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sociedad - LUNES, 27 DE DICIEMBRE DE 2010


Hermano Aurelio. reduan.

hermano aurelio / FRANCISCANO DE CRUZ BLANCA
 

«La época de los inmigrantes me enriqueció muchísimo tanto a nivel religioso como personal»

El Hermano Aurelio abandonará el próximo día 8 al resto de Franciscanos de Cruz Blanca de Ceuta para digrigir el rumbo hacia Madrid aunque llevará en su maleta a las “más de mil personas que hemos atendido en esta crisis”

CEUTA
Cristina Marzán

ceuta
@elpueblodeceuta.com

En pocos días terminará de cerrar su maleta y poner rumbo a otro destino, en este caso, Madrid. Pero el Hermano Aurelio no abandonará Ceuta sin hacer memoria de esa “época de los inmigrantes” que tanto le “enriqueció tanto a nivel religioso como personal”. Sin dejar de lado a esas más de “500 o 600 personas” que desde Cruz Blanca se atienden en el servicios de ayuda a domicilio y unos 1.000 ceutíes que por la crisis han llamado a la puerta aunque “con un sólo gesto ya sabía que venían a pedir”. El Hermano Aurelio se va pero no sin antes recordarles a los ciudadanos que “Ceuta me ha dado más de lo que yo he dado a los ceutíes” de ahí que su próxima visita sea para inaugurar la residencia de El Sardinero.

Pregunta.- Tras casi quince años de trayectoria en Ceuta, ¿qué guardará en el bolsillo secreto de su maleta?

Respuesta.- Después de tanto tiempo aquí, son tantas cosas buenas las que me llevo que no sabría elegir. Me he sentido tan identificado con Ceuta, tan arropado, que es muy difícil decidir entre unas épocas y otras por ese cúmulo de cosas vividas en esta ciudad.

P.- ¿Qué experiencias destacaría por haber marcado de algún modo su vida religiosa y personal en esta ciudad?

R.- La época de los inmigrantes fue para mi una cosa nueva porque, de donde yo venía, no existía el tema y fue muy especial. Conocí a muchísima gente de distintos orígenes que me enriquecieron la vida religiosa al saber cómo esas personas podían venir desde tan lejos y sin nada. Por aquella fecha, teníamos en el comedor social a unas 500 o 600 personas, a las que también se les daba ropa, se les acogía, y además de lo básico, se les atendía personalmente para escuchar sus historias, ayudarles a llamar a sus países de origen y sus familias, gestionar sus trámites. Yo lo recuerdo y se me ponen los vellos de punta porque yo venía de una residencia en Cáceres de personas mayores y llego a Ceuta y me encuentra con toda esta movida. Para mí, como religioso, me enriquece un montón porque no miramos ni raza, ni color, ni religión. He incluso hemos desplegado gabinetes de crisis en esa situación, haciendo bocadillos las 24 horas del día, y los trabajadores, pese a sus horarios, han estado aquí. Además de los voluntarios, que trabajaban las mismas horas que nosotros.

P.- También podríamos hablar de objetivos y logros que Cruz Blanca ha alcanzado con usted como responsable, ¿verdad?

R.- Yo llegué a Ceuta en 1996 y el objetivo, en aquel entonces, era tener una plantilla de 14 trabajadores mientras que hoy son 160, lo que significa que las metas van creciendo, el abanico de servicios se sigue abriendo, no teníamos casa de acogida, por ejemplo, y hoy sí existe. El servicio de ayuda a domicilio se ha incrementado notablemente, con unos 700 u 800 usuarios. Evidentemente me siento orgulloso pero no por mí, sino porque ha sido un bien generalizado para el pueblo de Ceuta, con mejores servicios destinados a personas.

P.- ¿A qué porcentaje de población han sido capaces de llegar los Hermanos Franciscanos en tiempos de crisis?

R.- Entre alimentos, ayuda a domicilio y demás, a unas mil personas en Ceuta. Un número bastante elevado ya que el día a día está ahí y Cruz Blanca va a cada hogar y a cada barriada que necesita ayuda. Aunque eso sí, siempre nos hemos sentido muy queridos por la ciudadanía y sin ellos no hubiéramos sido nada, tanto por los voluntarios como por el pueblo de Ceuta, que nos ha acogido y nos ha dado su confianza. Si no, no estaríamos donde estamos.

P.- ¿Y por qué cree que se ha intensificado el cariño del pueblo hacia esta entidad social?

R.- La gente tiene confianza en nosotros porque los servicios se han seguido dando, con seriedad y en cualquier caso.

P.- Después de su amplia labor humanitaria, tanto en Ceuta como en otros lugares de España, ¿cree que esta crisis es la que más daño está haciendo a los ciudadanos?

R.- Sí es verdad que hoy en día hay unos servicios que antes no existían, lo que no quita que esta crisis se vaya viendo cada día con lo que yo denomino los nuevos pobres. Tenemos un montón de parados en España que se han visto sin nada y vienen a pedirte ayuda pero con mucho trabajo porque, cuando se pide, lo que tu quieres es que el que está enfrente te abra su corazón con una sonrisa. La verdad es que, después de tanto tiempo, no hace falta que me den muchas explicaciones cuando llaman a mi puerta porque, con un simple gesto, ya lo comprendo.

P.- Otro de los grandes logros de la orden religiosa que usted dirigía ha sido ampliar las residencias con la apertura, en pocos meses, de una nueva casa de acogida en El Sardinero...

R.- Pues sí. Pasamos de no tener centros de acogida y ahora estamos tanto en El Príncipe como, en mayo, en El Sardinero, si Dios quiere. Aunque me vaya, vendré para la inauguración porque pusimos mucho trabajo y empeño para que la casa de los abuelos fuese rehabilitada y ahora será la mejor instalación con la que cuente Ceuta. Los abuelos se merecen que el resto de sus días sean los más dignos posibles.

P.- El próximo 8 de enero cambiará el rumbo de su destino y partirá hacia Madrid, ¿cómo le gustaría que lo recordasen los ceutíes?

R.- Pues como esa persona que ha intentado hacer todo lo posible por los que me necesitaban, y lo mejor que ha sabido. Pero siempre diré que Ceuta me ha dado más de lo que yo he dado.
 

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