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OPINIÓN - DOMINGO, 23 DE ENERO DE 2011

 
OPINIÓN / COLABORACIÓN

Reinventemos el Banco de España desde Ceuta

Por Juan Sánchez Troyano (*)


Soy ceutí de corazón y aunque no resido en la ciudad lo que allí sucede no me ha sido nunca indiferente.

Desde que se anunció el cierre de las sucursales del Banco de España de Ceuta y Melilla he escrito varios artículos de opinión expresando mi total desacuerdo. Me he referido tanto a los aspectos económicos como a los políticos que aconsejaban su mantenimiento y al error irreparable que se comete por parte del Banco de España con esta actitud en estas ciudades.

Si esta institución fuera una empresa privada seguramente sería aconsejable plantearse la eliminación de toda la red de sucursales y mucho de su plantilla, pero la realidad es que no es una empresa privada. Las instituciones públicas y que prestan un servicio público no deben perseguir necesariamente un beneficio, si no mal iríamos, pero nos podríamos hacer preguntas como las siguientes: ¿el Banco de España ha tenido pérdidas en su último balance anual?, o ¿cuánto cuesta la sucursal de Ceuta?

Si no es un problema de costes ¿es quizás un problema de ineficiencia o de mala gestión? Si este es el caso, esta no sería una razón para dejar de prestar un servicio o dejarlo parcialmente en manos privadas. Haciendo un símil podríamos decir que hay que cerrar hospitales o centros de salud en plena pandemia de gripe porque o son deficitarios o son ineficientes.

La crisis en la que nos ha tocado vivir es una crisis financiera y el Banco de España no debería replegarse en la plaza de la Cibeles mirando hacia Alemania, mas al contrario, debería sacar a todos sus economistas del Servicio de Estudios y como si fueran representantes con su maletín ir Sucursal por Sucursal explicando a la gente de a pie cómo salir de esta situación y, lo más importante, que se puede salir de ella. Esta crisis que es financiera, lo es también, y en mucho, de confianza y esa confianza se transmite conociendo la realidad (la económica, y no solo conociendo el diferencial con el bono alemán). Las frases grandilocuentes y casi mesiánicas que de vez en cuando nos regala el gobernador desde su trono ni justifican las sucursales ni la cantidad de economistas que residen en el centro de Madrid.

Las reformas estructurales que, parecen ser la panacea, son un defecto (y este sí que es estructural) que ya arrastrábamos cuando España entró en el Mercado Común (y yo ya lo escribí en ese momento).

Las autoridades ceutíes están haciendo grandes esfuerzos en todos los foros posibles (Comisión Europea, plataforma con Melilla para la constitución de un programa económico conjunto, entre otros) porque hay una consciencia de que lo que nos estamos jugando.

No es tiempo de actitudes partidistas, es necesario un consenso (casi como aquellos pactos de la Moncloa que por circunstancias diferentes aunaron a todas las fuerzas políticas) tanto en Ceuta y Melilla como en el resto de España. Los anclajes europeos que intentamos conseguir aquí no pueden ser menoscabados por gobernantes económicos o políticos que actúen a bandazos o con nerviosismo.

Me atrevería a decir que la recuperación económica se puede iniciar desde Ceuta y Melilla. Parecerá algo extraño, pero estas ciudades son las que están más retiradas de la órbita financiera europea y por lo tanto más cerca de la economía real por muy inestable que sea políticamente.

En mi opinión hay que abrir nuevos mercados, y en esa línea debe estar la reestructuración de Ceuta y Melilla. Si esto debe pasar por una profundización en su autogobierno o en su proyección financiera internacional será algo que hay que empezar a hacer.

Nuestro norte de África tiene su propia crisis, como tienen que ser reconocidas sus peculiaridades, y hay que aprovechar este momento histórico porque quizás nos estemos jugando algo más que un incremento de la tasa de paro. Sólo hay un camino: pertenecer a la Unión Europea pero mirando hacia el mercado económico árabe (desde Marruecos hasta Arabia) y convertir estas ciudades en enclaves económico-financiero internacionales. No hay términos medios.

Si en mitad de este proyecto quieren llevarse la sucursal del Banco de España, que nos dejen una delegación, y si no que nos dejen sus funciones, y las asumiremos bajo patrocinio autonómico. Reinventemos el Banco de España desde Ceuta y Melilla.

En política, como en economía o en la vida misma, siempre se pueden tomar diferentes caminos, pero siempre hay que minimizar las consecuencias negativas que se puedan derivar de nuestras actuaciones.

Esta del Banco de España, si se lleva a cabo en nuestra tierra, no tendrá marcha atrás y necesitamos estar conectados, por nuestra consideración de ultra periféricos, con Madrid y por ende con el Banco Central Europeo.

No es una decisión que se pueda tomar a la ligera y sólo por un gobierno o un gobernador que pueden tener fecha de caducidad. Aunque nuestras decisiones puedan ser efímeras tenemos que procurar que no nos recuerden por las consecuencias nefastas para unas ciudades-autónomas que son dueñas de su futuro. En estos momentos de encrucijada echo en falta el estar allí pues con seguridad habrá cambios muy importantes si nos adelantamos al mañana. Buena suerte.

(*) Abogado y economísta
 

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