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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 26 DE ENERO DE 2011

 
OPINIÓN / COLABORACION

La Virgen del otero y el arquitecto de catedrales

Por Nuria de Madariaga


Anoche en el Santuario los cofrades y el resto de creyentes nos impresionamos con la experiencia, casi mística, de que, un arquitecto de iglesias, nos explicara, detalle a detalle, paso a paso, el proceso de restauración del Camarín de la Virgen.

Francisco Perez Buades tiene grandes conocimientos técnicos y se deleitó trazando la historia con imágenes, de la transformación de una húmeda ruina, carcomida por los xilófagos, en un rincón magnífico cargado de esoterismo. Pero los conocimientos arquitectónicos son lo de menos, el arquitecto de catedrales es mucho más que un trazador de planos y un tipo que calcula con números sobre el papel. De hecho, en cualquier momento de nuestra Historia, desde la extrema sobriedad del románico a la espiritualidad del gótico, pasando por todos los estilos que en la arquitectura religiosa, que es nuestro más íntimo arte, han sido, los grandes maestros no se han parado en diseñar y calcular, sino que han ido mucho más allá.

Este ha sido el caso, investigación profunda de las primeras raíces del templo, labor casi arqueológica, estudio de cada material retirado, vigas carcomidas, la inscripción “mosquetones 12” en una tabla de madera que debió contener en su tiempo las armas de la soldadesca.

La historia de Ceuta desde que apareciera Enrique el Navegante portando en parihuelas a la Sagrada Patrona y más allá los bocetos del acto solemne, la primera procesión, los apuntes de angelotes y querubines, trazos de arte, que yo sé lo que es arte, porque mi9 anciano esposo pinta retablos para los templos. ¡Habré yo preparado fondos y ayudado a aplicar barnices! Una alergia me quedó, con eso lo cuento todo. La conferencia no fue de arquitectura, n de restauración, fue un recrear la Historia viva de una ciudad, escarbar en las raíces, zigzaguear con las leyendas, con los escudos solemnes, con la Cruz de los Caballeros de Cristo entrelazada al alma cofrade.

Investigación y búsqueda, estudio minucioso, un escudriñar hasta el último detalle: los azulejos portugueses, que habían de venir de Portugal como don Enrique vino con su Virgen para que protegiera África y reflejar el espíritu de la época y no desentonar con la belleza de los mármoles ni con la riqueza de las molduras y los capiteles corintios. Este arquitecto, azuzado por los exigentes cofrades, es hombre del Renacimiento, porque de todo entiende, de historia, de pintura, de decoración, de arto sacro. Seguro que, en la restauración de la Catedral de Ceuta, que se encuentra en condiciones bastante precarias, este artista dará la talla, porque conoce, piensa, siente y late con el arte sacro. Lo ha demostrado cumplidamente.

“Oiga, el 9 de febrero, ¿Estarán los artistas portugueses de los azulejos?” Suspiro del arquitecto de catedrales “¡Que más quisiera yo! Poderles invitar a todos, a los portugueses , a los marmolistas decoradores sacros, a los iluminadores, a los yeseros, a los albañiles, todos merecen estar aquí…”. Desde luego que lo merecen, no creo a nadie “tan” mezquino como para ni invitar a la tropa de artistas a disfrutar en vivo y en directo de su obra.

Ignoro el tiempo que duró la charla magistral, a mí me pasó en un soplo, luego el detalle de la Hermana Mayor de la Cofradía, una rubia linda y de los cofrades entregándole al arquitecto sacro una placa y dándole un abrazo, que es aún más importante y más principal que la placa de gratitud.

¡Que enorme maestro tendrá la Catedral de Ceuta para su restauración!¡Cuantas horas le quedan a Francisco de volver a retozar entre planos y pergaminos, de volver a vivir épocas pasadas recreando la historia del templo, de buscar artistas, de lanzar gorigoris, de amenazar a los albañiles con vaderretros si no se afanan lo bastante. Que grande, que enormemente grande y principal es ser un arquitecto de Dios y luego compartir los saberes y los sentires con todos los cristianos, para que nos sintamos felices y orgullosos. Escuchaba impresionada la historia de vigas, arcos y capiteles y sentía profundamente que nos ha tocado la lotería de la Historia.

Estábamos allí, en “nuestro” templo, viviendo y respirando arte. En la lotería de la Historia se sorteó un Gordo y nos tocó a nosotros, los de los paternóster, los bocetos angelicales y las vírgenes bellas acunando a sus hijos en dos momentos : al nacer y al morir. Somos afortunados, para que lo vamos a negar.
 

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