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OPINIÓN - JUEVES, 17 DE FEBRERO DE 2011

 

OPINIÓN / ESPAÑA CAÑÍ

¿Ceutíes-matajabalíes?
 


Nuria Van Den Berghe
nuriavandenberghe
@elpueblodeceuta.com
 

Lo que me faltaba!. Esta realidad me excede y por si no fuera suficiente con que, desde El Diario del Conejo, un tipo se dedique a llamarme “importada” y “mercenaria”, ayer me desayuné con la luctuosa y anti -ecológica noticia de que van a matar a parte de los jabalíes de Benzú.

¿Y por qué van a matar a los pobres bichos? ¿Es que han mordido o pateado a alguien? ¿No son parte del patrimonio ecológico local en cuanto a exponentes de nuestra fauna autóctona? ¿Suponen tal vez un gasto pecuniario para la ciudad porque hay que librar partidas dinerarias para tenerles bien alimentados, vacunados y en condiciones, como hacen los gibraltareños con sus feísimos monos?. Pues no, nada de eso. Además los jabalíes ceutíes no son ladrones, como los monos de Gibraltar, que han llegado a entrar en las casas de las zonas altas del peñón para saquear los frigoríficos y están a la que salta a ver si les pueden robar a los turistas los bolsos y las carteras. Que esta analista sepa, nunca, jamás, un jabalí de Benzú ha cometido un delito contra la propiedad, ni un simple hurto de la merienda de un paseante, al revés, son honrados cochinos que a nadie perjudican, están en su tierra y en sus montes, porque tienen derecho a ello, son honestos y nada amigos de lo ajeno y si se les quiere fotografiar se dejan y no piden propina, como esos monos mugrientos a los que hay que contentar con caramelos liados para que se estén quietos y no te tiren de los pelos.

De hecho, si empiezan a asesinar con alevosía a los jabalíes yo me tendré que plantear si estoy o no estoy cómoda en un lugar donde se extermina a las criaturas del buen Dios, es decir, que los jabalicidios van a conseguir lo que no ha conseguido el botarate del conejo que me acusa de “mercenaria” cuando la cuidadora de mi anciano esposo, que está malito, cobra más cantidad mensual, de la que yo percibo como rácana gratificación por mis servicios literarios y periodísticos. Bueno, en realidad todo aquel que trabaja por cuenta ajena está a sueldo y puede considerarse “mercenario” y todo el que viene de otro lugar “importado”. Y el eslogan de Ceuta, atendiendo a esta política de rechazo al “extraño” sería un cartel en la Estación Marítima en plan “Eres “forastero” y aquí no te quiero. Que dice Chaves que aquí tu no cabes” ¡Como para atraer al turismo!.

Y menos aún si se corre la voz de que se mata a la fauna autóctona, a criaturitas de Dios que, si sobran, se pueden exportar a otras regiones de España para repoblar. Lo contrario hiere la sensibilidad ecológica que niega el derecho a matar a cualquier ser vivo. Se puede matar a un animal si es peligroso y te quiere comer. O para comer, aunque el animal no esté muy de acuerdo. Eso dicen y señalan nuestras creencias y reitera San Francisco de Asís y requereiteran mis hermanísimas del alma Eva de Hoces, de estirpe guerrera medieval y María Rosa Jimeno de Roca, de bravío ADN murciano, ambas ecologistas y aunadas en la oferta de que me vaya a trabajar a Marbella limpiando portales en plan “mercenaria” que ganaré más que en una tierra que no es capaz de promocionar “lo suyo” y rentabilizarlo en condiciones.

¿Qué hay muchos jabalíes? Mejor. Se hace una “Ruta del jabalí” y se toma prestados a los lindos jabatos, para llevarlos a la granja-escuela para que los niños jueguen con ellos, porque son como perritos y sirven de mascotas, exactamente igual que los ultrachic cerditos vietnamitas que tan de moda están y que el personal pasea por los paseos marítimos de la Costa del Sol con las camisetitas de la selección española y su correa. Es más, como el Peñón tiene publicitados a sus feísimos monos ladrones, en pegatinas, ceniceros, jarritas y postales, en Ceuta podrían potenciar el turistéo rentabilizando a los encantadores jabatos y a sus mamás. ¿O acaso han olvidado que uno de los héroes más señeros de nuestras lecturas infantiles era, precisamente “El Jabato”?.

Pues sí. Igualito que el toro de Osborne que ya han colocado nuestros hermanos melillenses para fardar y que les aplaudan dos : España y la UE , soplándonos la idea, como nos soplarán la virgulilla sobre la e del nombre de la ciudad en plan e de España con eñe. Eso, igualito que el toro, el jabalí es emblema hispano, pertenece a nuestra memoria genética, comparte nuestro carácter “echáo p´alante” y ancestralmente es más celtíbero que la tatarabuela que nos parió.

No me conformo. Hay que dirigirse de inmediato a la Fiscalía de Medioambiente , ya ven, en la Península denuncian ante la Fiscalía hasta la tala de un árbol y aquí el Fiscal no planta los huevos y dice que no, que no se mata a ningún cochino, que vengan los del Seprona con las jaulas y se los lleven para Cazorla o para Almería, que como mucho, si algún lugareño anda esmayáo y se quiere comer a un jabalí ya se vería, pero por la cara no, que los Verdes y los Ecologistas son muy folloneros y capaces son de llamar al Greenpeace y amotinar a los bichos para que maquinen una sentada ante el Ayuntamiento y llamen a la prensa.

En la Península la cosa va de otra manera. Mi hijo encontró en la terraza a un mirlo con un ala rota, llamó a la patrulla de Medioambiente y acudieron veloces, rescataron al pájaro y al niño le dieron un pequeño diploma de “Amigo de los animales”. Aquí no, aquí hace un par de días mataron a un jabalí medanito, de cuarenta kilos y encima van y lo cuentan, como si tuviera mucho mérito matar a un ser vivo. La sensibilidad ecológica imperante entre la gente civilizada conlleva un rechazo visceral a matar animales si no es para comer, o porque es una fiera que te quiere merendar. O un mono que te tira de los pelos y forcejea para arrebatarte la cámara de fotos, bueno, en ese caso ni así, porque llega la policía gibraltareña y te mete en la cárcel que se llama “el castillo” por meterle una colleja al mono-patrimonio ecológico.

No quiero que maten a los jabatillos, ni a sus madres, ni a las palomas que picotean y se dan baños en la fuente de la Plaza de España, ni a las gaviotas que se zambullen en las nubes del levante, ni a los gorriones que demuestran que la ciudad no está contaminada, porque huyen de los lugares contaminados, no quiero que maten ni a los conejos, por muy resabiados que estén. Y si aquí se está en ese plan yo me largo a fregar a Marbella.
 

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