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cultura - LUNES, 31 DE ENERO DE 2011


actuación de teatro. reduan.

crítica / TEATRO EN EL ‘SIETE COLINAS’
 

Hasta la frontera, y más allá

“La noche y la carretera se hicieron para poder huir”, dice la canción; Galiana y Ojea lo llevan a la práctica en ‘Fugadas’
 

CEUTA
Patricia Gardeu

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Un portazo y adiós. Que te den. Como la Nora de Ibsen, pero en pleno siglo XXI. Dos mujeres, cada una con sus razones de peso, deciden un día poner punto final a unas vidas que no les convencen. Y aquí paz, y después gloria. Pero claro, cuando una decide fugarse, ¿hacía dónde huye? Esa es una de las preguntas que se plantean Marga, una abuela que está hasta el moño de la monotonía de los ‘Gladiolos’, la residencia de ancianos donde la ha ingresado su hijo, y Carmen, una ama de casa que el día en que su hija cumple la mayoría de edad, decide dejarle una nota encima de la cama con un descriptivo ’mierda’, que a buen entendedor...

En plena noche y en mitad de una carretera hacia cualquier lugar se encuentran estas dos mujeres e, inmediatamente, deciden compartir camino, que una fuga en pareja siempre es más divertida. Y es que risas es lo que garantiza esta obra, que cerró el sábado tras dos días consecutivos en el auditorio ‘Siete colinas’, en Ceuta. El aforo estaba casi completo: un público que disfrutó, pero que dejó el respeto en casa. Cuchicheos y hasta conversaciones enteras por el móvil se convirtieron en la banda sonora de ‘Fugadas’, una obra teatral interpretada por las actrices María Galiana y Berta Ojea, y dirigida por Tamzim Townsend, en base a una adaptación de Yolanda García Serrano de la obra francesa ‘Fugueuses’.

“No sé a dónde voy, pero sé de lo que huyo”, dice Marga, una mujer de armas tomar que presume de los cuernos que le puso a su marido, frente a la más clásica Carmen, mangoneada por una hija y un esposo que nunca estaban contentos con la temperatura a la que les servía el puchero. Aunque, como en toda buena amistad, a lo Quijote y Sancho, Carmen termina siendo un poco Marga, y Marga un poco Carmen, con una relación que recuerda a las de madre e hija.

La estructura, a pequeños sketch, da agilidad al desarrollo de la obra. Al igual que la música, que recuerda los temas más ochenteros, y las proyecciones que acompañan el espectáculo. Unos diálogos sencillos aunque con algún toque existencialista. “Son recuerdos, ya se me pasará”, suspira Carmen. “Son recuerdos, ya se han pasado”, le responde Marga. Un espectáculo cargado de humor y de esa ternura agridulce que te convence: aunque la vida sea ácida, como decía Mary Poppins, “con un poco de azúcar, la vida se pasará mejor”.
 

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