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sucesos - MARTES, 15 DE FEBRERO DE 2011


frontera del tarajal. archivo.

informe
 

Rabat culpa a Ceuta y Melilla
de ser la causa del tráfico
de hachís y de la coca

Marruecos comunicó este informe al departamento de estado norteamericano y ahora, publicado por El País, a través de wikileaks, se conocen las excusas marroquíes
 

CEUTA
El Pueblo

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Los papeles del departamento de Estado norteamericano hechos público por ‘wikileaks’ deja al descubierto de que Marruecos acusa a Ceuta y Melilla del problema de la droga por ser dos puntos donde llega la mercancía para su distribución. No sólo el hachís, sino también ahora la cocaía y la heroína. Eso es al menos lo que Marruecos comunicó a Estados Unidos. Del mismo modo, los marroquíes dijeron que el mundo del narcotráfico y del islamismo yihadista era el mismo.

Ceuta y Melilla son puntos de destino del narcotráfico que circula por Marruecos en dirección a Europa, y además por esas ciudades se introduce heroína en ese país. Lo afirman dos telegramas de la embajada norteamericana en Rabat, fechados el 30 de octubre de 2009, que citan como fuentes a funcionarios del Gobierno marroquí. Así lo escribe ayer Joaquín Prieto en EL PAÍS.

El relato contenido en esos y otros cables se resume así: el tradicional tráfico de hachís producido en Marruecos se encuentra en declive, mientras aumenta el de cocaína. Carteles sudamericanos depositan cargamentos de esa droga en puntos de África occidental, lo cual tiene muy pocas consecuencias para las poblaciones de los países africanos, porque su precio es demasiado caro para ser consumida in situ. Por el contrario, genera altos beneficios cuando los traficantes consiguen llevarla a Europa. Ahí es donde los marroquíes sacan a la palestra a Ceuta y Melilla, además de Canarias. Las Embajadas norteamericanas en el Magreb los señalan como puntos en los que converge una parte del tráfico de drogas que pasa por el norte de África.

La visión marroquí es que la oferta de drogas duras se debe al “inadecuado control de las fronteras” al sur y al este de Marruecos, a causa de la debilidad de sus Estados vecinos. Esto crea “una vasta tierra de nadie en la que pueden florecer los tráficos ilícitos”, reconocen los funcionarios marroquíes citados en un telegrama secreto. Ellos describen rutas que “conectan Gao (Malí), Bechar (Argelia) y Ujda (Marruecos) con el destino final de los enclaves españoles de Ceuta y Melilla”. Otro camino, procedente de Níger, utiliza “el extenso sur desértico argelino” para alcanzar también Bechar, importante ciudad al suroeste de Argelia, no lejos de la frontera marroquí. Una tercera ruta “cruza Malí, Mauritania y el Sáhara occidental” hasta Canarias. En el área de Agadir tienen su base cerca de 1.500 barcos, con algunos capitanes que aceptan participar en tráficos ilegales.

La invasión de la cocaína es relativamente reciente. Hasta 2008, los cables norteamericanos enviados desde Marruecos señalaban a Ceuta y Melilla como puntos de salida para la producción de hachís marroquí, históricamente centrada entre las montañas del Rif y el Mediterráneo. Camiones y coches la llevan a las dos ciudades españolas porque estas disponen “de niveles de inspección más bajos que el resto de la Unión Europea”, se afirma en cables enviados a Washington y varias legaciones. Otra parte circula hacia Tánger para cruzar el estrecho de Gibraltar en transbordador.

Pero la insistencia en señalar a Ceuta y Melilla contrasta con la existencia comprobada de una flotilla de potentes lanchas en Nador, el puerto marroquí a 14 kilómetros de Melilla, usado durante años para sacar hachís destinado a las costas andaluzas. A medida que España desplegaba los radares y sensores del SIVE, el sur de la península Ibérica resultaba cada vez más difícil de penetrar y las lanchas de Nador ganaron en motores (hasta cinco por cada embarcación) para volar hacia puntos mucho más alejados: Alicante, Ibiza, el delta del Ebro e incluso Marsella, en Francia.

La embajada norteamericana en Rabat presta atención al Gobierno marroquí cuando este le dice que “las mismas rutas terrestres y marítimas descritas”, y los ingresos generados por el comercio de drogas o el contrabando de personas, “podrían ser usadas también para finalidades terroristas”. No obstante, reconoce que Rabat no proporciona “evidencias” de esas “hipótesis”.

En marzo de 2009, aprovechando un contacto de consejeros de la legación estadounidense en Madrid con el presidente de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, Javier Gómez-Bermúdez, le preguntaron qué posibilidades veía de atentados en Ceuta y Melilla. El juez admitió que eso podría ocurrir “cualquier día”, aunque lo consideraba improbable por la elevada concentración de fuerzas de seguridad. La explicación no convenció a los interlocutores del juez: les resultaba “difícil de creer” que los yihadistas no puedan atentar en esas ciudades españolas, mezclándose con el copioso tráfico fronterizo, si quisieran hacer bastante daño.
 

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