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OPINIÓN - DOMINGO, 26 DE DICIEMBRE DE 2010

 

OPINIÓN / ESPAÑA CAÑÍ

“Habitáculo de paz y solidaridad” en Navidad
 


Nuria Van Den Berghe
nuriavandenberghe
@elpueblodeceuta.com
 

Siendo testigo directo de los estragos que está ocasionando la crisis en Andalucía, vale, en todas partes, porque España entera parece Mérida de tantas ruinas que tiene, pero sigo, viviendo la crisis no puedo decir que haya sentido en estas fechas entrañables una felicidad inmensa. Demasiadas tragedias humanas.

Pero luego, un pequeño detalle, es capaz de llevar a la risa y disipar los nubarrones del levante. Pequeño pero impactante. En concreto una frase oída en un telediario “Habitáculo de paz y solidaridad”. Me pareció tan extremadamente cursi que agucé de inmediato la oreja periodística “A ver, a ver de que habitáculo habla este tío”. Mi mente, nutrida por la fosfatildiserina (se la recomiendo vivamente) hizo un rápido cálculo, el tipo podía ser de tendencia zen, o un lama encubierto ensalzando las virtudes de la vida contemplativa en un lamasterio del Tibet, o un budista fans de Siddharta que elogiara la meditación terapeutica en un lugar relajado y ante un altarcito, o tal vez fuera por la vena cristiana y glosara la quietud mística con ramalazos esotéricos de una misa gregoriana en el corazón de piedra de la catedral de Jaca. Buen habitáculo, lo digo en primera persona.

De paz espiritual y hasta de solidaridad. Porque apuesto cualquier cosa a que si se cae un jubilado en la nave del templo por resbalar con la cera de las velas, los fieles acuden a levantarle y llaman al 092. Pensé todo esto al barullo y sin orden ni concierto, en plan anarco-mental y de inmediato deduje “Este que habla es un místico, miren que curioso…”. Y me dispuse a escuchar algo que apaciguara mi sensibilidad, algo en relación al “habitáculo de paz y solidaridad”. Pero ¡No vean el chasco! Se ve que mi karma es acumular frustraciones, porque el místico resultó no ser ni un lama, ni un yogui, ni un cura, ni un triste gurú, al revés, el sabiondo era ¡un fiscal de seguridad vial! Y al habitáculo de los huevos al que se refería no era una catedral románica sino el interior del coche de cada uno de ustedes y de todos los españoles en conjunto, a lo largo de las diecisiete autonomías patrias. ¿A que alucinan?.

Y toda la frase de marras para justificar que ahora, por el afán de rapiña de los de arriba, quieren quitarle directamente el coche al infractor de tráfico, sin juicio previo, sin acusación ni defensa, con menos garantías que el juicio de una puta en Teheran. Cometen ustedes una infracción grave y le quitan el coche a pie de carretera, se tienen que ir andando a su casa y encima deben seguir pagando las letras del coche confiscado. ¿A que resulta absolutamente rocambolesco?. Vale, garantías ninguna, pero el tema parece rápido, por esa regla de tres si se pilla a un nota atracando un banco, sin más tiquismiquis, se alargan los policías a casa del ladrón, y arramplan con las pertenencias y también con el coche del cómplice. Aunque el que espera a la puerta de la Caja de Ahorros a que su colega dé el palo, tenga un vehículo cuyo interior cumple los requisitos de ser un “habitáculo de paz y de solidaridad”. Solidaridad garantizada ya que espera al amigo para salir pitando con el botín y paz también porque no tiene música de “Los Chunguitos” n tampoco el chumba-chumba- del clásico pacahanguéo-mix.

Vale. Ahora “estos” se nos ponen trascendentales y el fiscal de seguridad vial, al que deben haber puesto los de arriba, como ponen a quienes les interesa por mor de la división de poderes, sigo, ahora los gobernantes, por boca del fiscal, exigen que convirtamos nuestros coches en “habitáculos de paz y de solidaridad”. Supongo que, como se trata de afán recaudatorio y de esquilmar al pobre ciudadanos, de quitarle el coche al infractor de tráfico, se pasará a castigar severamente y confiscar el vehículo del que se pelee con un familiar o con un colega dentro del coche, por transgredir “la paz”. Atención si discuten con la parienta o con el hijo nini, alerta y riesgo de perder el buga porque el habitáculo se llena de malas vibraciones. Y no digamos si le dan a la marcha macarra- calorra del flamenqueo a toda pastilla que es lo menos pacífico del mundo. Mejor poner melodías de sitares y musica que lleve a la espiritualidad.

Pero, lo que más me escama es “cómo” un coche puede ser “solidario”, lo mismo hay que dejarlo abierto y que todo quisque se sirva a su antojo, que si me llevo el volante, que si arramplo con el navegador, que si me echo a dormir una siesta con la calefacción puesta.

Dios mío ¡Cuantas pamplinas cuando en España se está pasando tanta, tanta hambre! Pero por ahí va el rollo, por el hambre y no es que vayan a confiscar coches a venderlos y a dar de comer a la gente, sino que el tema de la retirada de la paguilla de 426 euros a quienes no tienen absolutamente nada todavía no ha calado en la opinión pública. El día que se anunció esa maldad inenarrable fue el del decretazo de los controladores y la huelga. Ahora si quitan los coches a los ciudadanos va a haber otro escándalo. Y el personal no va a reparar en que, esos 426 euros son la leche y el pan de miles de familias.

“Habitáculo de paz y solidaridad” con miles de españoles arrojados de sus casas por no poder pagar la hipoteca a los tiburones de los bancos.

¿A que da vergüenza y provoca acharo oir semejantes pamplinas a estas alturas? Y no poder mandar a nadie al carajo porque nos pueden tomar entre ceja y ceja y represaliarnos. ¿Paz y solidaridad? Eso, que renuncien a los coches oficiales y los vendan y le den el dinero a Cáritas para apaciguar a la gente y demostrar que son “solidarios”. De lo contrario que se callen y no molesten más, que bastante han hecho, que tienen menos vergüenza que el gato de un saladero.
 

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