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sucesos - VIERNES,28 DE ENERO DE 2011


desprendimiento y los coches afectados. reduan.

daños por el intenso temporal de lluvias
 

Un desprendimiento de tierra y piedras cae a la calle García Bernardo y destroza un vehículo

El brutal estruendo alarmó a los vecinos de una vía sin salida que termina en un talud de tierra, sin vallar, con una altura de dos plantas y abierto sobre la calzada
 

CEUTA
Luis Santiago

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Eran las 12 del meiodía de ayer. En la parte alta de la calle Real, donde esta vía se bifurca en dos sentidos, varios vecinos charlaban. De pronto vieron como empezaban a caer piedras y ramas de un talud. Se trata de un solar parcialmente limitado por un muro de cemento, pero con una gran zona abierta. Por ese punto comenzaron a desprender piedras y un gran bloque de ladrillos y tierra que destrozó un vehículo aparcado allí. Otros tres coches estacionados en ese lugar fueron retirados. Los vecinos advirtieron de que cada vez que llueve, la ladera se mueve y las piedras se deslizan a la calzada de su calle situada a un nivel mas bajo.


Un gran desprendimiento de tierra destrozó a mediodía de ayer un coche que estaba aparcado al final de la calle José Carlos García Bernardo, en la parte alta de la calle Real, provocando la alarma del vecindario. El deslizamiento de tierra, ramas y piedras a causa de las lluvias provocó un movimiento de tierras que buscó su salida natural por la parte donde no hay pilotaje de pantalla de cemento.

“Me ha pillado en la tienda ‘Greta’. He oído un estruendo tremendo, ha sido como una bomba”, explicó Inmaculada Becerra, una vecina de uno de los bloques más próximos al lugar del desprendimiento. Becerra dijo que la cercanía del terreno sin urbanizar y a una altura de más de cinco metros por encima del nivel de la calle, “cuando llueve se le inunda la casa al vecino de abajo”.

Otro vecino del mismo edificio, Miguel contó que “estábamos charlando en la acera y viendo como caían las piedras poco a poco, hasta que ha caído una que ha desplazado al coche ese un metro y el mismo coche la ha frenado”.

Miguel se refería a un Citroen que, según varias personas que viven allí, llevaba varios días aparcados en esa zona sin salida, justo debajo del talud desprendido.

Un gran bloque formado por un trozo de muro de ladrillo y tierra compacta de unas dimensiones de casi dos metros se estampó en el cristal trasero del coche y lo llenó de piedras por dentro. El impacto afectó a la carrocería e hizo añicos también la ventanilla trasera izquierda. El suceso ocurrió a las 12 y la Policía Local no pudo localizar al propietario, que reside en el otro extremo de la ciudad hasta pasado un rato, lo que provocó su retirada por la grúa de AMGEVICESA para que los bomberos acotaran la zona. Era el último coche en ser retirado. Anteriormente, el dueño de un BMW, estacionado en paralelo al anterior, ya se lo había llevado. Ese coche recibió la caída de las piedras en la parte trasera. Otros vehículo que sufrió arañazos por las piedras y la tierras caída fue un Daewo de una vecina de la calle. Un cuatro coche, modelo Peugeot, que estaba aparcado detrás de los tres anteriores no sufrió daños.

Mientras la Policía Local y los bomberos trabajaban en la calle Juan Carlos García Bernardo, varios vecinos expresaron su convencimiento de que algo así iba a ocurrir. “Eso se veía venir. Siempre que llueve, caen piedras y era cuestión de tiempo que pasara algo más gordo”, decía una joven. Otra de las vecinas de uno de los bloques contiguo planteó que “tenían que poner una red o algo de sujeción. Hacia falta una malla fuerte que sujetara esa ladera”, mientras una chica comentaba que “en la parte de arriba de ese terreno han hecho un agujero en la tierra para empezar una obra”.

Según informaron los vecinos presentes, el solar del que cayó la avalancha de tierra y pedruscos pertenecía al Ministerio de Defensa, pero lo compró la Ciudad Autónoma y proyecta prolongar la calle Juan Carlos García Bernardo abriendo un vial hacia arriba.

La Ciudad Autónoma ha recibido escritos de residentes en la calle informándole del peligro que existe cuando llueve debido a que no hay ningún tipo de valla, muro o elemento que separe el solar en alto de la calzada de la calle.
 


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