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					Pleno intenso ayer en la Asamblea con cuestiones importantes 
					para la Ciudad y los ceutíes como fueron los debates sobre 
					la publicación de los datos de ejecución presupuestaria y el 
					plus de residencia para los trabajadores asalariados. En 
					este último asunto, el consejero de Hacienda, Francisco 
					Márquez, y el portavoz de UDCE elevaron el tono en las 
					réplicas y contraréplicas. Tanto que un tercero al que nadie 
					esperaba tuvo su minuto de gloria. El nombre de Juan Luis 
					Aróstegui -ausente de la Asamblea desde hace doce años- 
					resonó en la sala. Márquez acusó a Alí de haber entrado en 
					“una alocada carrera” que le ha convertido en “telonero” del 
					polémico líder del PSPC. La respuesta del parlamentario 
					opositor fue advertirle al primero que podía hablarle “de su 
					pasado en el GIL”.  
					 
					El GIL, que entró en Ceuta como un elefante en una 
					cacharrería y barrió a Aróstegui con su mayoría expulsándolo 
					de la Asamblea, se convirtió en munición en la guerra 
					dialéctica. El reciente socio de Alí ha pasado en veinte 
					años de gobernar con el PSOE y el CDS, a la oposición y de 
					ahí a sus ruedas de prensa y columnas de opinión. Su nombre 
					volvió ayer a la asamblea, ‘hermanado’ al del partido que 
					fundó Jesús Gil. Dios los crea y ellos se juntan. 
					 
					La mañana dio de si en puyas e ironías, ya que Márquez, 
					siempre tiene a mano la acusación de hacer demagogia cuando 
					debate con Alí. Este se creció y se la devolvió al consejero 
					que alertaba del peligro de extender por ley el plus de 
					residencia en el sector privado, al preguntarle “¿van a ir 
					trabajadores a la calle por pedir un plus de residencia 
					cuando todas las empresas tengan el 50% de bonificación”?. 
					Mohamed Alí acabó trazando una curiosa caricatura de un PP 
					obstinado en no aceptar su propuesta. “Hagan una campaña que 
					saquen 25 diputados y nosotros nos vamos a Florida, como la 
					oposición cubana”. 
					 
					En el tiempo de descanso, en los pasillos, algunos lesacaban 
					punta al choque PP-UDCE con el GIL y Aróstegui como armas 
					arrojadizas. El diputado popular Javier Díez Nieto, entre 
					risas, preguntaba a su compañero de bancada y consejero de 
					Turismo, Guillermo Martínez, “quien es peor, ¿Alí o 
					Aróstegui?”. Una tercera persona apuntaba que “los niños se 
					van a asustar”, en referencia a un grupo de alumnos del 
					instituto ‘Puertas del Campo’, que estuvo en la sala. 
					 
					Y como en cada pleno, rifirafe Ramírez-PP. Esta vez, a 
					cuenta de la interculturalidad. La socialista vio como le 
					devolvían sin aprobar dos de los cuatro puntos de su moción 
					proponiendo cambios en la Fundación Convivencia y la 
					eliminación del premio internacional. Mabel Deu, consejera 
					de Cultura, aceptó la practica de la interculturalidad en 
					las políticas públicas y emplear la fundación como 
					herramienta para eso, pero no el resto. Ramírez saltó 
					indignada cuando Deu dijo que no la vio por ninguna parte el 
					Día de la Lengua Materna. “Ha bajado el debate a un nivel 
					pobre”, clamó.  
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