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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 29 DE DICIEMBRE DE 2010

 

OPINIÓN / ESPAÑA CAÑÍ

¿Es Ceuta ciudad de “week end”?
 


Nuria Van Den Berghe
nuriavandenberghe
@elpueblodeceuta.com
 

Será la crisis, que hace que los comerciantes necesiten perentoriamente aumentar sus ventas, los hosteleros atraer clientela y las ciudades y los pueblos ofrecer incentivos y diversiones para incentivar el consumo. Pero lo cierto es que, en la mayor parte de la península y sobre todo en aquellos lugares donde la llegada de turistas es una golosa fuente de ingresos y tratan de engatusarles ,para que aprovechen a tope la cultura del ocio, en todas partes o casi, los fines de semana las zonas comerciales de las ciudades ofrecen servicios al completo. Todo abierto.

Bares, tiendas, restaurantes, estancos, centros comerciales, supermercados, cafeterías, tascas, terrazas iluminadas y entrada gratuita a museos y monumentos. El caso es animar a la gente para que salga y para que gaste. Y aunque no haya mucho que gastar por la ruina que nos tienen metida estos gafes de arriba, al menos algo “se pica”, un café en una terraza viendo pasar a la gente, esa tontería que no hace mucha falta pero sí hace “mucha” ilusión y la juventud arremolinándose en torno a los músicos. Porque siempre suele haber “algún” músico, ya saben, chicos y chicas del conservatorio que van a sacarse unos eurillos saliendo con su arte a las calles, un guitarrista que rasguea en solitario o algún guiri de esos que recorren el mundo ayudándose tocando un violín que llena las aceras de corcheas y de semicorcheas.

Lo importante es que los centros de las ciudades estén vivos, que bullan de actividad y que los ciudadanos los vivan y los paseen, los disfruten y los aprovechen. Esa es la política general. ¿Qué les cuente algún caso concreto en plan chismorreo? Vale. Les cuento de Málaga. Que quiere incentivar el turismo de cruceros y el turismo cultureta. Pero llegaban los barcos cargados de guiris y el centro parecía un cementerio, los bares y tal abiertos, pero lo demás cerrado, hasta que intervino, hecho un basilisco, el Ayuntamiento, a bronquearse con los comerciantes, porque, los forasteros, van a los lugares en razón de la calidad de los servicios que se prestan y de lo entretenidos que sean.

La ciudadanía se quería comer a los de las tiendas que no estaban dispuestos a abrir los fines de semana “¡ruineros! ¡gandules! ¡que vais a hundir Málaga!”. Claro, llegar a un lugar y encontrarse con un aburrimiento con los cierres echados y sin tener adonde ir es garantía de que allí no vas a volver.¡Valiente coñazo!.

Y, en el último mes, Málaga ha imitado a Marbella, abierto total y las calles a rebosar de gente. Y encima bandas municipales de jóvenes de otros lugares y de cofradías, acudiendo al centro con todos los instrumentos a tocar y a sacarse el aguinaldo con su chimpún de villancicos y de pasodobles. La anécdota. El primer día que llegó una banda los Municipales les querían echar porque no tenían permiso y el público se amotinó y abucheó a los guardias. Entonces los músicos se desplazaron unos metros y cuando la gente les avisó comenzaron a tocar “Suspiros de España” en plan fanfarria jubilosa y la calle entera bailando el pasodoble, todo el mundo emparejado, sin conocerse, pero gozando de las luces, de la música, de la compañía y con una emoción muy grande porque todos nos sentíamos allí, con “lo nuestro”, latiendo con la España alegre que pasa de bailar con garbo a corear a ese chiquirritín nacidito entre pajas, a ese chiquirritín queridito del alma…

Voy y se lo cuento a un amigo ceutí ¿Y vosotros, el week kend, qué? Y me responde lúgubremente “Esto se queda muerto”. ¿Muerto? Pues en lugar de turistas y de visitantes del otro lado que aprovechen el fin de semana para alargarse a comprar vendrán vampiros, por aquello de que, si se queda muerto, están ustedes en plan cementerio. ¡Que agobio!.

Se ve que el personal es poco reivindicativo porque, la gente, quiere usar y abusar de las ciudades en los días festivos y a quienes no quieran abrir por rácanos se les multa y a los que no quieran abrir por falta de medios se les ayuda. Todo sea por mantener “la imagen” de lugar atractivo donde se vive y se disfruta de la cultura del ocio, se pasea, se consume y se regodea el personal con la obsesión generalizada de los Ayuntamientos por colocar guirnaldas de luces festivas a la menor ocasión. Que si la feria, que si la bienvenida al otoño, que si las Navidades, luego los carnavales y enseguida se amañan unas fiestas de primavera, todo por tal de iluminar y embellecer las ciudades porque el marketing ya ha demostrado ampliamente que la belleza de la decoración urbana y la utilización de adornos de luz, incentivan el gasto, optimizan el consumo y hace felices a los ciudadanos. Eso y la cultura de sacar la música a las plazas y a las aceras, se corre la voz, el público acude, los jóvenes hacen camarilla y los jubilados, que son generalmente muy bailones, se lían a dar vueltas con todo el arte del mundo.

Pero que una ciudad tan mágica y con tantas posibilidades como Ceuta se quede amuermada, eso no tiene perdón de Dios y que no exista una cultura de ocio del week end, menos aún. Es desperdiciarlo todo, clima, ubicación, servicios, atractivos turísticos, potencial cultural… Una pena, una auténtica pena.
 

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