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ACTUALIDAD - JUEVES,13 DE ENERO DE 2011


porteadores en el tarajal. fidel raso.

CAOS VESPERTINO EN EL TARAJAL
 

El caos y el descontrol se apoderan cada tarde del entorno del Tarajal

Colapso de tráfico constante en la zona de la rotonda y miles de marroquíes que se apostan cargados de bultos en espera de que puedan cruzar por el paso peatonal
 

CEUTA
Antonio Gómez

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Porteadores marroquíes colapsan a diario el paso fronterizo del Tarajal al intentar cruzar por la tarde a Marruecos. Con el Biutz cerrado desde el mediodía, miles de cargadores (hombres y mujeres) se apostan en la rotonda del Tarajal y los alrededores para ‘pasar’ mercancía que es transportada por pequeñas furgonetas hasta la misma boca de acceso de personas por la frontera, donde impunemente se descargan y se entrega a los porteadores sin que las Fuerzas de Seguridad con competencia en la materia de ocupación de via pública (carga y descarga), venta ambulante y tráfico, eviten esta práctica diaria e irregular.

Caos, descontrol y marabunta consentida por omisión. Ese es el panorama diario que se observa por las tardes en las cercanías de la frontera del Tarajal. Si la zona del Polígono con acceso al Biutz ha logrado no sin dificultades controlarse en base a un derroche sin precedentes en coste de personal (UIP y UPR), los porteadores y los empresarios vinculados al acarreo de mercancía para Marruecos se han empeñado en continuar con la actividad aun cuando los aduaneros marroquíes dan por cerrado el Biutz a las 13’00 horas.

De tal modo que los porteadores se apostan en los alrededores del paso fronterizo natural del Tarajal ocupando masivamente acerados y rotonda en espera de que se produzca tal concentración de personas que intentan cruzar al otro lado que, por seguridad, haya que abrirse puertas y tratar con los marroquíes para que permitan el paso. Así ha venido sucediendo en algunas ocasiones, por lo que ni porteadores ni los encargados en organizar los portes cejan en el empeño cada día sin importar el caos que ello produzca y con la facilidad añadida de que ni Guardia Civil, ni Policía Local impidan prácticas contrarias a la fluidez de la circulación vial y a la reglamentación por venta ambulante. El final de la carretera nacional que accede a la frontera es tomada literalmente cada tarde por centenares de marroquíes que, apostados, en los acerados y en la rotonda aguardan la llegada de pequeñas furgonetas que, en un visto y no visto, en acción coordinada por los encargados de los portes, descargan decenas de bultos que, a su vez, son distribuidos entre los porteadores que tratan de cruzar aprovechando que a esas horas (17:00 horas) comienzan a llegar las miles de mujeres que, dedicadas al trabajo de hogar, regresan a Marruecos.

Marrón para el CNP

El ‘marrón’ diario se lo come el Cuerpo Nacional de Policía. Su misión en la frontera es la documentación, el control de pasaportes. Sin embargo, agentes del cuerpo deben dedicarse, aún sin tener por qué hacerlo según sus funciones, a evitar que se colapse la entrada de personas a pie por la frontera. Tarea que diariamente fracasa ante la avalancha humana cargada de paquetes y bultos.

En medio de este caos y descontrol en el que se ha convertido la zona próxima y anexa a la frontera, se produce venta ambulante sin que nadie evite la práctica prohibida en el término municipal. Se produce además, el colapso circulatorio cuando coincide -algo habitual- las furgonetas cargadas de bultos, el autobús que llega hasta la frontera y los vehículos que pretenden acceder a Marruecos. La rotonda, que debería ser un elemento de fluidez circulatoria, se convierte en un punto de permanente atasco con una imagen más próxima a países tercermundista que de un territorio europeo aunque esté situado geográficamente en África.

“Descorazonador”

Llegar al Tarajal “es descorazonador”, apuntaba uno de los conductores del servicio de autobuses. Algo parecido, aunque con el añadido de “catastrófico” mascullaba un taxista que se encontraba obstaculizado en mitad de la rotonda. Entre medias, el personal de Obimace que sí está cada día, limpiaba sobre la marcha lo que los porteadores arrojaban al suelo.
 


Tarajal: zona de carga y descarga, ocupación de vía pública y de venta ambulante por omisión de la autoridad

Ceuta cuenta con la representación del tercermundismo en su esencia más llamativa en el tránsito diario de cargadores y porteadores que, inmutables al orden público y a las reglas cívicas de una sociedad avanzada, han convertido los espacios próximos a la frontera española con Marruecos, la del Tarajal en un lugar donde el desorden, el caos y la pillería impera por encima de la ley y el orden por la omisión del deber de las autoridades competentes que deben velar porque en el territorio español se cumplan las normas inherentes a las reglas del juego que se ha otorgado la sociedad española. Y aún más, en esa zona de Ceuta se permite lo que se impide -faltaría más- en la plaza de la Constitución cuajada de agentes de la Policía Local estáticos o en tránsito permanente. Las tardes en el Tarajal se han convertido ya en un problema importante de orden, donde ni Guardia Civil regula el tráfico al final de la carretera nacional, ni la Policía Local impide que la rotonda se convierta -para peligro de los ocupantes- en el banco de descanso de decenas de porteadores y o que se produzca venta ambulante, o que el espacio para el Bus esté siempre ocupado.
 

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