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OPINIÓN - DOMINGO, 13 DE FEBRERO DE 2011

 

OPINIÓN / EL OASIS

Corren malos vientos en la ciudad
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

De un tiempo a esta parte, es decir, desde que Mohamed Alí perdió el control de su partido, por haberse aliado con el líder del PSPC, en Ceuta corren malos vientos. Vientos que están haciendo posible que reine en la ciudad un malestar cada vez mayor. Que propician enfrentamientos y que pueden ser motivos de acciones que causen daños irreparables, cuando menos se espere.

La violencia genera violencia. Y con violencia no se debe permitir que nadie haga campaña electoral. Me refiero a la violencia verbal. Que no es moco de pavo. Pero uno teme que ésta en cualquier momento ceda el paso a otra clase de violencia, de la misma manera que hace años se pudo comprobar cómo las puertas de los comercios eran destrozadas, las lunas de los escaparates rotas, y las pintadas amenazantes contra los empresarios se sucedían cada dos por tres.

De aquella violencia, uno conserva todavía intactas las imágenes. De aquel modo cafre para tratar de solucionar los problemas, uno recuerda la cara de los instigadores. De aquellos tiempos, ayer como quien dice, es imposible que a nadie se le haya olvidado quién era el caudillo que iba al frente de aquellas revueltas en esta ciudad.

A mí no se me olvida, y creo haberlo escrito en otra ocasión, cómo disfrutaba el cabecilla contando a sus amigos, en los descansos de los partidos de fútbol-sala, jugados en pista de colegio adecuada al efecto, de qué manera sus hombres habían llenado de pintadas la fachada del edificio donde estaba la redacción del periódico añejo. Y, mucho menos, cómo hubo que llamar a los empleados de Trinitas para que limpiasen las paredes cubiertas de bochornosas mentiras. Insultos y agresiones morales que propiciaban asco hasta la náusea. Mientras el editor se llenaba de ira, aunque cometía el error de dar la callada por respuesta. Eso sí, pronto comprendí a qué se debía semejante resignación.

Por lo tanto, por qué no se ha de temer que otra vez vuelvan a suceder tales hechos para tratar de amedrentar a las personas que no les bailan el agua a los que han emprendido el camino de la violencia hablada como arma para hacerse notar en una ciudad donde mezclar religión y cultura con paro y pobreza, como ha denunciado UPyD, es muy peligroso.

Hasta el punto de que cualquier desgracia que ocurra, y ojalá no tengamos que lamentarla, será por obra y gracia de alguien que ha perdido el oremus. Y a quien convendría recordarle que su forma de hablar y escribir, acusando a las gentes de racistas, de xenófobas y de estar vendidas al poder, por el mero hecho de que votan a un partido que lleva ganando las elecciones, de manera absoluta, mucho tiempo, es una incitación continua a que se desaten las pasiones y se sucedan las broncas por doquier.

En ocasiones, me pregunto lo siguiente: ¿merece la pena que un individuo que ocupa varios cargos, que tiene a familiares colocados a dedo, claro está, y que cuenta con un pasado político desastroso, luche por una plaza de concejal al precio que sea? Mi respuesta es que no. Incluso me parece que está cometiendo desatinos que le van a dejar marcado de por vida. De poder ser, yo le diría a Juan Vivas que pactara con él un puesto seguro en las listas del PP. Y no tengo la menor duda de que Mohamed Alí iba a quedarse compuesto y… sin aliado.
 

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