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OPINIÓN - DOMINGO, 13 DE FEBRERO DE 2011

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

Tirar barro
 


Jesús Carretero
jesuscarretero@elpueblodeceuta.com

 

Para que así salpique a todo el que pase cerca. Es la forma de hacer política del demagogo Aróstegui, en época de no elecciones, pero cuando todos los grupos que pretender competir en unos comicios, van buscando sus estrategias para, cuando menos, dejarse ver.

Pero éste es tal la obsesión que tiene por manchar y salpicar a todo el que se le acerque, que el sindicalista-político, más aquello que esto, incluso echa un pulso a los propios trabajadores de un medio, de momento a los de uno, llamándoles mercenarios, cuando las informaciones y las opiniones de ese medio no le gustan.

El pasado jueves dio la nota de verdad, en una rueda de prensa, en algo así como presentar la coalición CABALLAS, y dio la nota, con la cara avinagrada y descompuesta, cuando una redactora de El Pueblo de Ceuta tuvo el tino de dar en la diana de sus incongruencias e insultos hacia todos aquellos, o una gran parte, que habían votado al PP.

Su cara avinagrada, lo repito, mostraba su talante, ante lo que se le presenta en unas elecciones, en las que volverá a estar, casi de espectador, en cuanto a resultados, porque ya me dirán hasta donde puede llegar Ceuta con un personaje como Aróstegui de concejal en el Ayuntamiento.

Ha elegido mal momento Aróstegui, para sacar a relucir su talante hacia un medio de comunicación, y ha dejado a su grupo, a quienes forman parte de Caballas, a los pies de toda la caballería, cuando se han dado cuenta de que de él no se va a poder fiar nadie, ni los propios aliados, si es que sigue por ese camino, el único que sabe seguir, con el insulto a los que no comulgan con sus ideas.

Uno que lleva aquí ya muchos años, media vida, prácticamente, sabe lo que pueden dar, en esta tierra, personajes como el sindicalista-político, Aróstegui, uno de esos iluminados cuyo único afán está en llegar a la Asamblea para, desde allí, con sus proclamas, romper lo que es la marcha normal de la ciudad.

Intencionadamente, he dicho en varias ocasiones sindicalista-político, lo de sindicalista porque desde CCOO, un sindicato de clase de reconocida valía, es capaz de con sus demagogias tener a muchas personas en movimiento, aunque de sobra sabía él que no iban a conseguir más que molestar, día tras día, a todos los comerciantes de la zona del centro.

Con todo, eso alguien podría considerarlo como una reivindicación de los trabajadores y apoyados por el sindicato, pero además de no haber logrado ahí nada, ahora se despacha con otros que están trabajando, sacando a la luz pública, entre otras cosas, su incompetencia y su “apoyo” hacia esos trabajadores es considerarlos como unos mercenarios. Un golpe bajo del sindicato de Aróstegui a quienes, estaban trabajando, no al dueño del medio, al empresario. Una inconsecuencia más de Aróstegui.

Y a nadie extraña cualquiera de esas inconsecuencias adoptadas por el sindicalista-político, lo suyo es hablar, mal, pero hablar, y si con sus manifestaciones salpica el barro a siete mejor que si es a uno solo, él logra así sus objetivos, los suyos, con el cuento de una fábula más, pero, afortunadamente, nadie se cree ya nada de lo que dice.

Porque, ahora, vaya chaparrón para Caballas, en el momento en el que pretenden, como los demás grupos, hacer valer lo “bueno” que tenga el grupo. Se ha vuelto a equivocar, volvió a errar, ha elegido mal momento para el insulto y quien más lo va a pagar será el grupo que confió en él, y eso que sabían como era.
 

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