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OPINIÓN - JUEVES, 3 DE FEBRERO DE 2011

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

Exportar trabajadores cualificados
 


Jesús Carretero
jesuscarretero@elpueblodeceuta.com

 

Ya es lo que faltaba, estar recogiendo a todos aquellos que nos vienen de fuera, incluso sin papeles, y tener que exportar personas formadas para que vayan a rendir a Alemania.

Sería la segunda emigración a Europa y más concretamente a Alemania, pero con la particularidad de que en la primera, allá por los años 60, la emigración era de personas que no tenían cualificación alguna y que se iban porque aquí, tampoco, tenían donde poder trabajar, en lo que fuera.

Si aquella emigración fue dolorosa, esta sería denigrante, que personas formadas aquí, que hemos colaborado todos los de dentro para que su formación fuera un hecho y que ahora, una vez formados, fueran a producir y a enriquecer a otro país, a uno que es más rico que el nuestro.

Uno no puede creerse que un país, medianamente sensato, pueda tirar lo que tiene o que se lo dé gratis a los otros, y si es que fuera cierto un pacto público o secreto con Alemania, para enviar desde nuestro país trabajadores cualificados, es que no tendríamos cabeza o es que habríamos tirado la toalla y estaríamos aceptando ser un país con personal para la limpieza, con camareros en abundancia y con nada más.

Conocí desde dentro la emigración de los años 60, especialmente la de Alemania, donde viví cinco años y lo que puedo decir de aquella emigración es que quitó el hambre a muchas familias, pero que la mayor parte de los emigrantes, al correr el tiempo, se volvieron a España ya con más años, que se habían ido pobres y volvieron pobres, aunque sin el hambre de su marcha, y con muchos casos de familias rotas por la lejanía, de varios años, entre los distintos miembros de esas familias. El remedio de la emigración no suplió, con creces, la enfermedad de antes de irse.

Y es que la emigración, para España, significó el alejar personas jóvenes, en edad de trabajar y producir, con lo que salió ganando el propio país más que los emigrantes, al beneficiarse de las remesas de divisas que llegaban todos los meses.

La emigración benefició a Alemania que se rehizo gracias a esta mano de obra, no excesivamente cara, una mano de obra joven que dejó su sudor y su rendimiento en tierras germanas al no haber tenido la oportunidad de hacer eso mismo aquí.

Y lo lamentable sería que ahora, ya bien entrado el siglo XXI volviéramos a la misma solución que se dio a mediados del siglo XX, pero con una particularidad más sangrante, aun, que enviáramos fuera, para que rindieran allí, a quienes hemos formado nosotros y a los que ahora no tenemos donde ocupar.

Y lo que más me molesta de todo esto es que ya se haya desmentido oficialmente. Digo esto porque la secretaria de Estado de Empleo ha negado a principios de semana que el Gobierno vaya a pactar un plan “excepcional” con Alemania para que trabajadores cualificados vayan a trabajar a aquel país.

Se niega la cuestión pero luego se hacen ciertas matizaciones, como la cuadratura del círculo, al añadir que esta posibilidad se enmarca dentro del programa europeo que ya existe: EURES.

Al final, la duda se agranda, “no pero sí”, no es cierto pero “podría ser”. Otra mentira más, desde las esferas oficiales, algo que no debiera sorprendernos, especialmente, si echamos la vista hacia atrás y comprobamos las “trolas” que nos han enviado en multitud de ocasiones ya. Habrá que esperar.
 

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