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OPINIÓN - SÁBADO, 29 DE ENERO DE 2011

 

OPINIÓN / EL OASIS

De novato a vasallo
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

De Mohamed Alí sigo yo teniendo una magnífica impresión como persona. Motivada porque fue siempre educado en nuestras conversaciones, amable y respetuoso y jamás me hizo el menor reproche ni siquiera cuando le hice críticas desfavorables. Lo cual no deja de ser un hecho digno de encomio. Porque un político es un hombre al que no le gusta la crítica; por instinto, sería fascista (Albert Boadella).

Tales críticas comenzaron ya en el año 2009. Cuando escribí de él lo siguiente: Alí es incapaz de mantener el interés que despertó su sorpresiva y exitosa irrupción en la vida pública. En puridad, parecía que Alí se había fijado metas más altas. Pero, desgraciadamente, se ha ido diluyendo como un azucarillo. Y es así, porque su pecar de novato le ha hecho desnortarse en todos los sentidos. De manera que lo tenemos yendo de un lado a otro, dando bandazos políticos tan continuos como innecesarios y tomando decisiones desacertadas.

En esa fecha, se habría tachado de loco a cualquiera que hubiera insinuado que Mohamed Alí estaba dispuesto a ceder su liderazgo en la oposición, mediante una alianza con el PSPC y que de ella nacería una Coalición llamada Caballas. Pero loco de atar. Así que mienten quienes dicen que los ataques a Alí se deben al hecho de haber entregado sus poderes en las urnas a una persona que lleva muchos años siendo despreciada por los ciudadanos.

En aquella época, el líder de la oposición gozaba ya de un trato especial en este medio. Mejor dicho: desde la llegada de Gonzalo Testa a esta Casa, Alí disfrutó de un tratamiento destacado cada día. De manera que Testa se pasaba las horas muertas con Alí para luego escribir páginas y páginas relacionadas con las ideas de éste y sus denuncias continuas.

No obstante, el editor de este periódico, a pesar de los consejos de quienes podían atreverse a dárselos, para hacerle ver que era desmedida la atención que GT le prestaba a la UDCE y, concretamente, a su hombre principal, nunca tachó al periodista de una posible parcialidad en su trabajo y, mucho menos, le obligó a que dejara, de una vez por toda, de seguir haciéndole el artículo ininterrumpido a Mohamed Alí.

He creído conveniente recordar este pasaje en la vida de este medio, relacionado con el ahora líder (!) de la Coalición Caballas, debido a la inquina que éste viene mostrando contra este periódico y contra su editor, no sólo por serlo sino también por ocupar la presidencia de la Asociación Deportiva Ceuta.

Una tirria tan absurda como para pensar que Alí ha perdido la chaveta. Quizá debido a que le han podido dar un brebaje de los que suelen adormecer para que no se entere de los riesgos que está corriendo en todos los sentidos.

El primero y principal es, sin duda alguna, permitir que esta ciudad sea sometida a tensiones inútiles, estériles y absolutamente peligrosas. Luego, cómo no, participar en la agitación de agravios de vecindad que acabará acarreando problemas graves. Y todo ello, que no es poco, por haberse asociado con alguien que almuerza con la tristeza, come con el abatimiento y cena con la desesperación de sus fracasos continuos. Lo cual, además de no ser bueno para su salud, la de Mohamed Alí, evidencia que éste ha dejado de ser novato para convertirse en vasallo…
 

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