se dieron cita en el Centro Asesor de la Mujer de Ceuta las alumnas inscritas en el Curso “Atención especializada a menores expuestos a la Violencia de Género”, organizado por la Consejería de Educación, Cultura y Mujer y el Centro Asesor de la Mujer. Conforme iban llegando, les iban metiendo en un aula que no tendría más de 20 sillas, con lo cual se ocuparon todas y parte de las asistentes se quedó de pie. La primera solución que propusieron las organizadoras fue que se retiraran las mesas que se distribuían en el aula para así disponer de espacio para más sillas. Aunque al percatarse que esta no era la solución, les emplazaron a ir a tomarse un café mientras buscaban una solución para ubicar a las asistentes, que fueron más de las 25 personas inscritas. Esto causó sorpresa en las asistentes, probablemente porque existe algo fundamental y básico para organizar una acción formativa y es la previsión y también existe algo que se llama limitación en la inscripción, sobre todo si no se cuenta con el espacio suficiente.

A la vuelta de la obligada pausa, algunas alumnas pasaron a una nueva aula, logrando ocupar asiento, aunque otras se quedaron fuera de pie. Entre las que se encontraban en el interior del aula y las que se quedaron fuera, podríamos ser en total 50 personas. Si me hablaran de 2000 personas, se entendería tal desbarajuste, tal “desbordamiento” e imposibilidad de colocar a todas en un espacio hasta que finalizara la construcción el Anfiteatro del Conjunto Cultural de la manzana del Rebellín, pero siendo ese número, invitaba aún más a la incomprensión de lo que acontecía.

La “mejor” disculpa que se les ocurrió a las organizadoras, tanto a las que permanecían fuera del aula como a las de dentro, es que hubo un error de inscripción y que se habían puesto en circulación dos listas de inscripción. Esas dos listas, ¿no se contrastaron antes del inicio del curso?, ¿no existe un Coordinador/a de Formación que aprecie este error? ¿Tan difícil es gestionar un curso con límite para 25 personas? Parece ser que sí. Estas explicaciones parece que no convencieron a nadie, porque cualquiera que haya organizado alguna acción formativa alguna vez sabrá que una lista de inscripción hay que pasarla a ordenador y en base a ella confeccionar otro listado de asistentes para las firmas. Y quien confeccionó este listado final ¿no advirtió que existían casi 60 inscritos en lugar de 20?

Cometido el error, la falta de previsión, la falta de comunicación, la desorganización en suma, aún les faltaba la gota que colmase el vaso de la indignación de las alumnas del curso. Así, lo peor, fue presenciar la solución o remedio que se le iba a aplicar a tal situación. Hay que comentar que algunas de las asistentes hicieron cambios en sus trabajos para poder asistir, en ese ejercicio tan complicado de conciliar la vida familiar y laboral-formativa. Y si a todo ello se le suma que era una tarde que invitaba a no salir de casa puesto que literalmente diluviaba y que la ciudad permanecía en alerta naranja por lluvias intensas se comprende aún mejor su indignación.

La mejor opción hubiera sido elegir a las primeras 25 personas inscritas y que fueran ellas las que recibieran esta formación, premiando su precoz interés, mientras se “organizara” otro curso para las demás personas asistentes.

Pues bien, parece ser que entre las responsables tuvieron la “genial” y “justa” idea de que se apuntaran todas en una lista, y los nombres que salieran al azar se quedarían a realizar el curso. No sin antes, tener la “deferencia” de decirles que las descartadas, tendrían preferencia para otro curso en Enero. Tales hechos no pueden ser calificados de esperpénticos.

Me consta y quiero seguir pensando que hay magníficas trabajadoras en el Centro Asesor de la Mujer y que la mayoría son ajenas a este gravísimo hecho, pero también quiero recalcar que hechos como este empañan mucho la labor que se está desarrollando y son esas mismas trabajadoras las que tienen que evitar que la dejadez, la desorganización y la falta de previsión de ciertas personas emborrone el trabajo diario.

Qué le parecería a la responsable del CAM, si en los presupuestos el equipo de Gobierno, para destinar partidas a formación del CAM, lo hiciera al azar y tuviera que elegir papeletas y que el azar decidiese el sino de tales partidas, ¿sería justo?. Y qué les parecería a las trabajadoras si hubiera que despedir a algunas y fuera el azar en forma de papeletas la que eligiera el nombre de las defenestradas, ¿sería justo?

Tras las quejas formuladas hasta ahora por las alumnas, es por lo que procedo a hacer público tan pésima gestión y a instar a la señora Consejera a que aclare este tipo de “soluciones” (¿) tan a la ligera y la tremenda desorganización que se ha puesto de manifiesto en el Centro Asesor de la Mujer.
 

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