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OPINIÓN - MARTES, 22 DE FEBRERO DE 2011

 
OPINIÓN

Los políticos y los pitiklines de Villaconejo

Por Nuria de Madariaga


Desde que la Transición fue Transición la relación entre políticos y medios de comunicación ha sido una especie de fluctuación amor-odio con periodos de “entente cordiale” o de declarado enfrentamiento. Y los enfrentamientos entre políticos y medios de comunicación suelen ser auténticamente feroces.

Siempre recuerdo el derrumbe del felipismo precedido de una traca de cohetes propiciada por Pedro J. y El Mundo, cuando el escándalo del GAL. Han sido muchos años contemplando las maniobras y tejemanejes político-periodísticos, cada cual arrimando el ascua a su sardina. Me refiero a nivel nacional, con el todopoderoso Polanco y su grupo por un lado y Pedrojota, Recoletos y sus mariachis por otro. Eran gigantes de la información aliados con grupos políticos, como siempre ha sido y será, aliados o arrejuntados, utilizándose mutuamente. Se comentaba en medio tono de broma que, los socialistas, en su época, se desayunaban con la opinión dictada por un tipo llamado Prados en El País. Ese Prados era bastante sabio, dictaba directrices, diseñaba estrategias, asesoraba de manera indirecta y le hacían caso. Por nuestra parte Pedrojota destapó el GAL, luego tuvo en portada al orondo Jesús Gil durante un largo periodo de tiempo, erigiéndose en justiciero para ofrecerle a Aznar la cabeza del gordo que ganaba todas las elecciones . Ahora están con el Faisán que, curiosamente y en fechas, coincide con el movidón de la Operación Malaya y como estábamos tan entretenidos juzgando a los malos malayos en los programas del corazón, se “nos pasó” el chivatazo policial a ETA que hoy, por fin, se está juzgando. Y se está juzgando porque “interesa” y porque el montaje de la Malaya es tan evidente que aburre hasta a los borregos y ya no es noticia. Aunque sí es noticia el juicio de la Pantoja y juzgarla paralelamente en “Sálvame de Luxe”, a ver si con eso se calma el Faisán y el público se entretiene con los gimotéos de la tonadillera y los pantalones de cuello vuelto de Julián Muñoz.

Gazpachuelo de intereses, gigantes de la información enfrentados, el Gobierno trajinando por una parte y el futurible e inminente nuevo Gobierno de España por otra, cada cual con sus palmeros y sus mariachis.

Lo que no es de recibo es que se trate de calcar en Villaconejo la política de “pitiklines”, levantando el auricular desde su despacho de la redacción y tratando de condicionar con mayor o menor sutileza, la voluntad de los representantes del pueblo. Si eso lo hace Pedrojota el electo se podría echar a temblar y correr a Génova a chivarse; si es del grupo de Polanco idem y correndija a Ferraz. Pero la coneja tiene más bien pocas influencias como para manipular con velados amedrantamientos. Y la jugada de usar los “pitiklines” en plan casi coactivo y tratar de conseguir “seguidismos” por parte de los políticos, puede acabar mal para el del “pitiklín”. Y si el político se deja influenciar y achantar por temor a ser pregonado o vilipendiado en un futuro, es que, ese político, es un necio y un mamarracho carente de redaños para poner a cada cual en su lugar.

Hasta para ser condicionado hay que tener cierta clase. Que condicione y acojone, supuestamente, un gigante de la información tiene una cierta lógica, es normal recelar del muy poderoso y además con eso contendientes se presume una “categoría”. Pero ser condicionado o coaccionado por quienes no hablan, sino echan bellotas, debe ser muy humillante para el político “pitikleneado” o bien, el nivel del político es tan bajuno como el de que echa las bellotas y entonces, es normal.

Políticos y periodistas. El poder de unos y otros existe. Pero no es lo mismo que se ponga al aparato mi amigo del alma, el melillense Antonio Rubio, super crack subdirector de El Mundo que sabe latín, que se ponga una coneja que tiene menos poder y maneja menos influencias que las muñecas Chochonas que se rifan en las ferias de pueblo. El que te “pitiklinee” alguien importante da prestigio, el que te intente condicionar la coneja es una auténtica humillación y el que cae en la tentación de dejarse condicionar, en el fondo y en la forma, puede que no sea más que otro Chochón . Y eso no es serio, eso es un cutrerío y da una imagen fatal.
 

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