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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 8 DE DICIEMBRE DE 2010

 

OPINIÓN / EL OASIS

La trama de los burgueses de pacotilla
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Llevo varios días sin salir de mi casa. Días que he dedicado a la lectura. Con la voluntad de quien en sus años mozos fue capaz de leer a los maestros rusos. Es lo que trato de explicarle al compañero de mesa con quien he compartido, hoy martes, dos horas de conversación.

Mi compañero de mesa es despierto, astuto, sagaz, y además sabe nadar y guardar la ropa. Pero llega un momento en el cual, ante la insistencia de mis preguntas, se abre y me dice que en el Centro de Estudios Ceutíes se encuentran los más furibundos enemigos del presidente de la Ciudad.

Cuando trato de sonsacarle al respecto de su denuncia, se encoge. Y yo me doy cuenta de que se ha arrugado de tal forma que me veré obligado a darle coba si quiero enterarme de lo que se trama en sitio donde la Ciudad se deja sus buenos dineros.

Durante unos minutos mi compañero de mesa parece dispuesto a no decir ni pío. Y, mientras le da sorbos nerviosos a una copa de pacharán, yo le recuerdo que José Antonio Alarcón es miembro importante del Instituto de Estudios Ceutíes o Centro de la misma cosa.

Mi compañero de mesa ve el cielo abierto cuando le miento a José Antonio Alarcón Caballero. Quien fue, durante muchos años, secretario general del Partido Socialista del Pueblo de Ceuta. A partir de ahí, es decir, en cuanto oye el nombre de Alarcón, mi compañero de mesa se crece y ya no para de ponerme al tanto de cuestiones relacionadas con un individuo que pasó de ser la mano derecha de Aróstegui a someterse a la voluntad de José María Campos. Un cambio tan radical como para hacer posible que algunos piensen que en esas relaciones hay gato encerrado.

Las relaciones entre Alarcón y Campos, sin embargo, son claras para mí. Son unas relaciones interesadas. Con miras hacia un futuro donde sea posible desbancar a Juan Vivas de ese poder absoluto del cual disfruta en todos los aspectos.

José María Campos sigue convencido de que es un intelectual de mucho peso en Ceuta. Y que, como pensador destacado, él está más que capacitado para elegir a quien debe gobernar en esta ciudad. Cierto es que el hombre erró de manera grave cuando decidió, hace unos años, que el dueño de un medio añejo era la persona idónea para convertirse en el monterilla de esta tierra. Pero hay personas que por más que yerran no cejan en su intento de apostar nuevamente a favor de cualquier individuo de su cuerda.

José Antonio Alarcón, durante su juventud, presumió de ser un fiel seguidor del Che Guevara. Tal y como su admirado secretario general de Comisiones Obreras. Y fue cumpliendo años sometido a la dictadura de quien, en sus ratos de ocio, lo tomaba a cachondeo.

Un día, José Antonio Alarcón, debido a que se sentía menospreciado por el secretario general de CCOO, tuvo la buena idea de desligarse de éste. Una decisión que yo, dentro de mis cortas entendederas, celebré. Sin saber que nuestro hombre iba a meterse en otro mundo en el cual suspira por ejercer de hombre de paja a favor de una burguesía ceutí, que sigue aprovechándose de Vivas aunque no cesa de atentar contra él.

En rigor, lo que quiero decir es que José María Campos, que sigue convencido de que es un intelectual de alto copete, juega sus bazas por creer que tiene más influencia que nadie en esta ciudad.
 

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